José Manuel F. Febles escribió: ¿Tu verdad? No, la verdad,
y ven conmigo a buscarla,
la tuya guárdatela.
Antonio Machado
El mañana no existe
en el borrador de mis días,
apenas un vivir en la penumbra
al emigrar la tarde
ante el papel de la duda,
la breve luz que ya es costumbre
como herencia bien llegada.
Necesito creer, no bajar los ojos
donde la hondura esté ciega de ti,
Dios mío.
Qué densas y qué frías están las raíces,
qué alejado el umbral que las desnudan
y qué cerca el lenguaje de su llama.
Dejadme decir con pena:
qué honda se oye mi voz a solas.
Yo valoro (y soy un ferviente admirador de este método de creación) este tipo de poemas, donde existe un desafío peligroso durante el proceso creativo, cual es el de encontrar, precísamente, el desenlace adecuado. Ante el desarrollo de un argumento que se presenta como un relato que el lector va "comprendiendo" sin interrupciones metafóricas oscuras o simbolismos demasiado personales, el peligro de llegar a un final intrascendente o trivial es el monstruo contra el cual el poeta va luchando. Esa valentía que, finalmente, se convierte en una sublime victoria ante el impactante y sobrecogedor remate logrado, es lo que causa la emoción desbordante en el lector adicto a esta singular poética que sigue más vigente que nunca.
Así, pues, apreciado y admirado poeta, considero que en este valiente poema, has obtenido una victoria contundente sobre la versificación, para elevar tus sentimientos hasta una enorme altura poética, y transmitirnos su acaudalada emoción.
Ha sido un verdadero placer este hallazgo.
Abrazos.
Óscar