Réquiem del acantilado
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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Réquiem del acantilado
en esa interminable y rancia
vastedad de faros ocultos...
Era ahí donde nacías
y fue también ahí,
donde un sonar de olores
se me prendió a la espalda,
con la candidez de tu cabello.
Obsérvame ahora...
Hoy que la ausencia es una marta salvaje,
hoy que te busco como loco,
hoy que ni la quilla,
ni la vela,
ni la proa,
son más ni tu bastión ni mi coartada.
Hambre del vendaval de los azahares.
Hambre y más hambre.
De los ocasos mudos que ya no tienen nombre
o de tus hombros de arcilla
que se me van diluyendo de las manos,
de todas estas marismas
que tu sonrisa tendida al sol
me devolvió por castigo
y me endosó por halago.
¿A donde vas amor que fuiste vida?
¿Pena que me sangraste en la cabeza
a dónde te llenarás de niebla y de luces
porque ya no son mis faros
tus ruecas encendidas?
¿A donde?
Y es que te lleva el olvido,
en una ciega nave sin regreso
Alberto Madariaga
(2010)
de "Sombra sin Filo"
- Rafael Valdemar
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saludos
rafael
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re: Réquiem del acantilado
Un abrazo, poeta
- Marisa Peral
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Re: Réquiem del acantilado
Alberto, he disfrutado enormemente este poema de amor urgente. Me ha encantado el ritmo imparable y tan bien medido, las pausas... en fin, todo es magnífico y te agradezco el regalo.
Un placer.
Abrazos.
Marisa Peral Sánchez
¡Nunca te dejes poner
el tornillo que te falta.
Corre y se feliz!
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- Josefa A. Sánchez
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bello lamento has escrito al borde del acantilado. Una vez más el amor adorna las alegorías más insospechadas. En este caso contiene melancólicamente todo el mar y toda la tierra, y el acantilado que los une, y el barco que los recorre, y las ciénagas que los representa, y el faro que los señala...
Me gusta mucho el tono desgarrado que recorre todo el texto.
Un abrazo.