
…
Recordé cuando oí
la dulce melodía
de la hermosa canción que oímos juntos
en el pretil de un puente de Venecia,
¡La tarde en que Cupido nos unía!
Recordé ese momento
de las graciosas góndolas festivas
que a los enamorados transportaban
con las dulces baladas amorosas
que entonaban aquellos gondoleros.
Y cuando muy intrigado,
de ver sólo la máscara radiante
que cubría tu cara parcialmente,
te miraba y pensaba algo dudoso
si tu rostro sería más hermoso.
Y recuerdo tu voz
tan cadenciosa y suave
como un canto de coros celestiales,
y fueron tus palabras y tus risas
y tu cara por fin al descubierto,
cuando quedé cautivo
y de tu amor eterno prisionero.
Soñando esos momentos he pensado
convertirme en poeta enamorado
intentando escribir,
como si fueran versos
la historia tan hermosa que aún recuerdo.
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