La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
“No sé qué es la muerte, pero no puede ser más terrible que esta vida.” Henri René Lenormand
¿Dónde dices que estaba esa flor?
Nos empeñamos en destripar los calendarios,
en acompañar el destierro de las salivas
incapaces de vocalizar palabras.
Todo, aparentemente desaparece en la nada;
pero, ¿quién es capaz de valorar ese todo?
¿quién, entiende el valor de la nada?
Las estrellas se dilapidan noche a noche;
algunas, estrellan su luz, para proteger
el furor de los cometas,
pero siguen brillando entre constelaciones durmientes de luceros.
Palabras mágicas que no se escuchan,
tal vez, porque la magia no invade la vida
o porque la vida tan solo es un tránsito hacia la muerte,
y ésta, la puerta cerrada en espera de que un día encuentren su llave.
¿Muerte? ¿qué es la muerte?
Acaso el deseo desordenado de un paseo,
la flor que marchita tras explotar su belleza,
un posible verso sin final
o una sensación de soledad en pos de un camino solitario.
Es la ausencia del alma,
o las cenizas de un corazón ardiente,
ese grito latente de felicidad, rabia, tortura,
es, quizás, la parte más hermosa de la vida
auspiciada por un descanso eterno.
Si muero, por enfermedad, ¿cómo será mi mortalidad?
la liberación de un sufrir enigmático,
el dolor infinito de las vértebras desconsoladas,
una incógnita prendida en vida,
una x sin resolver para un frac de partida.
¿La vida?
Sabiendo que llueve, navegando por el aire,
reactivando la visión, e insistiendo en vivir,
más allá de sufrir y de la paz de quién pace.
Si nace la flor, muere;
si nieva en invierno y los almendros se cubren de belleza,
deshiela y las ramas pudren su tallo;
si es invierno, es triste, emana tristeza;
si es primavera, florece para fenecer antes del otoño;
si en el verano nos acaricia el sol,
la nostalgia invade el otoño
y un poema llora entre hoja y hoja.
A veces, soy aquel que no soy,
el que no encuentra la levedad de su ser,
el que marchita sus huesos, como cadáver principiante de vida,
osario decapitado sin muerte.
No puedo padecer más en este tranvía sin estación,
esta ilógica sensación de vacío
en el recóndito destello de una fecha enmarcada en el silencio.
No le temo a la muerte,
porque ¿qué más puede hacerme padecer?
¿Cuándo sabré que ha llegado?
No existe cadena más dolorosa que la arrastrada por la vida.
¿Qué es la muerte?
Tal vez, si alguien en el cráneo me diera un beso,
tal vez, mereciera la pena estar muerto.
Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Un poema movido por el surrealismo cauto de tus introspecciones redivivas. Creas un ambiente intimo y personal
que deriva de la vida hacia la muerte y de esta hacia la vida con los pensamientos dispuestos a dejarse convencer.
Guillermo Cuesta escribió:Un poema movido por el surrealismo cauto de tus introspecciones redivivas. Creas un ambiente intimo y personal
que deriva de la vida hacia la muerte y de esta hacia la vida con los pensamientos dispuestos a dejarse convencer.
un abrazo.
Gracias por tu visita y comentario.
Creo que es uno de mis mejores poemas. Al menos le tengo un cariño especial y es uno de los que más he sentido al escribirlo.
Gracias de nuevo.
Un fuerte abrazo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Hermoso poema, amigo Alejandro, donde la vocación metafísica es la causa que vertebra un desarrollo sencillo y de fácil aprehensión para el lector. El tema ha sido tan tratado y de formas tan dispares que, en las nuevas aportaciones, es muy difícil encontrarle importancia rítmico-literaria en términos de creatividad. En tu poema, a mi juicio, en los 4 últimos versos se halla el máximo esplendor de la obra.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Abrazos.
“No sé qué es la muerte, pero no puede ser más terrible que esta vida.” Henri René Lenormand
¿Dónde dices que estaba esa flor?
Nos empeñamos en destripar los calendarios,
en acompañar el destierro de las salivas
incapaces de vocalizar palabras.
