Poema de la duda - Bahía Sur

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F. Enrique
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Poema de la duda - Bahía Sur

Mensaje sin leer por F. Enrique »

[JUSTIFY] [JUSTIFY] Ya tenía terminado este apartado y resulta que un comentario de una persona que conocí hace apenas unos días me ha hecho cambiar la opinión que tenía sobre él.

Hace apenas unos días se produjo una tragedia en la que murieron ahogados unos inmigrantes que intentaron cruzar por el mar la frontera, en el mismo corazón de mi querida bahía. Quizás no vuelva a verla como antes.

Este poema, escrito y perdido en 1997, y que le dediqué a Juan Antonio, un amigo del barrio de La Almadraba que murió prematuramente, ha sido el que ha elegido Fanny, así se llama esta amiga, para expresarme su tristeza por la dimensión de una tragedia que parece lejos de una solución. El poema era sensiblemente más largo, conservé los versos que recordaba y añadí un par de ellos el pasado día cuatro. El barrio de la Almadraba se encuentra a menos de un kilómetro del lugar en el que acontecieron estos trágicos hechos. Empieza a no haber diferencia entre un lado y otro de la frontera, y no en su vertiente positiva. Nací allí, entre pescadores, en una buena parte de origen andaluz o por lo menos hablaban y reían como tales, las lágrimas la derramaron un doce de diciembre. Ahora no sé si me duele más ser consciente de la agonía de este mundo o de la llegada de este otro. [/JUSTIFY][/JUSTIFY]


Prólogo

Elegía de otoño



Volveré al paseo donde la muerte
se ha detenido en tus ojos, amigo mío,
pensaré que no te has ido en silencio
con los pájaros que amabas,
que no te angustia la pena de saber
que los barcos se fueron a buscar otras caricias,
que no verás el barrio presa del abandono,
nuestra playa barrida por la noche y el tiempo,
nuestro cine cerrado, nuestros niños crecidos.


[RIGHT]A Inma, cuando era adolescente.
(Abril-2011) [/RIGHT]
1

Vuelve la Primavera y te recuerdo

Vuelve la primavera y te recuerdo en los jazmines,
en los mismos bancos y en las mismas piedras
que adornaran tu sed de amor iconoclasta.

Ya ves el golpear del tiempo en nuestras almas,
ya ves la noche entera reinando en nuestro parque,
ya ves la primavera que vuelve y no nos mira.

2

Cruzas

Cruzas en cada imagen no retenida,
lejos queda el momento en que te prometiste
a lo que nos unía en aquella encrucijada
que nos tendía la vida
y nos hacía distintos y expresivos,
e insistía en primeras palabras
de amor entre los álamos,
palabras que murieron
en bocetos de libertad encadenados
a cúmulos de espigas, a música, quimeras,
bocetos que supieron del triste
divagar que somete las alas
a poetas y albatros
y aún así insistían rimando en las alturas,
buscaban la fortuna que auguran a los locos,
detenían el instinto para representarlo,
buscaban la verdad en un rayo de luna
porque deben morir siguiendo su camino.

3

Vientos de soledad en la mañana
y en los andenes espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el camino,
y no te reconozco, ni sé como hablarte.

En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos,
he pasado la tarde
con los bancos gastados y un reloj que no anda;

Aranjuez está lejos y los ecos torcidos,
los trigales se visten de verano,
y yo en este rincón que será derruido
y aplastará los nombres de amantes
que algún día tuvieron
la mirada de luz que yo he perdido.

4

Apoyado en la verja, cerca de la ventana,
el mar inunda mi rostro de su verde lejano
y pasea tu nombre de recuerdo violeta,
frágil como la flor abierta en la mañana.

Ha pasado el amor por árboles y puertas,
por este corazón que no supo tenerte,
y me alejo de aquello que llegó a mi vida
como una herida abierta sedienta de canciones.

5

Cartas para rezar

Cartas para rezar, rogar o enternecernos
con la palabra amable que entregamos a una estrella.
¡Oh libertad sin luz, de amor tibio o ausente
que reposa en el cuarto que de niños frecuentamos!

No ha venido la verdad, la valentía, la fuerza
que corrían en el sueño de amor que despertamos,
somos extraños sin alma danzando en el silencio,
no queriendo dejar huella de nuestro signo,
no levantar sospecha de nuestra inclinación
en esta larga partida
sin mano con la existencia.

6

Los painicos

Al recordar tu nombre, al vestirme de abril
anochecido,
he vuelto a caminar por la playa desierta,
a esperar en la orilla que suba la marea,
como los painicos que al final del verano
caían sobre la arena tristes como sus alas,
mi alma volotea torpe en la resaca,
sin fuerzas, sin amor, sin verso que te nombre.

No ha podido volver al sueño de la vida
como estas aves negras que desafían las olas
que ha tiempo que eligieron otras playas oscuras
para dejar su vuelo entre el aire y el agua.

7

He hablado de amor[RIGHT]A Tod Browning [/RIGHT]

He hablado de amor con los ojos brillantes,
he hablado de constantes que me fueron queridas,
pero estoy atrapado en un mundo sin sueño,
esperando una nueva, y buscada caída
como un hoplita desarmado en el sendero
que no puede detener la avalancha
y la afronta sabiendo su destino,
un marino asustado en la calma
que barrunta venideras tempestades,
un olvidado en las emociones,
un monstruo en silencio que se arrastra.

8

Tu cintura de cera y el rimel de tus ojos

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida.
Miras las carreteras y los acantilados
curvos de Punta Almina.

Cruzas por las arenas y sigues alentando
las voces de otro tiempo, la luz que yo sentía.
El viento me acorrala y arropa mi silencio
por no tener salida.

Puedo morir de amor y romper los espejos,
abrigar con las manos la sombra de tu herida,
entregarme a este mar nuestro que nos aguarda,
desterrar la amargura que se agolpa en la orilla.
Mas no puedo arrancar con el rumor que llega
el calor de tus manos, la luz de tu sonrisa.

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida,
miras el horizonte buscando una respuesta
del cielo a tu desdicha.

Azul para mis ojos será siempre tu alma,
velero que navega siempre hacia la mía,
¡ay, perfume de rosa, corazón de poeta,
delirio que arrincona, ternura de una rima!

Cruzas por las arenas como una colegiala,
en el pecho una pena, la voz en la deriva,
y Cabo Negro al fondo que llega hasta tus manos
con el poniente undoso de los más claros días.

9

Nunca como hasta ahora

Nunca como hasta ahora había sido consciente
de lo frágil que era el barco en el que navegaba,
la imagen de tu verso, el amor que ofrecías,
el dios al que te entregaste, y que no te miraba,
y era tan fuerte, tan firme, tan segura
la soledad que negociabas
para no tener amigos que pudieran
provocar el dolor sin marco de tu alma,
ese sentimiento que domesticaste
cuando decidiste dejar atrás
a la muchacha que soñaba.

Nunca como hasta ahora se me había hecho
esta calle tan larga
que no te distinguía en ningún horizonte,
y tú tan distante, tan vacíos los momentos
que tu sonrisa alentaba.

¡Oh, ruiseñor que busca
el alma de la noche
y derramar en ella
la flor de su garganta!

10

En el rostro de abril

En el rostro de abril, embargado en las horas
que aquel dolor tuyo representó, miré las olas
empapadas de levante, el aire espeso
empañando las vidrieras.

He de vagar como un cuervo asustado
por la imagen que queda del peso de los años
y no evocar al joven que insistía
en tu fragilidad inquieta para al fin poseerte.

Este abril no es el nuestro, camina por los huertos
de nuestra tempestad,
se burla del amor que no cuidamos,
despierta la tristeza, el miedo y los halagos
que dicen que es hermoso que aún luches
y no te rindas,
cuando pasan sonrisas, cabellos, ilusiones,
y te sientes prisionero de melodías antiguas.

