Tómame

[pedro arguedas ibáñez]

Tómame por los cabellos y arrástrame hasta el sol
y sángrame por el camino
al oído la belleza
la que no vio el ángel temeroso
del diente y del azogue
la que enterrada canta como agujero en la piedra:
"ni sangre ni imagen tengo
de mí misma soy guardián
de mí misma
cazadora y presa."
Tómame
y deja que en mis ojos la música se apague
mientras se quema lo que vi
y no toqué.
Tómame
y cuando la flor candente se haga ceniza
entra en mi muerte como en la casa edificada
para el astro que no fue
y mantenla limpia de mí
y no me dejes entrar
aunque se queden desnudos los cipreses.
Cadenas y columnas sean
el peristilo de mi alma
donde la sombra de mi cuerpo deja en el barro un surco
como arpegio nigromante
para alzar al dragón contra los cielos.
Promesa de la caída
promesa del aplastamiento
Tómame de la mano
cuando no me queden cabellos
y todo yo sea mano
la dadora del suplicio
pero también la yerta la raída
la que espera ser amada
como el hueso de una mano que no existe.
La que lame los pies de quien se inclina a acariciarla
la que se ofrece a los grilletes
la que en tu frente rema.
La que llora
la arrancada
la que a la puerta llama
sosteniendo mi cabeza.

[Alberto Batania]

Tómame de la mano
cuando no me queden cabellos
y todo yo sea mano
la dadora del suplicio
pero también la yerta la raída
la que espera ser amada

Ser todo mano, eso sería maravilloso y trágico. Ser todo mano es Jesucristo; ser todo mano lleva a la cruz o al gulag.

Hasta pronto.

[pedro arguedas ibáñez]

Ser todo mano es también caricia y golpe, instinto. Un abrazo.

[carmen iglesia]

Lo mejor de tus poemas -y tienen mucho bueno- es que eres capaz de mantener en ellos la misma intensidad de principio a fin...

Agradecida por poder leerte.

Un abrazo,

Carmen