Hallie Hernández Alfaro escribió:.
He sido en tu mano desde ayer.
Ahora el espejo se abre como en la historia de Alicia
y habito las fronteras de tu camiseta blanca.
El incontrolable palpitar de mi glándulas
desboca las voluntades de tu nombre;
ya lo amaba, ya silbaba su cadencia en los diluvios de juventud.
Siento que tengo el cielo entre mis dedos
que hasta puedo cargarme los temores de Noé.
En el parque,
la luz obligaba a centrar los minutos en la teoría del condicional:
si las calles estrechas pudieran empujarme a tu vida,
si alguna noche el insomnio alcanzara para deshabitar la tristeza,
si los ojos perdieran su locura por mirarte,
si encontrara un soplo de sentido en tantos carros de fuego.
Conspiran para vivir.
Hadas febriles a cuestas del placer
se relamen la sal de tus besos ahogados,
veneran el azul genotípico del instante y el jamás;
hospedan cláxones mudos, sueñan el verso de Dos.
Yo encuentro el título de este poema como un elemento muy importante. Es, hasta si se quiere paradójico, que sentimientos tan profundos y reveladores de un amor, que más allá de la carnalidad, de la sensualidad, puedan manifestarse en esta etapa femenina que se dice de, más bien, irritabilidad, letargo y ciertas confusiones que pueden desembocar en algún tipo de stress; aunque, quizás sea una etapa donde la mujer entra en un trance de sublime sensibilidad que la lleva a sentir más profundamente el apego a la persona amada. Lo que se palpa en este poema es, justamente, ese deseo, esa necesidad de reafirmar el sentimiento, de hacerlo más real, menos idealizado, de constatar que no existen fuerzas adversas cuando el alma se entrega al amor. El poema es bellísimo en la particularidad de cada verso, en el "cosmos" de cada cláusula psíquica, y la suma nos revela un corpus que impresiona y emociona. Yo coincido con Pilar en que tus poemas, de un tiempo a esta parte, se han abierto más a la racionalidad general de tus lectores, se ha vuelto mucho menos íntimamente hermética, lo cual le confiere esa agradable atmósfera de misterio asequible que acicatea a la lectura. En fin, querida amiga, no sé si me enrrollé demás con este texto tuyo. He tratado yo de acercarme al poema, y algunas cosas quedaron sin respuesta para mí, como esos versos en cursiva que no pude encontrarles razón. Ha sido una experiencia de regocijo pasar por esta obra singular tuya.
Un abrazo fraterno.
Óscar