Hoy tengo que arrastrar esta carga de dudas,
este mirar tan triste que se pliega en los astros,
sigue la enredadera
verde de los silencios
en el puerto vencido sin alba en las canciones
que escuchas en el antro donde nada te inquieta.
Yo en esta claridad que traspasa mi pecho
en la ciudad que sigue sin voz en la memoria,
conservo las palabras de amor que me dijiste,
enhebro los espejos oscuros de tu rostro,
escribo cuando llega
el misterio que duele,
hurgo en la soledad de los versos sin brillo
ahora que me pierdo en tu vereda
de luz entre los sauces
y me arrastro en la noche de los cabellos grises
que hunden mis arrugas,
sollozo en el teatro donde solías jugar,
te abrazo en el desierto que guarda tu sonrisa.
2
Desgarro en mi silencio la voz calma de un bardo
el mar donde soñabas ser una bailarina,
los árboles cansados a cuyos pies penabas,
desgarro este misterio donde mi amor hervía.
Este vagar constante que no encuentra tu falda,
este trote sin ritmo que me lleva a tu ira,
este sentir tu verso sin poder encontrarte,
se agolpan en mi mente, se hunden en mi herida.
Persisto en tu fracaso.
Me quemo en tu caricia sola como una isla,
la piedra de tus ojos, la voz de tu presencia,
lloro en la alborada donde el mirlo reía
en tu alma desgarrada,
en tu pecho temblando, tus manos que gemían.
Persisto en tu sonrisa que alentará mi olvido
en el amplio salón que guardaba tu vida,
y aquel verso de Frost que irónico miraba
a un Yupanqui cansado en tus ansias dolidas
de visillos abiertos que secaban las lágrimas,
en tu amor que me duele, tu sombra que se acerca,
la muerte que me acecha en una barca hundida.
(Insistencia en la herida)