Fernanda Solis escribió:Cátame,
del verbo,
del aire,
del fuego
de la lluvia.
Átame,
como la geografía o el desliz,
o el tiempo.
Quiero ser tu palabra,
la simbiótica carne
o el paréntesis
de tu llanto.
Ábreme,
interminable,
como lava del volcán
en el grito de tu nombre-voz.
Asfíxiame,
en tu paréntesis de hambre,
mortifícame en tu verbo
que me daña los huesos
y me talla un quejido
y humedece mi voz.
Me ha encantado. En el inicio sólo falta un elemento para completar los cuatro famosos que se suponen principios del mundo. La tierra la sustituyes por el verbo. Pero la tierra está presente en lo carnal de todo el poema, en lo pegado a la tierra que es el amor cuando es pasión. Me encanta como resuelves el final utilizando otra vez el verbo, como al principio, que llega a lo más hondo del cuerpo (los huesos) y del yo (la voz). Se merece, a mi parecer, muchos votos. Ahí va el mío.