Ronald Bonilla escribió:Descenderé del celaje que me ahoga
inclinándome al fuego y a su aliento,
pondré pétalos en mis dedos salvajes
y llenaré mi casa de invitados
que gateen toda la tarde como niños,
ensucien las paredes, quiebren vasos,
lean poemas inconclusos
o hagan el amor ante el poniente.
Percibo que la tarde es casi humana;
que venga aquí,
que salga al césped, se desnude,
que tarde con nosotros
en volver a la noche.
Descenderé de las llagas que me oprimen,
y acomodando las palabras torpemente
después de hablar y hablar sin entenderme nada
pediré auxilia a un policía,
que me torture – le diré – como acostumbran,
que aún cuando llueve soy rebelde,
y por más que insista en regresar inerme,
termino haciendo el nudo a la corbata,
lavándome los dientes,
cortándome el cabello
y limpiando mis próximos zapatos.
Percibo que todo es necesario en esta tarde,
no para desgastarlo entre oficinas,
sino para cantarlo.
De mi libro UN DÍA CONTRA EL ASEDIO,
Editorial Mesén. 1999.
Bravo! El trabajo y el recreo ha dado mucho qué escribir entre educadores, poetas, filósofos....tu obra me parece maravillosa. Te felicito Ronald. Abrazos, ERA