destilando, en los instantes que hicieron caminos, y amoldaron mi verdad,
todo lo que entrelazado entre las olas surge mar y envuelve mis presencias,
desnudando mis esquinas, y apelando a lo que solo sabe esconder un beso.
la fuerza, que coqueta, se apoya en los marcos, y esos mejores cuadros,
que ahora no son glorias de archivo, y recaudan seguridades en los enjambres,
y en ese aire, donde nada existe y solo hacen patria las semillas y los bulbos,
hogar de los caminos estrechos, donde solo son poco los besos.
los versos, que no descienden de sus sueños y al rodar solo comprenden,
y algunas guitarras, que en sus silencios, cruzan los patios del alma,
hoguera de manos que tiemblan, y esencias que representan puertas quemadas,
y unas calles que buscan, y todo lo nuevo que con gaviotas danza.
y mi ventana, que hoy vuelve en vez de ir y al mirar parece descubrir sus universos,
esos libros que nunca aprendí, que en minutos son capítulos, de las hiedras que suspiran,
y unos pasos que despiertan, y saben encontrar, la luz que solo amanece,
lo que no habla y los rincones donde guardar calor de soles de otoño y escribir.
y mil vestidos mojados,
dos puñados de nieve,
y el lo que no falta,
un paseo entre los olmos,
las llaves descoloridas,
y los vientos sin nostalgias,
el soplido de cada noche, que en aliento abraza,
lo que cada cual, esconde a su alma,
el banco de piedra y lo que nadie roba,
las nubes gris feliz, que sueñan impares,
y un beso , siempre un beso.
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