Todo, aparentemente desaparece en la nada;
pero, ¿quién es capaz de valorar ese todo?
¿quién, entiende el valor de la nada?
Las estrellas se dilapidan noche a noche;
algunas, estrellan su luz, para proteger
el furor de los cometas,
pero siguen brillando entre constelaciones durmientes de luceros.
Palabras mágicas que no se escuchan,
tal vez, porque la magia no invade la vida
o porque la vida tan solo es un tránsito hacia la muerte,
y ésta, la puerta cerrada en espera de que un día encuentren su llave.
¿Muerte? ¿qué es la muerte?
Acaso el deseo desordenado de un paseo,
la flor que marchita tras explotar su belleza,
un posible verso sin final
o una sensación de soledad en pos de un camino solitario.
Es la ausencia del alma,
o las cenizas de un corazón ardiente,
ese grito latente de felicidad, rabia, tortura,
es, quizás, la parte más hermosa de la vida
auspiciada por un descanso eterno.
Si muero, por enfermedad, ¿cómo será mi mortalidad?
la liberación de un sufrir enigmático,
el dolor infinito de las vértebras desconsoladas,
una incógnita prendida en vida,
una x sin resolver para un frac de partida.
¿La vida?
Sabiendo que llueve, navegando por el aire,
reactivando la visión, e insistiendo en vivir,
más allá de sufrir y de la paz de quién pace.
Si nace la flor, muere;
si nieva en invierno y los almendros se cubren de belleza,
deshiela y las ramas pudren su tallo;
si es invierno, es triste, emana tristeza;
si es primavera, florece para fenecer antes del otoño;
si en el verano nos acaricia el sol,
la nostalgia invade el otoño
y un poema llora entre hoja y hoja.
A veces, soy aquel que no soy,
el que no encuentra la levedad de su ser,
el que marchita sus huesos, como cadáver principiante de vida,
osario decapitado sin muerte.
No puedo padecer más en este tranvía sin estación,
esta ilógica sensación de vacío
en el recóndito destello de una fecha enmarcada en el silencio.
No le temo a la muerte,
porque ¿qué más puede hacerme padecer?
¿Cuándo sabré que ha llegado?
No existe cadena más dolorosa que la arrastrada por la vida.
¿Qué es la muerte?
Tal vez, si alguien en el cráneo me diera un beso,
tal vez, mereciera la pena estar muerto.
Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte.
"Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte"
Un buen poema de tono existencial, que nos encamina hacia esa especie de libación final que es la muerte. Me ha gustado.
Un abrazo.
"¿Dices
que te tortura el no poder escribir
o que
no puedes escribir porque estás torturado?
¿Dices
que estos tiempos te han convertido en un escéptico
o que
estos tiempos confirman tu escepticismo?
“No sé qué es la muerte, pero no puede ser más terrible que esta vida.” Henri René Lenormand
¿Dónde dices que estaba esa flor?
Nos empeñamos en destripar los calendarios,
en acompañar el destierro de las salivas
incapaces de vocalizar palabras.
Todo, aparentemente desaparece en la nada;
pero, ¿quién es capaz de valorar ese todo?
¿quién, entiende el valor de la nada?
Las estrellas se dilapidan noche a noche;
algunas, estrellan su luz, para proteger
el furor de los cometas,
pero siguen brillando entre constelaciones durmientes de luceros.
Palabras mágicas que no se escuchan,
tal vez, porque la magia no invade la vida
o porque la vida tan solo es un tránsito hacia la muerte,
y ésta, la puerta cerrada en espera de que un día encuentren su llave.
¿Muerte? ¿qué es la muerte?
Acaso el deseo desordenado de un paseo,
la flor que marchita tras explotar su belleza,
un posible verso sin final
o una sensación de soledad en pos de un camino solitario.
Es la ausencia del alma,
o las cenizas de un corazón ardiente,
ese grito latente de felicidad, rabia, tortura,
es, quizás, la parte más hermosa de la vida
auspiciada por un descanso eterno.
Si muero, por enfermedad, ¿cómo será mi mortalidad?
la liberación de un sufrir enigmático,
el dolor infinito de las vértebras desconsoladas,
una incógnita prendida en vida,
una x sin resolver para un frac de partida.