11

Quizás no queden versos

Quizás no queden versos en la plaza desnuda,
y en los escaparates no quede un libro abierto,
quizás con la marea lleguen aves nocturnas
que vuelen por el istmo leve que nos separa,
y te entreguen las alas de mi nueva caída.

Quizás otro vestido te pongas por la noche,
lleves otro perfume y otra mirada abras,
hables de un nuevo amor y otras aspiraciones,
y no tengas que negar cosas que no dijiste,
y esa es la causa amarga, honda de esta tristeza
que me aleja de ti; que me asalta y me hiere;
callaste cuando había algo hermoso que decir,
y hablaste cuando sólo querías hacer daño.

12

El perfume profundo de la dama de noche
el rítmico caer del jazmín en el suelo,
el letargo florido de pasos y farolas,
la llamada de cuestas, de los escaparates,
el murmullo intermitente que en la esperanza
fluye
se viste con el viento que ahora sopla despacio,
teñido de caricia , meciendo las aceras,
y me dejan pensando en este laberinto
sin meta que es mi vida,
ahora que no comprendo qué busco, qué persigo,
que cada día me reto
a expresar mis íntimas, crueles contradicciones.

13

Pasan las tardes y vuelven los amantes,
como los gorriones sedientos de tejados.

Es preciso decir que la vida es difícil,
que el deseo es erróneo, que oscurece las notas
de un loco que insiste, que siente en el piano
ahora que ya no toca el misterio de tu piel
y no siente las notas que en tu alma se pierden.

Los laureles de hoy serán sombras mañana,
mientras siguen los barcos flotando en la bahía,
la rutina en la calle, el amor en lo perdido,
en tus ojos el grito que ahoga tu esperanza.

14

En un límpido embate de vodka destilado
[RIGHT]I died a hundred times,
You go back to her
And I go back to black
(Amy Winehouse) [/RIGHT]

En un límpido embate de vodka destilado
me sumerjo en la tarde que muere en la bahía,
sufro porque no puedo anhelar unos ojos
y no tiembla mi cuerpo como una estrella errante.

Se me ha ido el amor, y ya no sé llamarlo
¿en qué calle estará
el ansia desmedida de besos de tus noches?
¿a qué puerta sin llave caminará tu olvido,
tu larga ausencia herida por no seguir tu paso,
tu ineludible imagen de muñeca asustada,
tu colchón de verdades roto por el silencio?

Tu canción de cristal en los escaparates
busca una nueva voz que abrace lo perdido,
tu palabra en el cuarto de la triste sentencia
vuelve a las amarguras y a las flores que gimen.

Se me ha perdido el arte y no encuentro la senda
para volver atrás, atrás cuando pensaba
que había encontrado en ti una verdad profunda,
profunda y transparente que no veían los otros,
y que en mi pecho descansaba.

Que era suficiente pensar en tu destello
para cruzar los puentes rotos y desolados
que cada día me hablaban
del mundo y los azares, del mar de la derrota
que batía en mi rostro, de la leyenda herida,
del amor que dejaste atravesando calles
y no encuentra el recuerdo
de la voz que te buscaba.


15

Algún lobo marino se asoma en el recuerdo
de las rocas de limo y el agua transparente,
jugaba con el sol y la mañana
cuando no había en la playa soñador
que perturbar pudiera su aventura..

Y ese lobo marino expulsado a las islas
esconde su figura huidiza y acosada
para no provocar a lanchas que partieron
a buscar otro mar de amor a la deriva,
lanchas que arrasaron el azul luminoso
que rezuma niñez, escafandras, latidos,
y muere cada tarde pleno de incomprensiones.


[JUSTIFY]Lobo marino: foca monje, animal inofensivo en peligro de extinción, apenas quedan unas decenas, En Ceuta existe la leyenda de que no hace mucho frecuentaban la Bahía Sur y, esto no sé que tiene de cierto, que un viejo pescador que fue a “zurrar” calamares, murió en la orilla extenuado por el susto que le dio uno de estos simpáticos animales al que sorprendió robándole lo que pescaba. Hace apenas unos meses mi padre me confesó que vio a los “terribles” lobos marinos, pero cuando hacía la mili en las Chafarinas.

Zurrar: Pescar calamares con potera.[/JUSTIFY]
16

Sonrisa en la lluvia de verano

Aquella soledad no se me habrá olvidado,
volverá cada vez que mi alma se ausente
y llueva la canción del hombre perseguido
en el cielo de nubes empapado,

No dirás con los ojos que soy poeta de luz
como dijiste un día,
no habrás arrinconado
un pensamiento hermoso que siempre me sostenga,
y lleve tu sonrisa para que te recuerde.

Estos días de lluvia de verano,
este lento vagar por tu barrio y el mío,
con la escuela cerrada
y tu cuerpo temblando
en la luz del recuerdo que me dio tu sonrisa.


17

Barrios Pescadores (años sesenta)

En un cuadro sin bordes donde el levante azota
y cubre de su espuma los pies blancos del muro.
En un marco sin mar que ahogue el horizonte,
ya no puedo mirar anhelos que suspiran,
ni exprimir los secretos que en su lecho tejieron.
Camino pedregoso, barca de los espantos
que siempre llega al puerto de los incomprendidos.

Son unas casas bajas con un techo que llora,
y una despensa exigua donde brota el aceite.
Estos hombres que sufren con chaquetas zurcidas
piensan, se reconocen
en antiguos viajeros
que trajeron la sal, la pesca, el aparejo.

Luego vino la cruz plana como un cuchillo,
la voz de los misterios, la rabia en las tabernas.

Hay quien celebra fiestas, se ríe del destino
cuando llega al puerto,
quien brinda en la deriva, quien hurga en el rosario,
y otros más oscuros, más crípticos, heridos,
cuyo único orgullo es no hacerlo en silencio.

Es su única forma de seguir navegando
y burlar a la muerte
cuando llega noviembre e iluminan las candelas
que les marcan la orilla
y ahogan la humedad.
18

En la playa

En la playa, con los torpes rugidos
de la tarde
coronando el humo de las fábricas,
cuando se abría una nube clara
y el azul se hincaba en sus rodillas,
el deseo se enamoró
de una niña que venía de lejos
y derramó la magia de sus ojos
en mis pupilas,
mientras mojaba sus pies en nuestras aguas.

En la playa, gimiendo,
debajo del ruido de las máquinas,
un negro aleteaba lentamente.
Las rocas le impedían
volver
al mar abierto, al oleaje
que calmo se había vuelto
para cerrar su única salida
entre las rocas.

¿Recuerdas, oh, tú, niña,
aquella tarde?
Yo supe de la muerte y del amor
y aún hoy
no puedo discernir la voz de aquel gemido
que te entregó mi canción desesperada.


[JUSTIFY]Negro: El calderón o ballena piloto es un cetáceo costero, los machos llegan a medir casi 7 metros. Se encuentran en manadas de 10 ó 50 ejemplares. Hace unos meses, en San Fernando, provocados por mi curiosidad, mi cuñado Fali y mi padre mantuvieron una discusión que sin ser agria, algo imposible entre ellos, no llegó a un acuerdo, y me dejó más dudas que otra cosa, hasta que mi padre dictó su sentencia inapelable. Mi cuñado sostenía que eran los pescadores caballas, los mejores del mundo según afirma categóricamente mi padre sin que deje lugar alguno a la duda, los causantes de que los negros y las tollinas (delfines) aparecieran heridos y agonizantes en la playa, los primeros porque ahuyentaban la pesquera y, en otros casos rompieran las artes con sus dientes para comerse los peces atrapados en ellas. Lo más convincente, como ya dije, me lo aportó el viejo pescador que siempre será mi padre, refiriéndose a las segundas que, al fin y al cabo cometían el mismo pecado, pero un pescador de verdad nunca lo haría porque matar a un delfín es ruina. [/JUSTIFY]


El recuerdo de la muerte

1
Ella viene a mi mente
en este recuerdo de luna y de pena,
en este sendero de tumbas que buscan los suspiros
en los miedos de la infancia que se agita.

