no desubiques ese nombre que hice letra,
que fue historia de una historia sin principio ni final,
como génesis de un algo tan abstracto,
tan al borde del principio de horizonte
como omega en finito abecedario.
Siempre tengo en mis oidos,
allá adentro,
- donde el yunque y el estribo son grandes en menudencia -
el susurro, la dulzura, el temblor de la garganta...
mientras su voz es desgarro entre un Padam en francés.
Bien lo sabes,
no,
no fue ella quien quedó estatua de sal
¿ por qué utilizas su nombre ?
(Y es que a vece se tiende a usar los mitos de algo, no sé bien porqué, para otros menesteres distintos a los de su concepción, mientras Alicante se estremece de calor en este julio de 2012)