
Soy y no soy y miro el arte del pequeño colibrí
en su diario coqueteo con las rosas.
Oigo el lánguido ronroneo de cigarras
asidas en los troncos enormes de los pinos
y su eterno cantar sofoca mis sentidos.
Quiero dormir al pie de los gigantes
para poder soñar talvez con imposibles,
quiero dibujar los desvaríos que a diario me someten
los esquemas tan fríos de la muerte.
El desfile silencioso de mil almas en pena
Belcebú siempre hosco en la mirada
Serafines con las alas quebradas.
Soy y no soy y a ratos me parece irreal
que siga vivo hablando a menudo de la muerta,
que siga atado a una cadena de recuerdos
en el mágico realismo de mi suerte.
- Soy y estoy siempre mirando al colibrí
bebiendo ansioso el polen de las rosas -
Me parece que alguien me llama por mi nombre
ese alguien que un día me llamó con gritos de alma viva
y que ahora la intuyo a través de pequeños murmullos
que se filtran con los aires frescos de la noche.