Un poema de amor clamoroso con un exquisito ritmo imparisílabo. Se lee con agradable disposición de espíritu.Ronald Bonilla escribió:Mi ausencia -pequeño animal temblando-
te miraba,
disuelta en el orgasmo de la ola,
no entre mis yemas y mis labios
tu humedad de cielo.
Te miraba tan solo y sin sentido
y era yo el madero empotrado en la pared,
más distante al abrazo que la arena,
ya tuya, incorporada, pegajosa.
Y estaba inclinada y sin aleros
mi nostalgia,
mi aguerrida semilla sin propósitos.
No reproches ya más esta mirada;
ven aquí de este lado de la brisa:
también tengo un abrazo en media ola,
reventando;
ven aquí de este lado de la noche.
Un abrazo, amigo.
Óscar