De lluvia
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Benjamín León
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De lluvia
colarse sin inquietar las aguas...”
Marina Tsvetaeva
Baja lo gris y el tiempo se entristece. El nudo entre las hojas de los árboles podría ser un náufrago en el borde, un punto que se extienda interminable bajo el cielo, un pájaro exprimiendo su agónico sonar. El porvenir del aire que se extingue, podría sucumbir como el suicidio: ahogarse en sus dobladas alas, inútilmente arder sobre los ojos, perderse bajo Dios. Entonces la memoria, el único pecado. Luego la soledad hecha de carne cayendo con su culpa: la voz y los jardines. Puedo llorar en la quietud, herirme el nombre lentamente en los residuos de la edad y ser la nada y ser del frío. La piel como dominio de la flor y el límite preciso del futuro. Las túnicas del día que aparece, los últimos caballos en galope, el ruido pulmonar quebrando huesos. Qué inevitable inicio del callar. Qué sucesión de vida. Qué grito primigenio hasta el expiro. Solo de luz ante la infancia que cuelga su pasar para dormir como en un bosque. La lluvia indefiniblemente herida goteando al abandono, y cae, cae, cae, tan dulcemente cae mientras subo y te despido en esa sucesión del aire, que pronto no sucede. Esto es lo siempre, ver morir la lluvia; esto es lo siempre, el tacto y la saliva, el cuerpo despidiéndose del cuerpo y de sus llagas, el viento que desmece en el suicidio.
- Lourdes Spin
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Re: De lluvia
Y sí: me ha gustado mucho : )
Blanca
Benjamín León escribió:“Así en el tiempo tal océano
colarse sin inquietar las aguas...”
Marina Tsvetaeva
Baja lo gris y el tiempo se entristece. El nudo entre las hojas de los árboles podría ser un náufrago en el borde, un punto que se extienda interminable bajo el cielo, un pájaro exprimiendo su agónico sonar. El porvenir del aire que se extingue, podría sucumbir como el suicidio: ahogarse en sus dobladas alas, inútilmente arder sobre los ojos, perderse bajo Dios. Entonces la memoria, el único pecado. Luego la soledad hecha de carne cayendo con su culpa: la voz y los jardines. Puedo llorar en la quietud, herirme el nombre lentamente en los residuos de la edad y ser la nada y ser del frío. La piel como dominio de la flor y el límite preciso del futuro. Las túnicas del día que aparece, los últimos caballos en galope, el ruido pulmonar quebrando huesos. Qué inevitable inicio del callar. Qué sucesión de vida. Qué grito primigenio hasta el expiro. Solo de luz ante la infancia que cuelga su pasar para dormir como en un bosque. La lluvia indefiniblemente herida goteando al abandono, y cae, cae, cae, tan dulcemente cae mientras subo y te despido en esa sucesión del aire, que pronto no sucede. Esto es lo siempre, ver morir la lluvia; esto es lo siempre, el tacto y la saliva, el cuerpo despidiéndose del cuerpo y de sus llagas, el viento que desmece en el suicidio.
- Rafel Calle
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Re: De lluvia
Benjamín León escribió:“Así en el tiempo tal océano
colarse sin inquietar las aguas...”
Marina Tsvetaeva
Baja lo gris y el tiempo se entristece. El nudo entre las hojas de los árboles podría ser un náufrago en el borde, un punto que se extienda interminable bajo el cielo, un pájaro exprimiendo su agónico sonar. El porvenir del aire que se extingue, podría sucumbir como el suicidio: ahogarse en sus dobladas alas, inútilmente arder sobre los ojos, perderse bajo Dios. Entonces la memoria, el único pecado. Luego la soledad hecha de carne cayendo con su culpa: la voz y los jardines. Puedo llorar en la quietud, herirme el nombre lentamente en los residuos de la edad y ser la nada y ser del frío. La piel como dominio de la flor y el límite preciso del futuro. Las túnicas del día que aparece, los últimos caballos en galope, el ruido pulmonar quebrando huesos. Qué inevitable inicio del callar. Qué sucesión de vida. Qué grito primigenio hasta el expiro. Solo de luz ante la infancia que cuelga su pasar para dormir como en un bosque. La lluvia indefiniblemente herida goteando al abandono, y cae, cae, cae, tan dulcemente cae mientras subo y te despido en esa sucesión del aire, que pronto no sucede. Esto es lo siempre, ver morir la lluvia; esto es lo siempre, el tacto y la saliva, el cuerpo despidiéndose del cuerpo y de sus llagas, el viento que desmece en el suicidio.
Benjamin, amgo poeta, posees el don de la elocuencia, la comprensión de las complejedidades, el arte de interpretarlas y germinar imágenes como las que aquí desplegas. Un gran placer leerte.
- Ana Villalobos Carballo
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