Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Un forista propone un tema, cadáver exquisito, jugar a escribir haikus encadenados, escribir poemas a un autor consagrado (fallecido o no), debatir sobre un tema literario, sobre un autor consagrado, sobre un recurso literario, etc.
Cuando ese forista lo da por terminado propone a un nuevo forista para que se ocupe de una nueva actividad conjunta.
Marimar González
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Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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Un cuento de suspenso…
¿ Os animáis a escribir entre todos un relato de misterio y corte policial?

Plan básico del relato con interacción

1. Cada narrador deberá seguir con cohesión y claridad el hilo de la historia, cortándola en un punto culminante. Por eso nos conviene a todos seguir la narración desde el comienzo para que no se acumule la lectura y escribir un párrafo de cinco o más renglones que aporte suspenso a la trama.

2. El participante saliente puede designar un narrador que continúe el cuento, como en el juego del Gran Bonete, pero si el nombrado está distraído, ausente o muy ocupado en ese momento, cualquier otro puede adelantarse, después de una hora de publicado el último texto y continuar el relato, sin hacer comentarios en el medio para que no se interrumpa la lectura.

3. Cada narrador atento sumará cinco puntos y puede recuperar su turno, después que haya pasado otro participante desde su última aportación.

4. Será ganador y narrador estrella quien sume más puntos al final del relato.
¡A jugar todos!
....................................................

"El Vuelco"

Nunca hubiera imaginado Marina que aquel viaje para solos y solas, esperado con tanta ilusión durante el invierno, se hubiera podido transformar en esta aventura desconcertante y riesgosa que la arrojaba a un sendero perdido en medio de la selva con un grupo de personas desconocidas. Estaba semidormida, golpeada y confusa, cuando le informaron con pocas palabras que el autobús había sufrido un accidente y era necesario seguir a pie para pedir ayuda en el primer pueblo que encontrasen.
Nada se sabía del conductor que se había adelantado horas antes para buscar auxilio y los rostros de los pasajeros no le resultaban familiares, aunque después de un largo sueño era poco probable reconocer a alguien con la simple presentación de todos en la galería de una posada de frontera. Ni siquiera recordaba cuál de ellos era el guía hasta que le dijeron que

(Que siga Rafel Calle)
Última edición por Marimar González el Jue, 12 Jul 2018 21:17, editado 4 veces en total.
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Rafel Calle
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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... era el tipo de la gorra roja, ¡ah!, sí, el moreno ataviado con un bazar de abalorios entre los que destacaba la serpiente que prendía cerca de su yugular, un keniano de mediana edad con un porte aparasolado, tronco bien definido pero un poco tortuoso, algo así como una acacia que fuera refugio de sol y guarida de leopardo, que chapurreaba un español mezclado con suajili e inglés, tan gracioso como grotesco y ciertamente poco tranquilizador, porque ponía el alma en lo que explicaba, haciendo que la imaginación de uno se colmase de vida, de emoción y, claro está, de miedos al evocar, como explicación a la causa del accidente, las antiguas historias de

Puede continuar cualquier compañera o compañero.
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Alejandro Costa
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por Alejandro Costa »

antaño y que aún hoy se presagiaban e incluso se consideraban reales. Marina, algo más lúcida, no creía estar oyendo aquello en los tiempos que corrían. Parecían como sortilegios y cuentos para mantener a una población asustada y temerosa ante una realidad irreal. Pero el africano hablaba y hablaba, y conforme lo hacía, se le oscurecían los ojos llegando a crear un irradiante efecto de mirada rojiza y semblante alterado. En un instante cambió de actitud, su cabeza giró lentamente y paseó su mirada por las miradas, algunas incrédulas, otras asustadas, de aquellos compañeros, cuyo viaje ya era de por sí una pesadilla. Podeis pensar cualquier cosa, podeis no creerme, incluso reiros y decir que estoy loco, incitó el keniano, pero debeis saber que vuestro verdadero viaje comienza ahora...

Paso el testigo a otra compañero/a
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…


Me sobra el corazón (Miguel Hernández)
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Ramón Carballal
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por Ramón Carballal »

lejos de esta jungla enmarañada, el viaje es a vuestro interior donde laten los instintos de la especie, una vuelta a los ecos del pasado cuando los ritos de la tribu invocaban tras una danza ancestral los espíritus de la vida y de la muerte en un éxtasis de fuego y sombras, en un delirio de aullidos y sangre. El keniano movía su cuerpo al hablar como si de su interior naciera un ritmo de tambores que nadie oía. La noche estaba cayendo y el africano sonreía como si eso fuera lo que desde hacia un rato estaba esperando. De pronto se oyó un crujido de ramas...

