Ronald Bonilla escribió:"Y cada vez que me asomo a la vida
nace en mí otra soledad".
Milton Zárate
Esta cobija entre la piedra y el musgo,
golpe del hálito, no en la ventana
sino en el hierro se retuerce:
abandono y remembranza, nada más.
Y esta flor sustituye al altar
para mis manos sedientas,
para mi red sin principio.
Y este árbol acude
con temblores, frondas, frenesí,
a hospedar a las aves repetidas de ayer,
a dar raíces para amantes furtivos,
y propiciar esa música
entre el ruido del smog.
Este campanario que antes existió repicando,
esta tierra humedecida y esta escalinata
y su pátina de santos ateridos,
sólo ausentes de presencias inventadas,
y el estupor ciego del rocío,
y el hálito del licor
vespertino
que de nuevo se enardece en mis últimos sueños.
Lecho de frío, casa derruida,
me contienes muriendo sin más pan que el recuerdo
de una mujer improbable,
de un hijo quizá...
de todo lo que habré sepultado
con sus paredes celestes y su helecho,
festival de la ventana,
de tanto que perdí en este juego absurdo
de llamar a la muerte por su apodo más loco,
por su estancia de alcohol
ya consumada.
(Ruinas de Cartago)
Muy buen poema, Ronald. Fuerte y necesario como una palabra a tiempo.
Salud y felicidad,
Hallie