La pasión inaudita
me llegó a las mejillas
un suspiro mojado
de placer se esparció
y en una lumbre blanca
recosté mi cabeza
para quemarme toda
junto a tu corazón.
Agité en la escollera
un pañuelo de seda
y las ondas marinas
me hicieron esperar
un recuerdo pausado
que encendió mi arrogancia
y unos besos flotados
se hundieron en el mar.
Marinero no pienses
que nunca habrá un final.
Estampida de buques
cual jauría de perros
navega aguas arriba
esperando un dogal
que los conduzca invictos
al planeta de flores...
Marinero no pienses
que nunca habrá final.
SUSANA RODRIGUES TUEGOLS