observo en penumbra
la enredadera -salvaje-
que trepa por la curva de tus rodillas
y las gotas de sudor
que se adhieren a las hojas como si fueran rocío.
Siempre en tránsito,
-humano, humano-
apuras la taza de café
y abandonas mi universo
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©MAR - Febrero2005
Este poema me encanta, aunque esté mal que lo diga yo, por eso lo rescato hoy.
