
Una curiosa y verídica historia relata que en una visita de la Reina Isabel a una huerta, encontrándose con un humilde labrador, éste le ofreció como un modesto presente, una manzana.
La reina gratamente sorprendida ante el gesto desinteresado del buen hombre, le invitó a pedirle cualquier merced que desee, respondiendo el labrador : "solamente agua para poder regar" ; La reina concedió el privilegio a estas tierras de ser regadas desde ese momento y en el futuro, cual fuere su destino en el tiempo. Dicha disposición se mantiene hasta nuestros días.
I
Por la gracia de Isabel
y el gesto del labrador
surgió el eterno vergel.
Por la gracia de Isabel
que la manzana de aquel
saboreó con primor.
Por la gracia de Isabel
y el gesto del labrador.
II
Por gracia de ese placer
que la reina degustó
la tierra se hizo mujer.
Por gracia de ese placer
y de la poma comer
el paraíso nació.
Por gracia de ese placer
que la reina degustó.
III Humilde pido de usted
a cambio solo un favor:
"nunca haya en mi tierra sed".
Humilde pido de usted
por huertas de la merced
que no pierdan su verdor.
Humilde pido de usted
a cambio solo un favor.
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Exp. SE-755-14