Si tuviera sólo un sueño
le pondría el color del vestido que llevaba
la última vez que paseó junto al mar
entre los calendarios del muelle derruido
aunque no lo recuerde y sufra la falta
y arda cada noche que llore por su ausencia.

El camino es largo para que comprenda mi miedo,
demasiado hondo para medir este dolor,
y el viento de Poniente que refresca los montes
y mece las higueras
me lleva hacia el ocaso
donde caían los jilgueros que buscaban el sur en el otoño.

2
En nombre de la muerte las sombras te llamaban,
querían hacerte oscura
para apagar tus ojos y enamorarte del silencio
de la noche del alma que pierde su latido
y sin pausa se alarga.

Hay que apartar los sueños
antes que llegue la muerte
con tijeras en sus manos descarnadas,
con sus deseos de negra luna,
y le diga a los vientos quien fuiste,
en que escalón olvidaste los libros con tu firma,
que tren perdiste, acaso, sin saberlo
y no paró en tu estación de sueños nunca más.

Nunca más volará la mariposa sobre tu falda abierta
ni los perros de la tarde correrán
para lamer tu huella de caricias.

En nombre de la muerte y entre los árboles de tu infancia,
y el pozo insondable donde cayó la noche más lúgubre
de tu canto herido,
tiernas flores silvestres despliegan tu nombre en el viento.

3

Las palabras que nadie puede comprender,
el lugar donde cuando eras niña imaginabas
una muerte dulce en primavera,
porque el temor a Dios era más cálido,
menos oscuro,
el sueño que siempre rompía los cristales
sin brillo de mi soledad,
esa soledad mía que tú llevabas en los ojos,
aunque no puedas acordarte
del dolor que rondaba las mariposas encendidas
flotando sobre el aceite.

Ahora dibujas en paredes que perdieron la blancura
y no despiertan murmullos,
caminas por lugares que fueron derribados
y lloran
por un barrio sin alma que te ha dado la mano
para no entrar solo en el olvido.

Nadie puede explicar adonde fuiste,
como perdiste la túnica virgen
de tu imagen de niña descontenta,
por que no llegaste a ver la luz del rayo
que traía a tus ojos la alborada.

4

Después de la muerte, las flores están tristes
y susurran en tu tumba
coplas de amor sobre la hierba herida.

Te llegará el quejío de los montes derribados.
y el canto del pájaro ciego que enmudeció
en las Cuatro Higueras.

Siguen su curso las alas del recuerdo,
las manos de la noche,
solo puedes decir que eres pasado
como la muchacha de una estela ateniense
que tuvo un nombre
quizás un epitafio, una fecha
escritos por aquellos que la aman
o a la niña que fue y se encamina a la fuente.

Es inútil llorar cuando la muerte se acerca
y te mira a los ojos
como lo hacía
en tu candor de niña ,
cuando el infierno era un lugar
que convertía tus errores en pecados mortales.

5

En el barrio de la Almadraba
hay tejados de zinc y gatos,
pero no queda ninguna higuera,
ni una fuente para beber de noche.

Tus manos muertas acariciarán la Luna.

Hay una larga ausencia de Cantina
hay polvo
y cartones en los suelos.
No hay una niña que cante La otra.

Tu voz distante despertará mis sueños.


20

12 de Diciembre [RIGHT]Homme libre, toujours tu chériras la mer!
(Baudelaire)[/RIGHT]

Hay quien vive en una ciudad que se agiganta
y allí jugaba cuando niño en sus calles
antes de entrar al colegio.

Es difícil fingir que no ha muerto lo que amábamos
porque la vida escapa, así como la rosa,
sin poder precisar que se hizo de nosotros,
de aquel miedo a morir,
de aquella niña blanca que ondeaba
su pelo negro, su risa, su esperanza.

Ella sabe que nunca volverá a salir del colegio,
que nuestra soledad retorna del brazo de la muerte,
como una golondrina atrapada en la nieve
que no puede volar y apenas se equivoca.

Diciembre 1983
[JUSTIFY]12 de Diciembre de 1948; Fecha grabada en la memoria de los ceutíes de cierta edad porque se produjeron los peores naufragios que se recuerdan, se vieron implicados varios barcos pesqueros, de algunos se ahogaron todos los tripulantes y lo mismo ocurrió con algunos barcos que transportaban carbón. Los hijos y nietos de aquellos hombres y sus amigos no fuimos informados de la dimensión real de la tragedia aunque no se nos ocultó y 12 de Diciembre era más bien el nombre oficial de la popular “Barriada Pescadores” donde estaba una escuela entrañable en la que hacíamos 5º de primaria exclusivamente los hijos de pescadores. Cuando escribí el poema, en 1983, aunque no estoy seguro del mes, yo solo tenía conciencia del naufragio de un barco, El Lobo, que curiosamente sí tuvo supervivientes, y aunque eso le transmitía al poema un sentimiento de muerte y melancolía, estaba falto de datos que desconocía. Pienso que aquella tragedia produjo rabia, impotencia y dolor, la que se ha producido ahora también causa vergüenza, ¿Hasta cuándo?[/JUSTIFY]

http://www.elfarodigital.es/ceuta/cultu ... -1948.html#


(2013 – De unos poemas escritos en 2007)



La huida o la muerte eran el mismo oído
para escuchar la lluvia,
esa lluvia violenta que empapaba los árboles
en Tarifa o en Baelo ,
o en el pueblo perdido
donde me enseñaste a amar
la faz cambiante del mismo camino.

Tú estabas muy cansada
para poder escucharme,
para arrancar las flores
esparcidas por mi pensamiento.
cansada de morir entre los vivos,
ansiosa de vivir entre los muertos.

(Ruinas de Baelo – 1998)







1

Ella viene a mi mente
en este recuerdo de luna y de pena,
en este sendero de tumbas que buscan los suspiros
en los miedos de la infancia que se agita.

Si tuviera sólo un sueño
le pondría el color del vestido que llevaba
la última vez que paseó junto al mar
entre los calendarios del muelle derruido
aunque no lo recuerde y sufra la falta
y arda cada noche que llore por su ausencia.

El camino es largo para que comprenda mi miedo,
demasiado hondo para medir este dolor,
y el viento de Poniente que refresca los montes
y mece las higueras
me lleva hacia el ocaso
donde caían los jilgueros que buscaban el sur en el otoño.










2

En nombre de la muerte las sombras te llamaban,
querían hacerte oscura
para apagar tus ojos y enamorarte del silencio
de la noche del alma que pierde su latido
y sin pausa se alarga.

Hay que apartar los sueños
antes que llegue la muerte
con tijeras en sus manos descarnadas,
con sus deseos de negra luna,
y le diga a los vientos quien fuiste,
en que escalón olvidaste los libros con tu firma,
que tren perdiste, acaso, sin saberlo
y no paró en tu estación de sueños nunca más.

Nunca más volará la mariposa sobre tu falda abierta
ni los perros de la tarde correrán
para lamer tu huella de caricias.

En nombre de la muerte y entre los árboles de tu infancia,
y el pozo insondable donde cayó la noche
más lúgubre de tu canto herido,
tiernas flores silvestres despliegan tu nombre en el viento.





3

Las palabras que nadie puede comprender,
el lugar donde cuando eras niña imaginabas
una muerte dulce en primavera,
porque el temor a Dios era más cálido,
menos oscuro,
el sueño que siempre rompía los cristales
sin brillo de mi soledad,
esa soledad mía que tú llevabas en los ojos,
aunque no puedas acordarte
del dolor que rondaba las mariposas encendidas
flotando sobre el aceite.

Ahora dibujas en paredes que perdieron la blancura
y no despiertan murmullos,
caminas por lugares que fueron derribados
y lloran
por un barrio sin alma que te ha dado la mano
para no entrar solo en el olvido.

Nadie puede explicar adonde fuiste,
como perdiste la túnica virgen
de tu imagen de niña descontenta,
por que no llegaste a ver la luz del rayo
que traía a tus ojos la alborada.




4

Después de la muerte, las flores están tristes
y susurran en tu tumba
coplas de amor sobre la hierba herida.

