Hallie Hernández Alfaro escribió:La noche que me amaste
mis volutas jónicas se derritieron en las baldosas del claustro,
mis manos de hierba se empaparon con las aguas de los aljibes,
mi grito atávico traspuso los vergeles de las vestales somnolientas.
Hay fuerza sustancial en esta madera de versos. Te llevan lejos; es como salutar la obra de un anacoreta que vive de amor. Admite y reconstruye. Sabe que no hay camino de vuelta.
Hubo un calor de fraguas en el campo magnético de la cima,
hubo flores escarlata en los tapices de las salas sacrosantas,
hubo sirenas de metal transparente en las celdas del cenobio.
Sí, ya el silencio se apodera del fuego que salva. El mundo renace con la verdad prometida.
Tus aromas me iluminaron en la travesía selvática de la inquietud,
tus instintos oprimieron los estertores del cordero inmolado,
tus arcos de dovelas elásticas cobijaron los cánticos de la madrugada.
La imposibilidad nebuliza cada letra, sangra la trágica cordura.
La noche que me amaste
la pasé llorando ante tu retrato.
El final es una herida de luz en el gran insight del lector cómplice.
Pureza y abismo, lágrimas de san Agustín cuando sabe que "la medida del Amor es Amar sin medida"
Chapeau, querido poeta.
Un abrazo fuerte y mucha salud para el novel 2014.
Hallie, mi sol:
Lo que tú expones aquí no es un comentario al uso, es todo u estudio poemático barnizado por un afecto del que me siento inmerecedor. Lo digo como lo siento. Tus afirmaciones son brillantes en sí mismas y dignas de estar dirigidas a alguien con más alas que yo.
Mira: tengo mujer e hijos. Ellos me aman y yo los amo. Pero uno necesita algo más para dos cosas: 1.- Procurar que el aburrimiento no se transforme en depresión. 2.- Intentar, aunque sea de forma deslavazada y desesperada, hacer algo que trascienda.
Después de treinta y tantos años escribiendo poesía, no he llegado a ninguna parte y dudo mucho que, a estas alturas, desee llegar a ningún sitio. Estas palabras tuyas, este florido comentario tuyo es uno de los frutos más hermosos que he podido arrancarle a mi labor poética.
Gracias, querida amiga. El porvenir siempre es incierto, pero a ti no te olvidaré.
Besos.
Jerónimo