Puede continuar el compañero o compañera que lo desee.
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"El poema eres tú recomponiendo el espejo que cada día rompes".

"Comprender es unificar lo invisible".

"Elijo la lluvia, porque al derramarse, muere".
E. R. Aristy
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por E. R. Aristy »

En el aire, tenso, como una lámina transparente, los insectos desgarraban sus alas en mimetismo engañoso al ojo y a la mano que tiembla sobre la boca de los pasajeros perdidos. La voz metálica del Keniano de la boina roja y serpiente de lengua bifida, era ahora un mullido frente al avance del chasquido entre las ramas que abrazaban el claro donde Marina y los veinte tripulantes abordaban el viaje mortal de sus vidas. Shhhh! advirtió Marina poniéndose al lado del Keniano que se daba vueltas en el mismo lugar nerviosamente, al tiempo que arrojó al lodazal a la serpiente y se agarraba la cabeza. Escuchen! Con voz vibrante Marina se dirigió al grupo: Marina Crespo, Hum, Croacia. Si vamos a salir con vida, tenemos que dejar de escuchar a la serpiente esa y empezar a orientarnos. Empiece por aqui, diga su nombre y su lugar de origen: Lou Sing, Modesto, California. Ud., Fiorela Del Monte, Catarroja, Valencia. Ud. Carlos Castañedas Palo Alto, California...La sugestión es la palabra que abre la brecha en la córtex y derrama la dosis exacta desde la amígdala. Pablo Camarena, Madrid, por Dios, callen esa fusta! Gritó el hombre de camisa de yema amarilla, intensificando la ya profusa y fría consternación. A la luz de una super luna brillaban los ojos anochecidos del tour. Una pegajosa rasquiña les invadía el cuerpo, Maldita noche! se oyó al fondo, al tiempo que un aguacero profuso empezó a desplomarse azorando a los pájaros en su escondite y algunos hombres rasgaron la manga de su camisa, y lloraban como niños. Siempre amanece, aunque uno encima del otro se refugie buscando calor, y alivio, el sol

Pasa a cualquier compañero o compañera que desee continuar
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Alonso Vicent
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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(el sol)... no faltó a su cita a pesar de que las nubes, propias y ajenas, se empeñaran en alargar la noche.
Marina abrió los ojos, tensos y nerviosos después de una noche casi en vela, y lo primero que vio fue la espalda de una mujer sentada en cuclillas que miraba el horizonte; al norte propuesto por los primeros rayos de sol.
Se acercó a ella con esa paz que solo aprecia quien la ha perdido y preguntó:
-¿Fiorela?
-Marina -respondió sin contestar- creo que dijiste anoche que era tu nombre.
Marina se sentó a su lado invadida por una tranquilidad casi contagiosa y miró hasta donde alcanzaba su mirada no exenta aun de miedo.
Miró en silencio, como postergando su siguiente pregunta.
-¿Qué vamos a hacer?
-Pensar -dijo Fiorela con un movimiento reflejo de labios y en voz baja.
Pasaron cinco minutos eternos en los que el único riesgo fue romper el silencio o aventurar una salida.
-Creo -prosiguió Fiorela, sin mirar a su interlocutora- que deberíamos empezar por hacer un cálculo de trazabilidad de cada uno de nosotros, un estudio de expectativas y un estado de situación.
Marina siguió pensando hasta que el miedo colectivo del resto de los compañeros, uno a uno, empezó a despertar.
El primero en intentar acercarse a las dos mujeres fue Pablo, pero un nuevo crujir de ramas en la selva...
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Rafael Zambrano Vargas
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por Rafael Zambrano Vargas »

