Giving me away

[curra anguiano]

La niña se asusta en el alma y desconcertada recorre la ramas
preguntando, quién pinto de negro las bondades o los sentimientos,
quién arañó la pátina errante de las entregas libres,
quién fabricó corazones que solo se asisten en la mirada de sí mismos.
Se asusta mucho la niña, que solo florece en lo que regala,
y despacio y sutil se desgasta en una lágrima
o en la mirada que no alcanza y aturdida se amarra a las rocas
para soñar entre sus ojos cerrados, el pasado de sus mañanas.

En las colecciones ateas, de soplos a las pisadas de las sombras oscuras
que sin caras son carteas de sus miserias,
es esa extraña tristeza donde se rescata el sentir de los verdes honestos
y anida indiscreta la esperanza, que plácida sonríe
en la religión de los sagrados desintereses
que anuncian palomas, vida y un susurro de consuelos,
de leves ternuras, de noblezas que se visten de gloria,
de cuerpos que generosos se renuncian
y destronan sus malvados,
para fabricar la esencia de los sueños de misericordia
que plantados con sus flores blancas,
se practican atendiendo cada suspiro de una suplica,
cada deseo,
y entre cristales, posa las maravillas de un color que perdura
de mil amores, de los besos que abrazan,
del juego, de las felicidades sentidas
que sin nombre solo aman.

[Administración Alaire]

Sala de la Sala de Espera.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Precioso y de un cierto arrebato místico.

Todo un placer de lectura, amiga curra.

Bicos.

[Ana Muela Sopeña]

Fabuloso poema, Curra.

Misticismo, amor, ensoñación y ternura en estos versos de delicada factura.

Me ha gustado mucho
Enhorabuena
Abrazos
Ana

[Guillermo Cumar.]

Curra, tu poema impone y predispone para que del análisis del mismo resurja ese sentir poético
con la idiosincrasia pensativa y realista porque la palabra se apropia de sí misma y de tus versos
elegantes y contemplativos que consiguen regresar a un síndrome de amor.

un abrazo

[Mitsy Grey]

La niña se asusta en el alma y desconcertada recorre la ramas
preguntando, quién pinto de negro las bondades o los sentimientos,
quién arañó la pátina errante de las entregas libres,
quién fabricó corazones que solo se asisten en la mirada de sí mismos.
Se asusta mucho la niña, que solo florece en lo que regala,
y despacio y sutil se desgasta en una lágrima
o en la mirada que no alcanza y aturdida se amarra a las rocas
para soñar entre sus ojos cerrados, el pasado de sus mañanas.

En las colecciones ateas, de soplos a las pisadas de las sombras oscuras
que sin caras son carteas de sus miserias,
es esa extraña tristeza donde se rescata el sentir de los verdes honestos
y anida indiscreta la esperanza, que plácida sonríe
en la religión de los sagrados desintereses
que anuncian palomas, vida y un susurro de consuelos,
de leves ternuras, de noblezas que se visten de gloria,
de cuerpos que generosos se renuncian
y destronan sus malvados,
para fabricar la esencia de los sueños de misericordia
que plantados con sus flores blancas,
se practican atendiendo cada suspiro de una suplica,
cada deseo,
y entre cristales, posa las maravillas de un color que perdura
de mil amores, de los besos que abrazan,
del juego, de las felicidades sentidas
que sin nombre solo aman.

Una discursiva compacta y altamente reflexiva, cierra finalmente, con dos últimos versos magistrales...

Un placer siempre latir y ser en tu estar, querida almita gemela.

Muchos besos. Mitsy

[Ricardo Serna G]

Curra


Hermoso poema


te felicito


Un abrazo fuerte, querida amiga

[Óscar Distéfano]

Precioso poema. Un despliegue arrebatado del sentimiento. Me ha gustado mucho.

Un abrazo, amiga.
Óscar

[Rafel Calle]

Hermoso poema de Curra.

[E. R. Aristy]

La niña se asusta en el alma y desconcertada recorre la ramas
preguntando, quién pinto de negro las bondades o los sentimientos,
quién arañó la pátina errante de las entregas libres,
quién fabricó corazones que solo se asisten en la mirada de sí mismos.
Se asusta mucho la niña, que solo florece en lo que regala,
y despacio y sutil se desgasta en una lágrima
o en la mirada que no alcanza y aturdida se amarra a las rocas
para soñar entre sus ojos cerrados, el pasado de sus mañanas.

En las colecciones ateas, de soplos a las pisadas de las sombras oscuras
que sin caras son carteas de sus miserias,
es esa extraña tristeza donde se rescata el sentir de los verdes honestos
y anida indiscreta la esperanza, que plácida sonríe
en la religión de los sagrados desintereses
que anuncian palomas, vida y un susurro de consuelos,
de leves ternuras, de noblezas que se visten de gloria,
de cuerpos que generosos se renuncian
y destronan sus malvados,
para fabricar la esencia de los sueños de misericordia
que plantados con sus flores blancas,
se practican atendiendo cada suspiro de una suplica,
cada deseo,
y entre cristales, posa las maravillas de un color que perdura
de mil amores, de los besos que abrazan,
del juego, de las felicidades sentidas
que sin nombre solo aman.

Que placer ir por este recorrido mistico, Curra! Me ha conmovido su belleza! ERA