¿La vida?
Sabiendo que llueve, navegando por el aire,
reactivando la visión, e insistiendo en vivir,
más allá de sufrir y de la paz de quién pace.
Si nace la flor, muere;
si nieva en invierno y los almendros se cubren de belleza,
deshiela y las ramas pudren su tallo;
si es invierno, es triste, emana tristeza;
si es primavera, florece para fenecer antes del otoño;
si en el verano nos acaricia el sol,
la nostalgia invade el otoño
y un poema llora entre hoja y hoja.
A veces, soy aquel que no soy,
el que no encuentra la levedad de su ser,
el que marchita sus huesos, como cadáver principiante de vida,
osario decapitado sin muerte.
No puedo padecer más en este tranvía sin estación,
esta ilógica sensación de vacío
en el recóndito destello de una fecha enmarcada en el silencio.
No le temo a la muerte,
porque ¿qué más puede hacerme padecer?
¿Cuándo sabré que ha llegado?
No existe cadena más dolorosa que la arrastrada por la vida.
¿Qué es la muerte?
Tal vez, si alguien en el cráneo me diera un beso,
tal vez, mereciera la pena estar muerto.
Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte.
Cuando meditamos sobre nuestra propia mortalidad nos embarga un camino diferente...me conmueve este soliloquio interno, pasional. Un abrazo Alejandro. ERA
Rafel Calle escribió:Hermoso poema, amigo Alejandro, donde la vocación metafísica es la causa que vertebra un desarrollo sencillo y de fácil aprehensión para el lector. El tema ha sido tan tratado y de formas tan dispares que, en las nuevas aportaciones, es muy difícil encontrarle importancia rítmico-literaria en términos de creatividad. En tu poema, a mi juicio, en los 4 últimos versos se halla el máximo esplendor de la obra.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Abrazos.
Gracias por la inteligente exposición, tu comentario y tu presencia.
Un abrazo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
“No sé qué es la muerte, pero no puede ser más terrible que esta vida.” Henri René Lenormand
¿Dónde dices que estaba esa flor?
Nos empeñamos en destripar los calendarios,
en acompañar el destierro de las salivas
incapaces de vocalizar palabras.
Todo, aparentemente desaparece en la nada;
pero, ¿quién es capaz de valorar ese todo?
¿quién, entiende el valor de la nada?
Las estrellas se dilapidan noche a noche;
algunas, estrellan su luz, para proteger
el furor de los cometas,
pero siguen brillando entre constelaciones durmientes de luceros.
Palabras mágicas que no se escuchan,
tal vez, porque la magia no invade la vida
o porque la vida tan solo es un tránsito hacia la muerte,
y ésta, la puerta cerrada en espera de que un día encuentren su llave.
¿Muerte? ¿qué es la muerte?
Acaso el deseo desordenado de un paseo,
la flor que marchita tras explotar su belleza,
un posible verso sin final
o una sensación de soledad en pos de un camino solitario.
Es la ausencia del alma,
o las cenizas de un corazón ardiente,
ese grito latente de felicidad, rabia, tortura,
es, quizás, la parte más hermosa de la vida
auspiciada por un descanso eterno.
Si muero, por enfermedad, ¿cómo será mi mortalidad?
la liberación de un sufrir enigmático,
el dolor infinito de las vértebras desconsoladas,
una incógnita prendida en vida,
una x sin resolver para un frac de partida.
¿La vida?
Sabiendo que llueve, navegando por el aire,
reactivando la visión, e insistiendo en vivir,
más allá de sufrir y de la paz de quién pace.
Si nace la flor, muere;
si nieva en invierno y los almendros se cubren de belleza,
deshiela y las ramas pudren su tallo;
si es invierno, es triste, emana tristeza;
si es primavera, florece para fenecer antes del otoño;
si en el verano nos acaricia el sol,
la nostalgia invade el otoño
y un poema llora entre hoja y hoja.
A veces, soy aquel que no soy,
el que no encuentra la levedad de su ser,
el que marchita sus huesos, como cadáver principiante de vida,
osario decapitado sin muerte.