Auguraba nuevas incógnitas, unidas al panorama ya de por sí desconcertante. Marina palideció y se abrazo a Fiorela, buscando
protección ante el pánico que la invadía. Fiorela le acarició el rostro y los cabellos en tanto le decía que se tranquilizara.
--Es muy probable que sea un simio de los muchos que habitan por esta jungla. -Dijo Fiorela, lo cual hizo su efecto
sobre Marina. Pero de pronto se escuchó una detonación cercana que, perecía ser de un arma de fuego, y esto puso en pie de alerta a todo el grupo de los desconcertados viajeros.
Pablo Castañeda, salio al paso de esta nueva incidencia y dijo: no se pongan nervisos ni teman, ya que en esta selva suele haber también cazadores furtivos de elefantes, a los que asesinan sin la menor piedad por el solo hecho de obtener beneficios
del marfil.......
La poesía es la más depurada manifestación, por medio de la palabra, de los sentimientos,
emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano, y, al tiempo que nos hace sentir
nos ennoblece. Soy tan solo un leve intento de aproximación a la poesía.
Marimar González
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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Un nuevo disparo sonó desde atrás. Fiorela y Marina gritaron al mismo tiempo, mientras los otros pasajeros se levantaban de golpe y el de los rasgos asiáticos desenfundaba una pistola ante la sorpresa de todos.
-Pero ¿qué es esto y qué ha sido ese vendaval de ramas?, preguntó Christian Sonne, el más joven del grupo, un mochilero argentino que se había sumado a la excursión cuando estaban por partir, porque sus compañeros habían emprendido imprevistamente el regreso en otro autobús.
-Quédate ahí, niño, que huelo a fiera, -acotó Pablo que se había aproximado a Lou, quien sostenía el arma y miraba a todos como si no los conociera-, y tú guarda eso que has traído en tu bolso, a ver si nos sorprendes…
El chino farfulló unas palabras, al tiempo que Mbotsuna con su gorra roja encasquetada hasta las cejas se acercaba con una sonrisa inquietante:
-No temer -dijo en su jerigonza habitual-, ser un leopardo o algo parecido.
-Pero ¿qué dices, tío, quieres asustarnos…? ¿Acaso tenemos que estar pensando en esas leyendas que nos contabas en el bus? -Pablo encaró al africano con una expresión alarmante.
-No estamos para bromas, el chofer no ha vuelto y ya han pasado más de quince horas desde el vuelco -dijo Fiorela.
-Creo que tiene razón… Si nos quedamos aquí es probable que nos devore ese leopardo que duerme en los árboles, ya nos tiró su colchón, se ve que no le agradamos o tal vez le gustamos demasiado…
- No es para tanto, Marina, deben ser monos -apuntó Carlos, medio adormilado-, si se tratase de un felino, ya nos hubiera atacado.
Otro aluvión de hojas y bellotas cayó bruscamente a escasos metros del grupo.
El chino se levantó de un salto y corrió hacia la espesura.
-¡Lou, vuelve! -gritó Marina.
Un quejido ahogado se oyó detrás de la maleza y cuatro hombres enmascarados, vestidos con pieles de leopardo irrumpieron de pronto, arrastrando al chino con violencia.

(Que siga el que lo desee.)
Última edición por Marimar González el Mié, 11 Jul 2018 20:33, editado 3 veces en total.
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Rafael Zambrano Vargas
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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El chino gritaba pidiendo auxilio; ¡Ayúdenme por favor, antes de que estos bichos se me lleven al mismísimo infierno.
Carlos y Pablo fueron los primeros en acudir a la petición del chino, luego se le agregaron Fiorela y Marina, seguidos de otros cuantos.
El chino arrastraba entre la hojarasca, tirado por dos de los hombres enmascarados con pieles de leopardo,
y cuando llegaron a su altura, se entabló una lucha cuerpo a cuerpo entre los misteriosos hombres y el reducido número de valientes.
Hubo forcejeos y cuerpos que rodaron por el suelo húmedo de la jungla, hasta que por fin más de la mitad el conjunto de los malhadados viajeros acudieron en la defensa y rescate del chino, y aquellos extraños seres se vieron obligados a huir por entre las espesura del ramaje selvático, dejando el chino en libertad.....
La poesía es la más depurada manifestación, por medio de la palabra, de los sentimientos,
emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano, y, al tiempo que nos hace sentir
nos ennoblece. Soy tan solo un leve intento de aproximación a la poesía.
Marimar González
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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Después de recobrar la tranquilidad, los excursionistas se sentaron en torno a una fogata para alejar la presencia de las fieras, pues en esos parajes no podìa descartarse ese peligro y, sobre todo, para ahuyentar a los mosquitos y jejenes, que se habìan ensañado con el grupo. Christian trató de conciliar a los diferentes corrillos que se habìan formado, ya que el adolescente despertaba la simpatìa en la mayoría de los adultos con su pequeña guitarra y sus originales canciones.
Una chica de anteojos que no había conversado con nadie hasta ese momento se presentó como Marìa Cielo Aguirre y dibujó un mapa que ofrecía un aparente camino de salvación. Otro muchacho, Román Ducós, consiguió que funcionara por unos minutos la radio del autobús.
Esas novedades levantaron el estado de ánimo de los viajeros y la sonrisa se dibujó en todas las bocas cuando escucharon tras el último rasgueo de Christian el sonido inconfundible de un helicóptero, que les pareció a todos el más encantador de los arrullos.
Marimar González
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

