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Un excelente poema existencial, pero también hay un antítesis entre lo humano y lo filosófico que personalmente me asombra, por un lado las piedras y por otro el río, separados y cada uno con su condena. Dicho esto, solo me queda aplaudir, y seguir meditado sobre las verdades y sobre el tiempo. Recibe mis abrazos sinceros, amigo.
Ya todo te lo han dicho los compañeros y estoy de acuerdo con ellos. Sólo me queda decirte que lo he disfrutado y que sigo aprendiendo con cada uno de tus poemas, amigo Óscar.
Un gran abrazo con mi felicitación.
Carmen Pla escribió:Un filosófico poema que motiva a la razón y acerca la palabra.
Me ha gustado mucho, Óscar.
Abrazo.
Sí, amiga, tiene que ver con la historia de la filosofía, con el mito del demonio que inventó el mismo Sócrates para explicar a nivel pueblo algunas iluminaciones que tuvo. Traté de imaginarme en ese demonio, y lo humanicé un poco.
Gracias de corazón.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.
Guillermo Cuesta escribió:Filosófico entramado que ejerce de Melito aunque su independiente pensar hace de Socrates el sabio introspectivo
cuando del "gnosce te ipsum" es capaz de auto envenenarlo para frenar el efecto de la cicuta que temía.
Tus octavas en linea están con esa idea de que la calle es la escuela donde se enseña y se aprende además a defenderse
de los ataques del fuero interno y del externo bajo el reducto espectral de dioses y letrados.
un abrazo
Te agradezco que te hayas prodigado. Me gusta leer tu comentario. Tiene tu estilo.
Un gran abrazo, amigo.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.
“Sócrates es culpable, porque corrompe a los jóvenes, porque no cree en los dioses del Estado,
y porque en lugar de éstos pone divinidades nuevas bajo el nombre de demonios”. Melito.
Es de las penas mi penar más fuerte,
porque la suya, que también aterra,
se aliviará muy pronto con la muerte,
y yo persistiré sobre la tierra
huyendo abandonado de mi suerte:
vivir sin amo, como triste perra,
penando en inhumanos vertederos
por los perennes siglos venideros.
Descansa de tu ojo de vidrio, ¡viejo
macho cabrío!, mi lealtad ferviente
descubrió las intrigas, el festejo
por tu condena dura e inminente.
Buscan vengar aquel impío espejo:
la ostentación de tu lasciva mente,
porque Atenas no admite el arte romo
de acorralar al cándido palomo.
Ni Júpiter Tronante logrará
torcer el cauce ruin de tu destino;
tampoco la mandrágora podrá
aliviar el albur; ni el mejor vino.
Y tu despojo, cruel el tedio hará
si evades de los dioses el camino,
porque aún en Egipto y más en Roma,
se confunde con crimen cualquier broma.
Tampoco retractarte serviría,
pues la gente sencilla se impacienta
con los hombres que sufren brujería:
cualquier enfermedad larga y cruenta
y, más aún, si en la melancolía
es arrojada la orgullosa afrenta.
Mira el pueblo como a la bestia inerte:
sin compasión alguna por la muerte.
Aquí estoy, de los nimbos despojado,
bastarda por milenios mi existencia,
para esperar al otro iluminado
quien al mundo dará su gran sapiencia,
y me tenga, tal vez, calificado,
como tutor oculto de su ciencia.
Porque me debe Sócrates su nombre,
su gran filosofía y su renombre.
Oscar, cuanta inspiración en esta magnifica obra! Coincido con los compañeros que la forma de octavas reales queda perfecta al tema. Un placer y aprendizaje venir a leerte, poeta. ERA
Gracias, ERA, eres muy amable. Sí, se trata de un trabajo un tanto complicado, pero asumí el desafío y lo llevé a delante. Siempre me fascinó este demonio/dios que Sócrates había jurado incidía en los actos de su vida y en su filosofía. Esa voz que nunca le decía lo que debía hacer, pero sí le marcaba los posibles errores que podría cometer.
Un gusto tenerte, amiga.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.
Josefa A. Sánchez escribió:El peligro de pensar y pensar distinto. Un poema magníficamente construido. La forma clásica se adapta perfectamente al tema. Me ha gustado leerte.
Un abrazo.
Pepa
Agradecido por tu visita, amiga. Celebro que te haya gustado el poema.
Un abrazo.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.