Te llegará el quejío de los montes derribados.
y el canto del pájaro ciego que enmudeció
en las Cuatro higueras.

Siguen su curso las alas del recuerdo,
las manos de la noche,
solo puedes decir que eres pasado
como la muchacha de una estela ateniense
que tuvo un nombre
quizás un epitafio, una fecha
escritos por aquellos que la aman
o a la niña que fue y se encamina a la fuente.

Es inútil llorar cuando la muerte se acerca
y te mira a los ojos
como lo hacía
en tu candor de niña ,
cuando el infierno era un lugar
que convertía tus errores en pecados mortales.





5

En el barrio de la Almadraba
hay tejados de zinc y gatos,
pero no queda ninguna higuera,
ni una fuente para beber de noche.

Tus manos muertas acariciarán la Luna.

Hay una larga ausencia de Cantina
hay polvo
y cartones en los suelos.
No hay una niña que cante La otra.

Tu voz distante despertará mis sueños.


Última edición por F. Enrique el Vie, 19 Dic 2014 19:03, editado 11 veces en total.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19402
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Re: Bahía Sur

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

F. Enrique escribió:[RIGHT]A Inma, cuando era adolescente.
(Abril-2011) [/RIGHT]1

Vuelve la Primavera y te recuerdo

Vuelve la primavera y te recuerdo en los jazmines,
en los mismos bancos y en las mismas piedras
que adornaran tu sed de amor iconoclasta.

Ya ves el golpear del tiempo en nuestras almas,
ya ves la noche entera reinando en nuestro parque,
ya ves la primavera que vuelve y no nos mira.

2

Cruzas

Cruzas en cada imagen no retenida,
lejos queda el momento en que te prometiste
a lo que nos unía en aquella encrucijada
que nos tendía la vida
y nos hacía distintos y expresivos,
e insistía en primeras palabras
de amor entre los álamos,
palabras que murieron
en bocetos de libertad encadenados
a cúmulos de espigas, a música, quimeras,
bocetos que supieron del triste
divagar que somete las alas
a poetas y albatros
y aún así insistían rimando en las alturas,
buscaban la fortuna que auguran a los locos,
detenían el instinto para representarlo,
buscaban la verdad en un rayo de luna
porque deben morir siguiendo su camino.

3

Vientos de soledad en la mañana
y en los andenes espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el camino,
y no te reconozco, ni sé como hablarte.

En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos,
he pasado la tarde
con los bancos gastados y un reloj que no anda;

Aranjuez está lejos y los ecos torcidos,
los trigales se visten de verano,
y yo en este rincón que será derruido
y aplastará los nombres de amantes
que algún día tuvieron
la mirada de luz que yo he perdido.

4

Apoyado en la verja, cerca de la ventana,
el mar inunda mi rostro de su verde lejano
y pasea tu nombre de recuerdo violeta,
frágil como la flor abierta en la mañana.

Ha pasado el amor por árboles y puertas,
por este corazón que no supo tenerte,
y me alejo de aquello que llegó a mi vida
como una herida abierta sedienta de canciones.

5

Cartas para rezar

Cartas para rezar, rogar o enternecernos
con la palabra amable que entregamos a una estrella.
¡Oh libertad sin luz, de amor tibio o ausente
que reposa en el cuarto que de niños frecuentamos!

No ha venido la verdad, la valentía, la fuerza
que corrían en el sueño de amor que despertamos,
somos extraños sin alma danzando en el silencio,
no queriendo dejar huella de nuestro signo,
no levantar sospecha de nuestra inclinación
en esta larga partida
sin mano con la existencia.

6

Los painicos

Al recordar tu nombre, al vestirme de abril
anochecido,
he vuelto a caminar por la playa desierta,
a esperar en la orilla que suba la marea,
como los painicos que al final del verano
caían sobre la arena tristes como sus alas,
mi alma volotea torpe en la resaca,
sin fuerzas, sin amor, sin verso que te nombre.

No ha podido volver al sueño de la vida
como estas aves negras que desafían las olas
que ha tiempo que eligieron otras playas oscuras
para dejar su vuelo entre el aire y el agua.

7

He hablado de amor[RIGHT]A Tod Browning [/RIGHT]

He hablado de amor con los ojos brillantes,
he hablado de constantes que me fueron queridas,
pero estoy atrapado en un mundo sin sueño,
esperando una nueva, y buscada caída
como un hoplita desarmado en el sendero
que no puede detener la avalancha
y la afronta sabiendo su destino,
un marino asustado en la calma
que barrunta venideras tempestades,
un olvidado en las emociones,
un monstruo en silencio que se arrastra.

8

Tu cintura de cera y el rimel de tus ojos

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida.
Miras las carreteras y los acantilados
curvos de Punta Almina.

Cruzas por las arenas y sigues alentando
las voces de otro tiempo, la luz que yo sentía.
El viento me acorrala y arropa mi silencio
por no tener salida.

Puedo morir de amor y romper los espejos,
abrigar con las manos la sombra de tu herida,
entregarme a este mar nuestro que nos aguarda,
desterrar la amargura que se agolpa en la orilla.
Mas no puedo arrancar con el rumor que llega
el calor de tus manos, la luz de tu sonrisa.

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida,
miras el horizonte buscando una respuesta
del cielo a tu desdicha.

Azul para mis ojos será siempre tu alma,
velero que navega siempre hacia la mía,
¡ay, perfume de rosa, corazón de poeta,
delirio que arrincona, ternura de una rima!

Cruzas por las arenas como una colegiala,
en el pecho una pena, la voz en la deriva,
y Cabo Negro al fondo que llega hasta tus manos
con el poniente undoso de los más claros días.

9

Nunca como hasta ahora

Nunca como hasta ahora había sido consciente
de lo frágil que era el barco en el que navegaba,
la imagen de tu verso, el amor que ofrecías,
el dios al que te entregaste, y que no te miraba,
y era tan fuerte, tan firme, tan segura
la soledad que negociabas
para no tener amigos que pudieran
provocar el dolor sin marco de tu alma,
ese sentimiento que domesticaste
cuando decidiste dejar atrás
a la muchacha que soñaba.

Nunca como hasta ahora se me había hecho
esta calle tan larga
que no te distinguía en ningún horizonte,
y tú tan distante, tan vacíos los momentos
que tu sonrisa alentaba.

¡Oh, ruiseñor que busca
el alma de la noche
y derramar en ella
la flor de su garganta!

10

En el rostro de abril

En el rostro de abril, embargado en las horas
que aquel dolor tuyo representó, miré las olas
empapadas de levante, el aire espeso
empañando las vidrieras.

He de vagar como un cuervo asustado
por la imagen que queda del peso de los años
y no evocar al joven que insistía
en tu fragilidad inquieta para al fin poseerte.

Este abril no es el nuestro, camina por los huertos
de nuestra tempestad,
se burla del amor que no cuidamos,
despierta la tristeza, el miedo y los halagos
que dicen que es hermoso que aún luches
y no te rindas,
cuando pasan sonrisas, cabellos, ilusiones,
y te sientes prisionero de melodías antiguas.

11

Quizás no queden versos

Quizás no queden versos en la plaza desnuda,
y en los escaparates no quede un libro abierto,
quizás con la marea lleguen aves nocturnas
que vuelen por el istmo leve que nos separa,
y te entreguen las alas de mi nueva caída.

Quizás otro vestido te pongas en la noche,
lleves otro perfume y otra mirada abras,
hables de un nuevo amor y otras aspiraciones,
y no tengas que negar cosas que no dijiste,
y esa es la causa amarga, honda de esta tristeza
que me aleja de ti; que me asalta y me hiere;
callaste cuando había algo hermoso que decir,
y hablaste cuando sólo querías hacer daño.