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"EL VUELCO"


Nunca hubiera imaginado Marina que aquel viaje para solos y solas, esperado con tanta ilusión durante el invierno, se hubiera podido transformar en esta aventura desconcertante y riesgosa que la arrojaba a un sendero perdido en medio de la selva con un grupo de personas desconocidas. Estaba semidormida, golpeada y confusa, cuando le informaron con pocas palabras que el autobús había sufrido un accidente y era necesario seguir a pie para pedir ayuda en el primer pueblo que encontrasen.
Nada se sabía del conductor que se había adelantado horas antes para buscar auxilio y los rostros de los pasajeros no le resultaban familiares, aunque después de un largo sueño era poco probable reconocer a alguien con la simple presentación de todos en la galería de una posada de frontera. Ni siquiera recordaba cuál de ellos era el guía hasta que le dijeron que era el tipo de la gorra roja, ¡ah!, sí, el moreno ataviado con un bazar de abalorios entre los que destacaba la serpiente que prendía cerca de su yugular, un keniano de mediana edad con un porte aparasolado, tronco bien definido pero un poco tortuoso, algo así como una acacia que fuera refugio de sol y guarida de leopardo, que chapurreaba un español mezclado con suajili e inglés, tan gracioso como grotesco y ciertamente poco tranquilizador, porque ponía el alma en lo que explicaba, haciendo que la imaginación de uno se colmase de vida, de emoción y, claro está, de miedos al evocar, como explicación a la causa del accidente, las antiguas historias de antaño y que aún hoy se presagiaban e incluso se consideraban reales. Marina, algo más lúcida, no creía estar oyendo aquello en los tiempos que corrían. Parecían como sortilegios y cuentos para mantener a una población asustada y temerosa ante una realidad irreal. Pero el africano hablaba y hablaba, y conforme lo hacía, se le oscurecían los ojos llegando a crear un irradiante efecto de mirada rojiza y semblante alterado. En un instante cambió de actitud, su cabeza giró lentamente y paseó su mirada por las miradas, algunas incrédulas, otras asustadas, de aquellos compañeros, cuyo viaje ya era de por sí una pesadilla. Podéis pensar cualquier cosa, podéis no creerme, incluso reiros y decir que estoy loco, incitó el keniano, pero debéis saber que vuestro verdadero viaje comienza ahora, lejos de esta jungla enmarañada, el viaje es a vuestro interior donde laten los instintos de la especie, una vuelta a los ecos del pasado cuando los ritos de la tribu invocaban tras una danza ancestral los espíritus de la vida y de la muerte en un éxtasis de fuego y sombras, en un delirio de aullidos y sangre. El keniano movía su cuerpo al hablar como si de su interior naciera un ritmo de tambores que nadie oía. La noche estaba cayendo y el africano sonreía como si eso fuera lo que desde hacia un rato estaba esperando. De pronto se oyó un crujido de ramas...
En el aire, tenso, como una lámina transparente, los insectos desgarraban sus alas en mimetismo engañoso al ojo y a la mano que tiembla sobre la boca de los pasajeros perdidos. La voz metálica del Keniano de la boina roja y serpiente de lengua bifida, era ahora un mullido frente al avance del chasquido entre las ramas que abrazaban el claro donde Marina y los veinte tripulantes abordaban el viaje mortal de sus vidas. Shhhh! advirtió Marina poniéndose al lado del Keniano que se daba vueltas en el mismo lugar nerviosamente, al tiempo que arrojó al lodazal a la serpiente y se agarraba la cabeza. ¡Escuchen! Con voz vibrante Marina se dirigió al grupo: Marina Crespo, Hum, Croacia. Si vamos a salir con vida, tenemos que dejar de escuchar a la serpiente esa y empezar a orientarnos. Empiece por aquí, diga su nombre y su lugar de origen: Lou Sing, Modesto, California. Ud., Fiorela Del Monte, Catarroja, Valencia. Ud. Carlos Castañedas Palo Alto, California... La sugestión es la palabra que abre la brecha en la córtex y derrama la dosis exacta desde la amígdala. Pablo Camarena, Madrid, por Dios, ¡callen esa fusta! Gritó el hombre de camisa de yema amarilla, intensificando la ya profusa y fría consternación. A la luz de una super luna brillaban los ojos anochecidos del tour. Una pegajosa rasquiña les invadía el cuerpo, ¡Maldita noche! se oyó al fondo, al tiempo que un aguacero profuso empezó a desplomarse azorando a los pájaros en su escondite y algunos hombres rasgaron la manga de su camisa, y lloraban como niños. Siempre amanece, aunque uno encima del otro se refugie buscando calor, y alivio, el sol no faltó a su cita a pesar de que las nubes, propias y ajenas, se empeñaran en alargar la noche.
Marina abrió los ojos, tensos y nerviosos después de una noche casi en vela, y lo primero que vio fue la espalda de una mujer sentada en cuclillas que miraba el horizonte; al norte propuesto por los primeros rayos de sol.
Se acercó a ella con esa paz que solo aprecia quien la ha perdido y preguntó:
-¿Fiorela?
-Marina -respondió sin contestar- creo que dijiste anoche que era tu nombre.
Marina se sentó a su lado invadida por una tranquilidad casi contagiosa y miró hasta donde alcanzaba su mirada no exenta aun de miedo.
Miró en silencio, como postergando su siguiente pregunta.
-¿Qué vamos a hacer?
