Hasta que la impaciencia se haga tornado.

[Ernesto Ravelo]

La monotonía de este domingo es cómica,
bosteza un hombre que espera
a su esposa fuera del centro comercial,
lo comprendo porque yo también
espero por la mía.
El hombre me mira y vuelve a bostezar, lo miro
y bostezo, se cruza de brazos y yo
impaciente le doy un ligero puntapié
a un cigarro consumido.
No se que hora es, no uso reloj, lo considero
una máquina ridicula estorbando en
mi muñeca.
Mi teléfono está muerto, el hombre se acerca
y me dice que cree que a su mujer
la han secuestrado.
Hay solo una salida, le digo.
No me escucha, entra veloz a la tienda,
a mi me queda una dosis de paciencia,
contemplo un avión lejano y a los autos
que se detienen y paren mujeres.
Escucho el bramido de mis tripas,
pienso en el boulevard de la playa
y el restaurante peruano donde
la brisa marina es gratis y la jalea
una montaña de mariscos.
El hombre sale de la tienda tembloroso,
cabizbajo va hacia su auto,
lo prende, inclina el asiento , cierra los ojos,
tal vez viaje en el tiempo.
Yo sigo obstinado y riendome del vencido
hasta que la impaciencia se haga tornado.

[E. R. Aristy]

La monotonía de este domingo es cómica,
bosteza un hombre que espera
a su esposa fuera del centro comercial,
lo comprendo porque yo también
espero por la mía.
El hombre me mira y vuelve a bostezar, lo miro
y bostezo, se cruza de brazos y yo
impaciente le doy un ligero puntapié
a un cigarro consumido.
No se que hora es, no uso reloj, lo considero
una máquina ridicula estorbando en
mi muñeca.
Mi teléfono está muerto, el hombre se acerca
y me dice que cree que a su mujer
la han secuestrado.
Hay solo una salida, le digo.
No me escucha, entra veloz a la tienda,
a mi me queda una dosis de paciencia,
contemplo un avión lejano y a los autos
que se detienen y paren mujeres.
Escucho el bramido de mis tripas,
pienso en el boulevard de la playa
y el restaurante peruano donde
la brisa marina es gratis y la jalea
una montaña de mariscos.
El hombre sale de la tienda tembloroso,
cabizbajo va hacia su auto,
lo prende, inclina el asiento , cierra los ojos,
tal vez viaje en el tiempo.
Yo sigo obstinado y riendome del vencido
hasta que la impaciencia se haga tornado.

Me gustó mucho Ernesto, describes bien esa experiencia del mall. Me reí entre versos porque todo es verdad. Es un poema bello, un comentario social pertinente. Me imaginé un gran tornado estilo Kansas, subiendolo todo - de primera las bolsas de compras- al país de las maravillas. Un conejo gigante te quitaba el cigarrillo de la boca y una niña disfrazada de grande te daba un beso en la mejilla. Creo eres muy paciente gracias a que te envuelve la Poesía. Abrazos, ERA

[curra anguiano]

creo que seria bandera de la masculinidad ...
gracias

[Mitsy Grey]

Qué magnífico desagravio para la tolerancia masculina y qué fabulosa patada al hígado para la "irrespetuosa" mujer, PERO como sea, me ha parecido más que GENIAL, jajajaja... mírame, estoy en primera fila, para aplaudir.

Un abrazo poeta... Felicidades... Mitsy

[Liz Barrio.]

Me atraparon los versos directos, claros y elocuentes.

Saludos, poeta

[Raul Muñoz]

Muy bueno, Ernesto, me encantó.

Un abrazo.

[Ernesto Ravelo]

La monotonía de este domingo es cómica,
bosteza un hombre que espera
a su esposa fuera del centro comercial,
lo comprendo porque yo también
espero por la mía.
El hombre me mira y vuelve a bostezar, lo miro
y bostezo, se cruza de brazos y yo
impaciente le doy un ligero puntapié
a un cigarro consumido.
No se que hora es, no uso reloj, lo considero
una máquina ridicula estorbando en
mi muñeca.
Mi teléfono está muerto, el hombre se acerca
y me dice que cree que a su mujer
la han secuestrado.
Hay solo una salida, le digo.
No me escucha, entra veloz a la tienda,
a mi me queda una dosis de paciencia,
contemplo un avión lejano y a los autos
que se detienen y paren mujeres.
Escucho el bramido de mis tripas,
pienso en el boulevard de la playa
y el restaurante peruano donde
la brisa marina es gratis y la jalea
una montaña de mariscos.
El hombre sale de la tienda tembloroso,
cabizbajo va hacia su auto,
lo prende, inclina el asiento , cierra los ojos,
tal vez viaje en el tiempo.
Yo sigo obstinado y riendome del vencido
hasta que la impaciencia se haga tornado.

Me gustó mucho Ernesto, describes bien esa experiencia del mall. Me reí entre versos porque todo es verdad. Es un poema bello, un comentario social pertinente. Me imaginé un gran tornado estilo Kansas, subiendolo todo - de primera las bolsas de compras- al país de las maravillas. Un conejo gigante te quitaba el cigarrillo de la boca y una niña disfrazada de grande te daba un beso en la mejilla. Creo eres muy paciente gracias a que te envuelve la Poesía. Abrazos, ERA

Gracias E.R por tu buen comentario.
Las mujeres sienten fascinación por las tiendas y lo considero una virtud, los hombres nos aburrimos.
Mi impaciencia se hace tornado dentro de mi, nunca en contra de un ser tan bello.
Saludos y te deseo lo mejor

[Ernesto Ravelo]

creo que seria bandera de la masculinidad ...
gracias

Hola Curra,.
Pienso que ustedes las mujeres pasan por muchas experiencias traumaticas que asustarían al más macho de los hombres, por eso merecen su espacio a su manera y las tiendas son sitios sagrados donde ellas se deleitan y ellos se impacientan.
Yo, me impaciento mucho pero sigo acompañandola una y otra ves a pesar de mis tornados interiores que tratan de levantarme y lanzarme lejos, pero siempre la espero.
Saludos

[Ernesto Ravelo]

Qué magnífico desagravio para la tolerancia masculina y qué fabulosa patada al hígado para la "irrespetuosa" mujer, PERO como sea, me ha parecido más que GENIAL, jajajaja... mírame, estoy en primera fila, para aplaudir.

Un abrazo poeta... Felicidades... Mitsy

No es irrespeto, ustedes nacieron para nutrirse de colores y formas, pueden desnudarse varias veces en el probador, tocar, palpar, oler y eso es una gran virtud.
Gracias estimada Mitsy, mi respeto y admiración para las hijas de Eva.

[Ernesto Ravelo]

Me atraparon los versos directos, claros y elocuentes.

Saludos, poeta

Gracias Liz Barrio por tu bello comentario.
Te deseo lo mejor
Saludos

[Ernesto Ravelo]

Muy bueno, Ernesto, me encantó.

Un abrazo.

Gracias estimado Raul por tu comentario.
Saludos amigo