12

El perfume profundo de la dama de noche
el rítmico caer del jazmín en el suelo,
el letargo florido de pasos y farolas,
la llamada de cuestas, de los escaparates,
el murmullo intermitente que en la esperanza
fluye
se viste con el viento que ahora sopla despacio,
teñido de caricia , meciendo las aceras,
y me dejan pensando en este laberinto
sin meta que es mi vida,
ahora que no comprendo qué busco, qué persigo,
que cada día me reto
a expresar mis íntimas, crueles contradicciones.

13

Pasan las tardes y vuelven los amantes,
como los gorriones sedientos de tejados.

Es preciso decir que la vida es difícil,
que el deseo es erróneo, que oscurece las notas
de un loco que insiste, que siente en el piano
ahora que ya no toca el misterio de tu piel
y no siente las notas que en tu alma se pierden.

Los laureles de hoy serán sombras mañana,
mientras siguen los barcos flotando en la bahía,
la rutina en la calle, el amor en lo perdido,
en tus ojos el grito que ahoga tu esperanza.

14

En un límpido embate de vodka destilado
[RIGHT]I died a hundred times,
You go back to her
And I go back to black
(Amy Winehouse) [/RIGHT]

En un límpido embate de vodka destilado
me sumerjo en la tarde que muere en la bahía,
sufro porque no puedo anhelar unos ojos
y no tiembla mi cuerpo como una estrella errante.

Se me ha ido el amor, y ya no sé llamarlo
¿en qué calle estará
el ansia desmedida de besos de tus noches?
¿a qué puerta sin llave caminará tu olvido,
tu larga ausencia herida por no seguir tu paso,
tu ineludible imagen de muñeca asustada,
tu colchón de verdades roto por el silencio?

Tu canción de cristal en los escaparates
busca una nueva voz que abrace lo perdido,
tu palabra en el cuarto de la triste sentencia
vuelve a las amarguras y a las flores que gimen.

Se me ha perdido el arte y no encuentro la senda
para volver atrás, atrás cuando pensaba
que había encontrado en ti una verdad profunda,
profunda y transparente que no veían los otros,
y que en mi pecho descansaba.

Que era suficiente pensar en tu destello
para cruzar los puentes rotos y desolados
que cada día me hablaban
del mundo y los azares, del mar de la derrota
que batía en mi rostro, de la leyenda herida,
del amor que dejaste atravesando calles
y no encuentra el recuerdo
de la voz que te buscaba.





Sencillamente un poemario precioso.

Había leido algunos poemas. Constatarlos asi, en un ejemplar que quizá toque papel, resulta emocionante.

Mi sincera enhorabuena, poeta.

PD: El título es bellísimo.


Hallie
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F. Enrique
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Mensaje sin leer por F. Enrique »

1

Vuelve la Primavera y te recuerdo

Vuelve la primavera y te recuerdo en los jazmines,
en los mismos bancos y en las mismas piedras
que adornaran tu sed de amor iconoclasta.

Ya ves el golpear del tiempo en nuestras almas,
ya ves la noche entera reinando en nuestro parque,
ya ves la primavera que vuelve y no nos mira.

2

Cruzas

Cruzas en cada imagen no retenida,
lejos queda el momento en que te prometiste
a lo que nos unía en aquella encrucijada
que nos tendía la vida
y nos hacía distintos y expresivos,
e insistía en primeras palabras
de amor entre los álamos,
palabras que murieron
en bocetos de libertad encadenados
a cúmulos de espigas, a música, quimeras,
bocetos que supieron del triste
divagar que somete a las alas,
a poetas y albatros
y aún así insistían rimando en las alturas,
buscaban la fortuna que auguran a los locos,
detenían el instinto para representarlo,
buscaban la verdad en un rayo de luna
porque deben morir siguiendo su camino.

3

Vieja estación - primera versión

Vientos de soledad en la mañana
y en los andenes espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el camino,
y no te reconozco, ni sé como hablarte.

En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos,
he pasado la tarde
con los bancos gastados y un reloj que no anda;

Aranjuez está lejos y los ecos torcidos,
los trigales se visten de verano,
y yo en este rincón que será devastado,
y aplastará los nombres de los amantes
que algún día tuvieron
la mirada de luz que yo he perdido.

4

Apoyado en la verja, cerca de la ventana,
el mar inunda mi rostro con su verde lejano
y pasea tu nombre de recuerdo violeta,
frágil como la flor abierta en la mañana.

Ha pasado el amor por árboles y puertas,
por este corazón que no supo tenerte,
y me alejo de aquello que llegó a mi vida
como una herida abierta sedienta de canciones.

5

Cartas para rezar

Cartas para rezar, rogar o enternecernos
con la palabra amable que entregamos a una estrella.
¡Oh libertad sin luz, de amor tibio o ausente
que reposa en el cuarto que de niños frecuentamos!

No ha venido la verdad, la valentía, la fuerza
que corrían en el sueño de amor que despertamos,
somos extraños sin alma danzando en el silencio,
no queriendo dejar huella de nuestro signo,
no levantar sospecha de nuestra inclinación
en esta larga partida
sin mano con la existencia.

6

Los painicos

Al recordar tu nombre, al vestirme de abril
anochecido,
he vuelto a caminar por la playa desierta,
a esperar en la orilla que suba la marea,
como los painicos que al final del verano
caían sobre la arena tristes como sus alas,
mi alma volotea torpe en la resaca,
sin fuerzas, sin amor, sin verso que te nombre.

No ha podido volver al sueño de la vida
como estas aves negras que desafían las olas
que ha tiempo que eligieron otras playas oscuras
para dejar su vuelo entre el aire y el agua.

7

He hablado de amor[RIGHT]A Tod Browning [/RIGHT]

He hablado de amor con los ojos brillantes,
he hablado de constantes que me fueron queridas,
pero estoy atrapado en un mundo sin sueño,
esperando una nueva, y buscada caída
como un hoplita desarmado en el sendero
que no puede detener la avalancha
y la afronta sabiendo su destino,
un marino asustado en la calma
que barrunta venideras tempestades,
un olvidado en las emociones,
un monstruo en silencio que se arrastra.

8

Tu cintura de cera y el rímel de tus ojos

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida.
Miras las carreteras y los acantilados
curvos de Punta Almina.

Cruzas por las arenas y sigues alentando
las voces de otro tiempo, la luz que yo sentía.
El viento me acorrala y arropa mi silencio
por no tener salida.

Puedo morir de amor y romper los espejos,
abrigar con las manos la sombra de tu herida,
entregarme a este mar nuestro que nos aguarda,
desterrar la amargura que se agolpa en la orilla.
Mas no puedo arrancar con el rumor que llega
el calor de tus manos, la luz de tu sonrisa.

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida,
miras el horizonte buscando una respuesta
del cielo a tu desdicha.

Azul para mis ojos será siempre tu alma,
velero que navega siempre hacia la mía,
¡ay, perfume de rosa, corazón de poeta,
delirio que arrincona, ternura de una rima!

Cruzas por las arenas como una colegiala,
en el pecho una pena, la voz en la deriva,
y Cabo Negro al fondo que llega hasta tus manos
con el poniente undoso de los más claros días.

9

Nunca como hasta ahora

Nunca como hasta ahora había sido consciente
de lo frágil que era el barco en el que navegaba,
la imagen de tu verso, el amor que ofrecías,
el dios al que te entregaste, y que no te miraba,
y era tan fuerte, tan firme, tan segura
la soledad que negociabas
para no tener amigos que pudieran
provocar el dolor sin marco de tu alma,
ese sentimiento que domesticaste
cuando decidiste dejar atrás
a la muchacha que soñaba.

Nunca como hasta ahora se me había hecho
esta calle tan larga
que no te distinguía en ningún horizonte,
y tú tan distante, tan vacíos los momentos
que tu sonrisa alentaba.

¡Oh, ruiseñor que busca
el alma de la noche
y derramar en ella
la flor de su garganta!

10

En el rostro de abril

En el rostro de abril, embargado en las horas
que aquel dolor tuyo representó, miré las olas
empapadas de levante, el aire espeso
empañando las vidrieras.

He de vagar como un cuervo asustado
por la imagen que queda del peso de los años
y no evocar al joven que insistía
en tu fragilidad inquieta para al fin poseerte.