No puedo padecer más en este tranvía sin estación,
esta ilógica sensación de vacío
en el recóndito destello de una fecha enmarcada en el silencio.
No le temo a la muerte,
porque ¿qué más puede hacerme padecer?
¿Cuándo sabré que ha llegado?
No existe cadena más dolorosa que la arrastrada por la vida.
¿Qué es la muerte?
Tal vez, si alguien en el cráneo me diera un beso,
tal vez, mereciera la pena estar muerto.
Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte.
"Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte"
Un buen poema de tono existencial, que nos encamina hacia esa especie de libación final que es la muerte. Me ha gustado.
Un abrazo.
Agradezco tu visita y comentario.
Gracias.
Un abrazo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
“No sé qué es la muerte, pero no puede ser más terrible que esta vida.” Henri René Lenormand
¿Dónde dices que estaba esa flor?
Nos empeñamos en destripar los calendarios,
en acompañar el destierro de las salivas
incapaces de vocalizar palabras.
Todo, aparentemente desaparece en la nada;
pero, ¿quién es capaz de valorar ese todo?
¿quién, entiende el valor de la nada?
Las estrellas se dilapidan noche a noche;
algunas, estrellan su luz, para proteger
el furor de los cometas,
pero siguen brillando entre constelaciones durmientes de luceros.
Palabras mágicas que no se escuchan,
tal vez, porque la magia no invade la vida
o porque la vida tan solo es un tránsito hacia la muerte,
y ésta, la puerta cerrada en espera de que un día encuentren su llave.
¿Muerte? ¿qué es la muerte?
Acaso el deseo desordenado de un paseo,
la flor que marchita tras explotar su belleza,
un posible verso sin final
o una sensación de soledad en pos de un camino solitario.
Es la ausencia del alma,
o las cenizas de un corazón ardiente,
ese grito latente de felicidad, rabia, tortura,
es, quizás, la parte más hermosa de la vida
auspiciada por un descanso eterno.
Si muero, por enfermedad, ¿cómo será mi mortalidad?
la liberación de un sufrir enigmático,
el dolor infinito de las vértebras desconsoladas,
una incógnita prendida en vida,
una x sin resolver para un frac de partida.
¿La vida?
Sabiendo que llueve, navegando por el aire,
reactivando la visión, e insistiendo en vivir,
más allá de sufrir y de la paz de quién pace.
Si nace la flor, muere;
si nieva en invierno y los almendros se cubren de belleza,
deshiela y las ramas pudren su tallo;
si es invierno, es triste, emana tristeza;
si es primavera, florece para fenecer antes del otoño;
si en el verano nos acaricia el sol,
la nostalgia invade el otoño
y un poema llora entre hoja y hoja.
A veces, soy aquel que no soy,
el que no encuentra la levedad de su ser,
el que marchita sus huesos, como cadáver principiante de vida,
osario decapitado sin muerte.
No puedo padecer más en este tranvía sin estación,
esta ilógica sensación de vacío
en el recóndito destello de una fecha enmarcada en el silencio.
No le temo a la muerte,
porque ¿qué más puede hacerme padecer?
¿Cuándo sabré que ha llegado?
No existe cadena más dolorosa que la arrastrada por la vida.
¿Qué es la muerte?
Tal vez, si alguien en el cráneo me diera un beso,
tal vez, mereciera la pena estar muerto.
Al fin y al cabo,
la vida no es más que la pubertad de la muerte.
Cuando meditamos sobre nuestra propia mortalidad nos embarga un camino diferente...me conmueve este soliloquio interno, pasional. Un abrazo Alejandro. ERA
Gracias.
Te agradezco tu presencia en mis letras.
Un beso.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Diré lo mismo que hace más de cuatro años:
Hermoso poema, amigo Alejandro, donde la vocación metafísica es la causa que vertebra un desarrollo sencillo y de fácil aprehensión para el lector. El tema ha sido tan tratado y de formas tan dispares que, en las nuevas aportaciones, es muy difícil encontrarle importancia rítmico-literaria en términos de creatividad. En tu poema, a mi juicio, en los 4 últimos versos se halla el máximo esplendor de la obra.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Abrazos.