Carmen López escribió:A veces, cuando llega la luz
uno no puede acostumbrarse,
no obedece la pupila a voluntad,
no sabemos salir de la tiniebla,
la luz que nos alumbra también nos ciega,
y seguimos tan a oscuras como siempre.
A veces, cuando llega la luz
se nos murió el instinto,
y el alma sigue respondiendo al tacto
para creer, vemos sólo entre las sombras
otras sombras que nos hablan,
y aunque la luz llega a la retina
la midriasis no ocurre de inmediato,
sabes a fe ciega que necesita de su tiempo.
Dicen que con la edad, va empeorando,
y todos los músculos de nuestro cuerpo
se van tornando aún más lentos.
A veces, cuando llega la luz,
ya es demasiado tarde,
también el corazón –ese maltrecho músculo-
sigue latiendo entre abisales sombras.
Maravillosa capacidad la de tu lírica, Carmen, para retratar de forma tan certera la abstracción de las emociones, de los estados del alma cuando es sacudida por los hitos del amor y el desamor.
Poema sublime de extraordinaria belleza y profunda reflexión.
Un fuerte abrazo mi querida amiga.