Este abril no es el nuestro, camina por los huertos
de nuestra tempestad,
se burla del amor que no cuidamos,
despierta la tristeza, el miedo y los halagos
que dicen que es hermoso que aún luches
y no te rindas,
cuando pasan sonrisas, cabellos, ilusiones,
y te sientes prisionero de melodías antiguas.

11

Quizás no queden versos

Quizás no queden versos en la plaza desnuda,
y en los escaparates no quede un libro abierto,
quizás con la marea lleguen aves nocturnas
que vuelen por el istmo leve que nos separa,
y te entreguen las alas de mi nueva caída.

Quizás otro vestido te pongas en la noche,
lleves otro perfume y otra mirada abras,
hables de un nuevo amor, otras aspiraciones,
y tengas que negar cosas que no dijiste,
y esa es la causa amarga, honda de esta tristeza
que me aleja de ti; que me asalta y me hiere;
callaste cuando había algo hermoso que decir,
y hablaste cuando sólo querías hacer daño.

12

El perfume profundo de la dama de noche
el rítmico caer del jazmín en el suelo,
el letargo florido de pasos y farolas,
la llamada de cuestas, de los escaparates,
el murmullo intermitente que en la esperanza
fluye
se viste con el viento que ahora sopla despacio,
teñido de caricia , meciendo las aceras,
y me dejan pensando en este laberinto
sin meta que es mi vida,
ahora que no comprendo qué busco, qué persigo,
que cada día me reto
a expresar mis íntimas, crueles contradicciones.

13

Pasan las tardes y vuelven los amantes,
como los gorriones sedientos de tejados.

Es preciso decir que la vida es difícil,
que el deseo es erróneo, que oscurece las notas
de un loco que insiste, que siente en el piano
ahora que ya no toca el misterio de tu piel
y no siente las notas que en tu alma se pierden.

Los laureles de hoy serán sombras mañana,
mientras siguen los barcos flotando en la bahía,
la rutina en la calle, el amor en lo perdido,
en tus ojos el grito que ahoga tu esperanza.

14

En un límpido embate de vodka destilado
[RIGHT]I died a hundred times,
You go back to her
And I go back to black
(Amy Winehouse) [/RIGHT]

En un límpido embate de vodka destilado
me sumerjo en la tarde que muere en la bahía,
sufro porque no puedo anhelar unos ojos
y no tiembla mi cuerpo como una estrella errante.

Se me ha ido el amor, y ya no sé llamarlo
¿en qué calle estará
el ansia desmedida de besos de tus noches?
¿a qué puerta sin llave caminará tu olvido,
tu larga ausencia herida por no seguir tu paso,
tu ineludible imagen de muñeca asustada,
tu colchón de verdades roto por el silencio?

Tu canción de cristal en los escaparates
busca una nueva voz que abrace lo perdido,
tu palabra en el cuarto de la triste sentencia
vuelve a las amarguras y a las flores que gimen.

Se me ha perdido el arte y no encuentro la senda
para volver atrás, atrás cuando pensaba
que había encontrado en ti una verdad profunda,
profunda y transparente que no veían los otros,
y que en mi pecho descansaba.

Que era suficiente pensar en tu destello
para cruzar los puentes rotos y desolados
que cada día me hablaban
del mundo y los azares, del mar de la derrota
que batía en mi rostro, de la leyenda herida,
del amor que dejaste atravesando calles
y no encuentra el recuerdo
de la voz que te buscaba.

Francamente, Hallie, no sé porque he colgado este pequeño poemario, tiene algunos poemas más, pongamos que era un lunes por la mañana, un festival de barrio, unas entradas caras, por motivo de mantenimiento, una película que necesitaba subtítulos, a pesar de haberse rodado en el mismo idioma, y un autor desconocido, bueno, pues a pesar de todo entre las pocas personas que van estás tú y además dejas constancia de que tu entrada era de pago.

Por supuesto que te lo agradezco, Hallie, y que recordaras que los mejores poemas ya los conocías. Supongo que estoy en una edad en que para llegar a algún sitio nos empezamos a exigir una sinceridad muy dura con respecto a nosotros mismos, no eres más feliz, pero puedes llegar a sentirte satisfecho. Creo que hace unos días no hubiera elegido este poemario para intentar mostrar algo de mí mismo, pero le estoy muy agradecido porque surgió sin hacerse notar y, a su manera, floreció, como las margaritas.

Un abrazo.
Última edición por F. Enrique el Mar, 31 Ene 2023 22:06, editado 2 veces en total.
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
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De pequeño nunca conseguí acabar una colección de cromos, y me gustaban todas, no sé por qué, pero cuando iba por la mitad dejaban de interesarme. Este poemario, Poema de la duda, surgió en un momento que no paraba de escribir y casi todo contaba con mi benplácito, Bahía Sur es una de sus partes, fue a la que menos atención presté, pero de la serie de poemas está resultando ser la más agradecida y la que mejor puedo concretar. Añado tres poemas a lo anteriormente publicado.

Gracias.
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He decidido dar por terminado este pequeño poemario, aunque queden fragmentos e incluso algún que otro poema completo. En cierta forma me causa un cierto malestar, he cambiado mucho últimamente, pero no soportaría que, a causa de todo ello, me volviera formal y decente.

Gracias, y no digo para despedirme la frase que José Luis Coll atribuyera a Molière porque podría dar lugar a múltiples interpretaciones y casi todas ellas, con mucha razón, contraria a mis intereses de músico que no toca nada.

Un abrazo.
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Los hechos ocurridos el otro día en la frontera de "El Tarajal" me han hecho cambiar de opinión y he añadio unas palabras y un poema escrito mucho antes que el resto del poemario. No es la primera vez que ocurren estos hechos, aunque nunca habían tenido unas dimensiones tan trágicas. Antes era, y por desgracia, sigue siendo, la parte del Estrecho, las que nos traía estas funestas noticias. He querido añadir unas notas quizás dictadas por el sentimiento de culpa, porque esta misma mañana he observado que en Bahía Sur reflejaba mis problemas específicos y los del grupo humano que creo representar.
***
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Re: Poema de la duda - Bahía Sur

Mensaje sin leer por F. Enrique »

F. Enrique escribió:[JUSTIFY]Ya tenía terminado este apartado y resulta que un comentario de una persona que conocí hace apenas unos días me ha hecho cambiar la opinión que tenía sobre él.

Hace apenas unos días se produjo una tragedia en la que murieron ahogados unos inmigrantes que intentaron cruzar por el mar la frontera, en el mismo corazón de mi querida bahía. Quizás no vuelva a verla como antes.

Este poema, escrito y perdido en 1997, y que le dediqué a Juan Antonio, un amigo del barrio de La Almadraba que murió prematuramente, ha sido el que ha elegido Fanny, así se llama esta amiga, para expresarme su tristeza por la dimensión de una tragedia que parece lejos de una solución. El poema era sensiblemente más largo, conservé los versos que recordaba y añadí un par de ellos el pasado día cuatro. El barrio de la Almadraba se encuentra a menos de un kilómetro del lugar en el que acontecieron estos trágicos hechos. Empieza a no haber diferencia entre un lado y otro de la frontera, y no en su vertiente positiva. Nací allí, entre pescadores, en una buena parte de origen andaluz o por lo menos hablaban y reían como tales, las lágrimas la derramaron un doce de diciembre. Ahora no sé si me duele más ser consciente de la agonía de este mundo o de la llegada de este otro. [/JUSTIFY]



Prólogo

Elegía de otoño


Volveré al paseo donde la muerte
se ha detenido en tus ojos, amigo mío,
pensaré que no te has ido en silencio
con los pájaros que amabas,
que no te angustia la pena de saber
que los barcos se fueron a buscar otras caricias,
que no verás el barrio presa del abandono,
nuestra playa barrida por la noche y el tiempo,
nuestro cine cerrado, nuestros niños crecidos.

