Carmen López escribió:
Hay gente que confunde el sol con la alegría,
yo, en cambio he visto al sol mirarte entre sus guiños
y envidiarte en secreto la sonrisa,
he visto caerse como pétalos los minutos en el piso
o doblar las horas las esquinas
sin ninguna clase de arrepentimiento,
mientras pienso en ti entre esta lejanía de recuerdos.
A veces, la tristeza acecha mis momentos, los espía,
y no es poca, ni inconstante, la marea que aún provocas
en mi mundo, aunque ya no me duelas
y piense que pedir olvidarte,
sería, seguramente, pedir algo más que demasiado.
A veces sueño, sin querer, que te acaricio
y ni siquiera entonces encuentro algún consuelo,
mis caricias son, tan sólo, un gesto vano y asustado
que no sabe despojarse de su miedo,
redonda, absoluta y bastarda es esta cobardía.
Ya sé que el tiempo suaviza las filosas
aristas del recuerdo, que lima indefectiblemente
los arañazos de los días, dotándolos de amnesia,
y ahora esos pedazos de las horas que un día fueron
no son más que una brizna de hierba sin destino
volando por mi cielo.
Así que deambulo por mi suerte de puntillas
sin hacer demasiados ruidos,
e intento esbozar una pequeña sonrisa entre este latido débil,
y pienso en ti, en mi ciudad, en el mundo,
en el universo que se muere,
en la política y en sus artimañas, que se yo,
también, en cualquier cosa que sea
lejana, ajena y transitoria,
para no pensar demasiado
en este pequeño desastre, que es mi vida.
Belleza y sobrecogedora sinceridad en estos versos, Carmen. Todos imprescindibles y todos dolorosamente identificados.
Esto sí merece un Rojo fosforito

Un abrazo grandote y, como siempre... besos a capazos.