-Pensar -dijo Fiorela con un movimiento reflejo de labios y en voz baja.
Pasaron cinco minutos eternos en los que el único riesgo fue romper el silencio o aventurar una salida.
-Creo -prosiguió Fiorela, sin mirar a su interlocutora- que deberíamos empezar por hacer un cálculo de trazabilidad de cada uno de nosotros, un estudio de expectativas y un estado de situación.
Marina siguió pensando hasta que el miedo colectivo del resto de los compañeros, uno a uno, empezó a despertar.
El primero en intentar acercarse a las dos mujeres fue Pablo, pero un nuevo crujir de ramas en la selva auguraba nuevas incógnitas, unidas al panorama ya de por sí desconcertante. Marina palideció y se abrazo a Fiorela, buscando protección ante el pánico que la invadía. Fiorela le acarició el rostro y los cabellos en tanto le decía que se tranquilizara.
--Es muy probable que sea un simio de los muchos que habitan por esta jungla. -dijo Fiorela, lo cual hizo su efecto sobre Marina. Pero de pronto se escuchó una detonación cercana que, parecía ser de un arma de fuego, y esto puso en pie de alerta a todo el grupo de los desconcertados viajeros.
Pablo Castañeda salió al paso de esta nueva incidencia y dijo: no se pongan nerviosos ni teman, ya que en esta selva suele haber también cazadores furtivos de elefantes, a los que asesinan sin la menor piedad por el solo hecho de obtener beneficios del marfil...
Un nuevo disparo sonó desde atrás. Fiorela y Marina gritaron al mismo tiempo, mientras los otros pasajeros se levantaban de golpe y el de los rasgos asiáticos desenfundaba una pistola ante la sorpresa de todos.
-Pero ¿qué es esto y qué ha sido ese vendaval de ramas?, preguntó Christian Sonne, el más joven del grupo, un mochilero argentino que se había sumado a la excursión cuando estaban por partir, porque sus compañeros habían emprendido, imprevistamente, el regreso en otro autobús.
-Quédate ahí, niño, que huelo a fiera, -acotó Pablo que se había aproximado a Lou, quien sostenía el arma y miraba a todos como si no los conociera-, y tú guarda eso que has traído en el bolso, a ver si nos sorprendes…
El chino farfulló unas palabras, al tiempo que Mbotsuna con su gorra roja encasquetada hasta las cejas se acercaba con una sonrisa inquietante:
-No temer -dijo en su jerigonza habitual-, ser un leopardo o algo parecido.
-Pero ¿qué dices, tío, quieres asustarnos…? ¿Acaso tenemos que estar pensando en esas leyendas que nos contabas en el bus? -Pablo encaró al africano con una expresión alarmante.
-No estamos para bromas, el chofer no ha vuelto y ya han pasado más de quince horas desde el vuelco -dijo Fiorela.
-Creo que tiene razón… Si nos quedamos aquí es probable que nos devore ese leopardo que duerme en los árboles, ya nos tiró su colchón, se ve que no le agradamos o tal vez le gustamos demasiado…
-No es para tanto, Marina, deben ser monos -apuntó Carlos, medio adormilado-, si se tratase de un felino, ya nos hubiera atacado.
Otro aluvión de hojas y bellotas cayó bruscamente a escasos metros del grupo.
El chino se levantó de un salto y corrió hacia la espesura.
-¡Lou, vuelve! -gritó Marina.
Un quejido ahogado se oyó detrás de la maleza y cuatro hombres enmascarados, vestidos con pieles de leopardo irrumpieron de pronto, arrastrando al chino con violencia.
El chino gritaba pidiendo auxilio; ¡Ayúdenme por favor, antes de que estos bichos me lleven al mismísimo infierno.
Carlos y Pablo fueron los primeros en acudir a la petición del chino, luego se le agregaron Fiorela y Marina, seguidas de otros cuantos.
El chino arrastraba entre la hojarasca, tirado por dos de los hombres enmascarados con pieles de leopardo, y cuando llegaron a su altura, se entabló una lucha cuerpo a cuerpo entre los misteriosos hombres y el reducido número de valientes.
Hubo forcejeos y cuerpos que rodaron por el suelo húmedo de la jungla, hasta que por fin más de la mitad el conjunto de los malhadados viajeros acudieron en la defensa y rescate del chino, y aquellos extraños seres se vieron obligados a huir por entre las espesura del ramaje selvático, dejando el chino en libertad.
Después de recobrar la tranquilidad, los excursionistas se sentaron en torno a una fogata para alejar la presencia de las fieras, pues en esos parajes no podía descartarse el peligro y, sobre todo, para ahuyentar a los mosquitos y jejenes, que se habían ensañado con el grupo.
Christian trató de conciliar a los diferentes corrillos que se habían formado, ya que el adolescente despertaba simpatía en la mayoría de los adultos con su pequeña guitarra y sus originales canciones.
Una chica de anteojos que no había conversado con nadie hasta ese momento se presentó como María Cielo Aguirre y dibujó un mapa que ofrecía un aparente camino de salvación. Otro muchacho, Román Ducós, consiguió que funcionara por unos minutos la radio del autobús.
Esas novedades levantaron el estado de ánimo de los viajeros y la sonrisa se dibujó en todas las bocas cuando escucharon tras el último rasgueo de Christian el sonido inconfundible de un helicóptero, que les pareció a todos el más encantador de los arrullos.
Última edición por Marimar González el Vie, 13 Jul 2018 11:37, editado 1 vez en total.
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Rafel Calle
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Ubicación: Palma de Mallorca

Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Enhorabuena, chicas y chicos, buen trabajo, divertido; ha sido un placer.
Abrazos.
Marimar González
Mensajes: 909
Registrado: Vie, 15 Jul 2016 6:22

Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por Marimar González »

Agradezco a los escritores participantes la creatividad y capacidad lùdica que han demostrado al colaborar en este relato, en el que merecen destacarse las situaciones de tensión generadas por el miedo compartido, verdadero leitmotiv que impulsa la conducta de los viajeros.
Me corresponde señalar que la galería de personajes se enriquece con el guía misterioso y extravagante que provoca desconfianza, con las chicas que se comunican a través del afecto, también con la valentía de los hombres que se materializa en el arrojo del chino al ajustarse el nudo del relato. Como contrapeso que equilibra la carga emocional se proyecta la figura del adolescente y su música que aligera las tensiones.
El final abierto se despliega en tres hilos que mantienen el suspenso y a la vez sugieren tres posibles soluciones: el mapa de María Cielo, la radio de Román Ducós y el motor del helicóptero. Sin embargo, el punto final queda a cargo del lector ya que tal vez se diluyan o sean falsas las expectativas y nuevas peripecias prolonguen el desarrollo de la historia, pero entonces habría que cambiar de soporte y de género, pues estarían germinando las semillas de una novela.

Imagen

Os dejo las estrellas que habéis alcanzado, pues todos los narradores han brillado en el cielo de Alaire. ¡A repartirlas con equidad!
(Paso la pluma voladora de la próxima actividad conjunta al poeta Rafael Zambrano Vargas, que me ha concedido su permiso).
Última edición por Marimar González el Sab, 14 Jul 2018 1:50, editado 1 vez en total.
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19402
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Re: Cuento de suspenso (Juego con puntaje)

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Ha quedado muy bien, querida compañera. Felicitaciones sinceras y mil aplausos para todos los que habéis participado con tanto acierto en este ejercicio de creatividad narrativa.

Mil perdones por mi ausencia; contingencias de orden práctico me han liado la semana.

Abrazos.
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


Sub-jectum, Julio Bonal
Responder

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