[RIGHT]A Inma, cuando era adolescente.
(Abril-2011) [/RIGHT]
1

Vuelve la Primavera y te recuerdo

Vuelve la primavera y te recuerdo en los jazmines,
en los mismos bancos y en las mismas piedras
que adornaran tu sed de amor iconoclasta.

Ya ves el golpear del tiempo en nuestras almas,
ya ves la noche entera reinando en nuestro parque,
ya ves la primavera que vuelve y no nos mira.

2

Cruzas

Cruzas en cada imagen no retenida,
lejos queda el momento en que te prometiste
a lo que nos unía en aquella encrucijada
que nos tendía la vida
y nos hacía distintos y expresivos,
e insistía en primeras palabras
de amor entre los álamos,
palabras que murieron
en bocetos de libertad encadenados
a cúmulos de espigas, a música, quimeras,
bocetos que supieron del triste
divagar que somete las alas
a poetas y albatros
y aún así insistían rimando en las alturas,
buscaban la fortuna que auguran a los locos,
detenían el instinto para representarlo,
buscaban la verdad en un rayo de luna
porque deben morir siguiendo su camino.

3

Vientos de soledad en la mañana
y en los andenes espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el camino,
y no te reconozco, ni sé como hablarte.

En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos,
he pasado la tarde
con los bancos gastados y un reloj que no anda;

Aranjuez está lejos y los ecos torcidos,
los trigales se visten de verano,
y yo en este rincón que será derruido
y aplastará los nombres de amantes
que algún día tuvieron
la mirada de luz que yo he perdido.

4

Apoyado en la verja, cerca de la ventana,
el mar inunda mi rostro de su verde lejano
y pasea tu nombre de recuerdo violeta,
frágil como la flor abierta en la mañana.

Ha pasado el amor por árboles y puertas,
por este corazón que no supo tenerte,
y me alejo de aquello que llegó a mi vida
como una herida abierta sedienta de canciones.

5

Cartas para rezar

Cartas para rezar, rogar o enternecernos
con la palabra amable que entregamos a una estrella.
¡Oh libertad sin luz, de amor tibio o ausente
que reposa en el cuarto que de niños frecuentamos!

No ha venido la verdad, la valentía, la fuerza
que corrían en el sueño de amor que despertamos,
somos extraños sin alma danzando en el silencio,
no queriendo dejar huella de nuestro signo,
no levantar sospecha de nuestra inclinación
en esta larga partida
sin mano con la existencia.

6

Los painicos

Al recordar tu nombre, al vestirme de abril
anochecido,
he vuelto a caminar por la playa desierta,
a esperar en la orilla que suba la marea,
como los painicos que al final del verano
caían sobre la arena tristes como sus alas,
mi alma volotea torpe en la resaca,
sin fuerzas, sin amor, sin verso que te nombre.

No ha podido volver al sueño de la vida
como estas aves negras que desafían las olas
que ha tiempo que eligieron otras playas oscuras
para dejar su vuelo entre el aire y el agua.

7

He hablado de amor[RIGHT]A Tod Browning [/RIGHT]

He hablado de amor con los ojos brillantes,
he hablado de constantes que me fueron queridas,
pero estoy atrapado en un mundo sin sueño,
esperando una nueva, y buscada caída
como un hoplita desarmado en el sendero
que no puede detener la avalancha
y la afronta sabiendo su destino,
un marino asustado en la calma
que barrunta venideras tempestades,
un olvidado en las emociones,
un monstruo en silencio que se arrastra.

8

Tu cintura de cera y el rimel de tus ojos

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida.
Miras las carreteras y los acantilados
curvos de Punta Almina.

Cruzas por las arenas y sigues alentando
las voces de otro tiempo, la luz que yo sentía.
El viento me acorrala y arropa mi silencio
por no tener salida.

Puedo morir de amor y romper los espejos,
abrigar con las manos la sombra de tu herida,
entregarme a este mar nuestro que nos aguarda,
desterrar la amargura que se agolpa en la orilla.
Mas no puedo arrancar con el rumor que llega
el calor de tus manos, la luz de tu sonrisa.

Tu cintura de cera y el rimmel de tus ojos
pasean por la playa de la vieja avenida,
miras el horizonte buscando una respuesta
del cielo a tu desdicha.

Azul para mis ojos será siempre tu alma,
velero que navega siempre hacia la mía,
¡ay, perfume de rosa, corazón de poeta,
delirio que arrincona, ternura de una rima!

Cruzas por las arenas como una colegiala,
en el pecho una pena, la voz en la deriva,
y Cabo Negro al fondo que llega hasta tus manos
con el poniente undoso de los más claros días.

9

Nunca como hasta ahora

Nunca como hasta ahora había sido consciente
de lo frágil que era el barco en el que navegaba,
la imagen de tu verso, el amor que ofrecías,
el dios al que te entregaste, y que no te miraba,
y era tan fuerte, tan firme, tan segura
la soledad que negociabas
para no tener amigos que pudieran
provocar el dolor sin marco de tu alma,
ese sentimiento que domesticaste
cuando decidiste dejar atrás
a la muchacha que soñaba.

Nunca como hasta ahora se me había hecho
esta calle tan larga
que no te distinguía en ningún horizonte,
y tú tan distante, tan vacíos los momentos
que tu sonrisa alentaba.

¡Oh, ruiseñor que busca
el alma de la noche
y derramar en ella
la flor de su garganta!

10

En el rostro de abril

En el rostro de abril, embargado en las horas
que aquel dolor tuyo representó, miré las olas
empapadas de levante, el aire espeso
empañando las vidrieras.

He de vagar como un cuervo asustado
por la imagen que queda del peso de los años
y no evocar al joven que insistía
en tu fragilidad inquieta para al fin poseerte.

Este abril no es el nuestro, camina por los huertos
de nuestra tempestad,
se burla del amor que no cuidamos,
despierta la tristeza, el miedo y los halagos
que dicen que es hermoso que aún luches
y no te rindas,
cuando pasan sonrisas, cabellos, ilusiones,
y te sientes prisionero de melodías antiguas.

11

Quizás no queden versos

Quizás no queden versos en la plaza desnuda,
y en los escaparates no quede un libro abierto,
quizás con la marea lleguen aves nocturnas
que vuelen por el istmo leve que nos separa,
y te entreguen las alas de mi nueva caída.

Quizás otro vestido te pongas por la noche,
lleves otro perfume y otra mirada abras,
hables de un nuevo amor y otras aspiraciones,
y no tengas que negar cosas que no dijiste,
y esa es la causa amarga, honda de esta tristeza
que me aleja de ti; que me asalta y me hiere;
callaste cuando había algo hermoso que decir,
y hablaste cuando sólo querías hacer daño.

12

El perfume profundo de la dama de noche
el rítmico caer del jazmín en el suelo,
el letargo florido de pasos y farolas,
la llamada de cuestas, de los escaparates,
el murmullo intermitente que en la esperanza
fluye
se viste con el viento que ahora sopla despacio,
teñido de caricia , meciendo las aceras,
y me dejan pensando en este laberinto
sin meta que es mi vida,
ahora que no comprendo qué busco, qué persigo,
que cada día me reto
a expresar mis íntimas, crueles contradicciones.

13

Pasan las tardes y vuelven los amantes,
como los gorriones sedientos de tejados.

Es preciso decir que la vida es difícil,
que el deseo es erróneo, que oscurece las notas
de un loco que insiste, que siente en el piano
ahora que ya no toca el misterio de tu piel
y no siente las notas que en tu alma se pierden.

Los laureles de hoy serán sombras mañana,
mientras siguen los barcos flotando en la bahía,
la rutina en la calle, el amor en lo perdido,
en tus ojos el grito que ahoga tu esperanza.

14

En un límpido embate de vodka destilado
[RIGHT]I died a hundred times,
You go back to her
And I go back to black
(Amy Winehouse) [/RIGHT]

En un límpido embate de vodka destilado
me sumerjo en la tarde que muere en la bahía,
sufro porque no puedo anhelar unos ojos
y no tiembla mi cuerpo como una estrella errante.

