Manuel Sánchez escribió:Ahora te escucho, mar, limpio desde una isla,
y podemos hablar acerca del otoño,
del mediodía inmóvil,
y no tienen edad las margaritas
ni se derrite el verso entre los labios.
Tu voz limita al norte
con la espiga en el viento,
con la escasez de amantes y de melocotones,
con la ilusión de un dulce sabor a tarde helada.
Al sur, ese bullicio de la luna,
de escondites hambrientos,
que reduce la vida a un horizonte
acariciado un día por la boca.
Por el este la sombra asilvestrada
que acoge los recuerdos
de precisas bellezas
y que tiene por siempre en protección
solitarias paredes de la infancia.
Como cristal distante que mira al infinito,
en el oeste un lazo de gaviotas,
desecho y por hacerse
cuando la luz se rompa entre la espuma.
Mar, tú ya no tienes lindes que ofrecerme,
y tu fe no es la fe que necesito.
Manuel,
Me doy permiso a mi misma para decir lo bello que es este poema.
Su lirismo se mueve como ese «lazo de gaviotas» al deshacerse y,conmueve como ese mar donde caen sin respuestas todas las preguntas
E.R. Aristy