Rafel Calle escribió:Hace años ardieron las ramas de sauce
a las que con frecuencia el viento acariciaba.
Algunas promesas me eludieron,
el resto simplemente se extraviaron.
¿Y qué,
si las cenizas, la esperanza,
podían revivir algunas veces
al pulsar sobre mis poros los dedos de la música?
Pero esta tarde,
tan rápido,
apenas cuatro sílabas,
he sentido extenderse sobre el pecho
un sudario de voz aguda y dulce.
Estremecido por la opresión de un turbante
enrollado al reverso de la piel de mi cabeza,
me he entregado al mecanismo místico del llanto,
de ese llorar inaudible que sucede
cuando el daño se te pierde por dentro
y rueda, como un ovillo, por tu red de pasajes,
de venas y escondrijos:
el dolor se vuelve sangre,
la sangre pesadumbre.
El sueño ha terminado,
pero yo fui un resto fiel,
cofrade solitario,
propina inacabable,
pellejo de un tambor
golpeado hasta la amnesia.
El sueño ha terminado
pero tras el cristal la noche sigue siendo.
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Después de la decepción, melancolía en un sueño sin memoria, cuando todo lo prometido nos parece breve, melancolía porque todo es nada y nada es el olvido que nos aparece.
Melancolía si el deber nos llama, si la percusión no quiere. Melancolía el ritmo que marca las horas de las noches que eluden morir por el Este.
El trabajo, amigo Juan, me parece hermoso y, como dice Ramón, bien escrito. Hay pulcritud. Se palpa esa rememoración de los sueños rotos; el poeta se da, todo él, luego, la transmisión está asegurada.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema, es hermoso.
Un cordial abrazo.
Rafael, gracias por detenerte en mi poema y decirme que te ha parecido hermoso. Es un poema que habla de cosas íntimas, pero que, como todas las cosas íntimas, no se diferencian demasiado de las de los demás. Es melancólico porque lo empuja un sentimiento de melancolía, a la que no me suelo entregar demasiado, aunque a veces me asalta, como a cualquier mortal. John Lennon tiene la habilidad de despertar en mí sentimientos de nostalgia.
Muchas gracias de nuevo y un abrazo fuerte.