Se me ha ido el amor, y ya no sé llamarlo
¿en qué calle estará
el ansia desmedida de besos de tus noches?
¿a qué puerta sin llave caminará tu olvido,
tu larga ausencia herida por no seguir tu paso,
tu ineludible imagen de muñeca asustada,
tu colchón de verdades roto por el silencio?

Tu canción de cristal en los escaparates
busca una nueva voz que abrace lo perdido,
tu palabra en el cuarto de la triste sentencia
vuelve a las amarguras y a las flores que gimen.

Se me ha perdido el arte y no encuentro la senda
para volver atrás, atrás cuando pensaba
que había encontrado en ti una verdad profunda,
profunda y transparente que ignoraban los otros,
y en mi pecho soñaba.

Que era suficiente pensar en tu destello
para cruzar los puentes rotos y desolados
que cada día me hablan del mundo y los azares,
del mar de la derrota que batía en mi rostro,
de la leyenda herida, del amor que dejaste
atravesando calles y no encuentra el recuerdo
de la voz que te busca.


15

Algún lobo marino se asoma en el recuerdo
de las rocas de limo y el agua transparente,
jugaba con el sol y la mañana
cuando no había en la playa soñador
que perturbar pudiera su aventura..

Y ese lobo marino expulsado a las islas
esconde su figura huidiza y acosada
para no provocar a lanchas que partieron
a buscar otro mar de amor a la deriva,
lanchas que arrasaron el azul luminoso
que rezuma niñez, escafandras, latidos,
y muere cada tarde pleno de incomprensiones.


[JUSTIFY]Lobo marino: foca monje, animal inofensivo en peligro de extinción, apenas quedan unas decenas, En Ceuta existe la leyenda de que no hace mucho frecuentaban la Bahía Sur y, esto no sé que tiene de cierto, que un viejo pescador que fue a “zurrar” calamares, murió en la orilla extenuado por el susto que le dio uno de estos simpáticos animales al que sorprendió robándole lo que pescaba. Hace apenas unos meses mi padre me confesó que vio a los “terribles” lobos marinos, pero cuando hacía la mili en las Chafarinas.

Zurrar: Pescar calamares con potera.[/JUSTIFY]
16

Sonrisa en la lluvia de verano

Aquella soledad no se me habrá olvidado,
volverá cada vez que mi alma se ausente
y llueva la canción del hombre perseguido
en el cielo de nubes empapado,

No dirás con los ojos que soy poeta de luz
como dijiste un día,
no habrás arrinconado
un pensamiento hermoso que siempre me sostenga,
y lleve tu sonrisa para que te recuerde.

Estos días de lluvia de verano,
este lento vagar por tu barrio y el mío,
con la escuela cerrada
y tu cuerpo temblando
en la luz del recuerdo que me dio tu sonrisa.


17

Barrios Pescadores (años sesenta)

En un cuadro sin bordes donde el levante azota
y cubre de su espuma los pies blancos del muro.
En un marco sin mar que ahogue el horizonte,
ya no puedo mirar anhelos que suspiran,
ni exprimir los secretos que en su lecho tejieron.
Camino pedregoso, barca de los espantos
que siempre llega al puerto de los incomprendidos.

Son unas casas bajas con un techo que llora,
y una despensa exigua donde brota el aceite.
Estos hombres que sufren con chaquetas zurcidas
piensan, se reconocen
en antiguos viajeros
que trajeron la sal, la pesca, el aparejo.

Luego vino la cruz plana como un cuchillo,
la voz de los misterios, la rabia en las tabernas.

Hay quien celebra fiestas, se ríe del destino
cuando llega al puerto,
quien brinda en la deriva, quien hurga en el rosario,
y otros más oscuros, más crípticos, heridos,
cuyo único orgullo es no hacerlo en silencio.

Es su única forma de seguir navegando
y burlar a la muerte
cuando llega noviembre e iluminan las candelas
que les marcan la orilla
y ahogan la humedad.
18

En la playa

En la playa, con los torpes rugidos
de la tarde
coronando el humo de las fábricas,
cuando se abría una nube clara
y el azul se hincaba en sus rodillas,
el deseo se enamoró
de una niña que venía de lejos
y derramó la magia de sus ojos
en mis pupilas,
mientras mojaba sus pies en nuestras aguas.

En la playa, gimiendo,
debajo del ruido de las máquinas,
un negro aleteaba lentamente.
Las rocas le impedían
volver
al mar abierto, al oleaje
que calmo se había vuelto
para cerrar su única salida
entre las rocas.

¿Recuerdas, oh, tú, niña,
aquella tarde?
Yo supe de la muerte y del amor
y aún hoy
no puedo discernir la voz de aquel gemido
que te entregó mi canción desesperada.


[JUSTIFY]Negro: El calderón o ballena piloto es un cetáceo costero, los machos llegan a medir casi 7 metros. Se encuentran en manadas de 10 ó 50 ejemplares. Hace unos meses, en San Fernando, provocados por mi curiosidad, mi cuñado Fali y mi padre mantuvieron una discusión que sin ser agria, algo imposible entre ellos, no llegó a un acuerdo, y me dejó más dudas que otra cosa, hasta que mi padre dictó su sentencia inapelable. Mi cuñado sostenía que eran los pescadores caballas, los mejores del mundo según afirma categóricamente mi padre sin que deje lugar alguno a la duda, los causantes de que los negros y las tollinas (delfines) aparecieran heridos y agonizantes en la playa, los primeros porque ahuyentaban la pesquera y, en otros casos rompieran las artes con sus dientes para comerse los peces atrapados en ellas. Lo más convincente, como ya dije, me lo aportó el viejo pescador que siempre será mi padre, refiriéndose a las segundas que, al fin y al cabo cometían el mismo pecado, pero un pescador de verdad nunca lo haría porque matar a un delfín es ruina. [/JUSTIFY]

19

12 de Diciembre [RIGHT]Homme libre, toujours tu chériras la mer!
(Baudelaire)[/RIGHT]

Hay quien vive en una ciudad que se agiganta
y allí jugaba cuando niño en sus calles
antes de entrar al colegio.

Es difícil fingir que no ha muerto lo que amábamos
porque la vida escapa, así como la rosa,
sin poder precisar que se hizo de nosotros,
de aquel miedo a morir,
de aquella niña blanca que ondeaba
su pelo negro, su risa, su esperanza.

Ella sabe que nunca volverá a salir del colegio,
que nuestra soledad retorna del brazo de la muerte,
como una golondrina atrapada en la nieve
que no puede volar y apenas se equivoca.

Diciembre 1983
[JUSTIFY]12 de Diciembre de 1948; Fecha grabada en la memoria de los ceutíes de cierta edad porque se produjeron los peores naufragios que se recuerdan, se vieron implicados varios barcos pesqueros, de algunos se ahogaron todos los tripulantes y lo mismo ocurrió con algunos barcos que transportaban carbón. Los hijos y nietos de aquellos hombres y sus amigos no fuimos informados de la dimensión real de la tragedia aunque no se nos ocultó y 12 de Diciembre era más bien el nombre oficial de la popular “Barriada Pescadores” donde estaba una escuela entrañable en la que hacíamos 5º de primaria exclusivamente los hijos de pescadores. Cuando escribí el poema, en 1983, aunque no estoy seguro del mes, yo solo tenía conciencia del naufragio de un barco, El Lobo, que curiosamente sí tuvo supervivientes, y aunque eso le transmitía al poema un sentimiento de muerte y melancolía, estaba falto de datos que desconocía. Pienso que aquella tragedia produjo rabia, impotencia y dolor, la que se ha producido ahora también causa vergüenza, ¿Hasta cuándo?

http://www.elfarodigital.es/ceuta/cultu ... -1948.html#[/JUSTIFY]
***
Unos versos caídos en el cielo de la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no puede desplegarse
cuando no encuentra el camino de tus labios./align]
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F. Enrique
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Unos versos caídos en el cielo de la noche
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