Razón e intuición en los poetas

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Óscar Distéfano
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Razón e intuición en los poetas

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Razón e intuición en los poetas


Existen poetas que no pueden escribir un poema satisfactorio, o se sienten impotentes durante mucho tiempo (sequía), por causa de que se encuentran inmersos en un exceso de conciencia debido al estudio académico (y/o a otras actividades de la vida social); es decir, utilizando la herramienta de la razón todo el tiempo en desmedro de la intuición, de la pureza creativa. Y este fenómeno, este exceso de conciencia, pareciera ser que atenta contra la intuición directamente, contra esa revelación inexplicable que existe en la psiquis a la hora de concebir un poema. Me viene a la mente, como ejemplo de “poesía racional”, la obra poética de Miguel de Unamuno, donde lo conceptual domina cada verso de sus poemas; y, esta característica pareciera ser consecuencia de su actividad erudita, de su dedicación exhaustiva a los ensayos, a la crítica y a la filosofía. Pero no decimos que esta poética sea inferior o de mala calidad; sólo pretendemos señalar que existen diferencias notorias en los vuelos líricos de cada circunstancia. Y, como ejemplo que reafirmaría este discernimiento, tenemos el caso opuesto; es decir, el desprecio por lo racional, en cuanto a vida y obra. Aquí, los ejemplos más emblemáticos me resultan los casos de Jean Arhur Rimbaud y Paul Verlaine (los amantes malditos), quienes, deliberadamente y como método de escritura, llevaron una vida desenfrenada (el desarreglo de los sentidos), para volcar la experiencia de lo vivido en la escritura. Creían en la intuición mucho más allá de lo convencional. Aquí es necesario aclarar que la poesía de ambos grandes poetas no cae nunca en el abismo de la incomprensión (aunque se acercaron bastante a la escritura automática, al coqueteo con el subconsciente, que más tarde se denominaría surrealismo). El simbolismo que practicaron es absolutamente aprehensible para un lector medianamente avezado. Incontables poemas admirables nacieron de esta corriente.

Por otro lado, hay, sin embargo, detractores que piensan lo contrario; es decir, creen con profusa fe de que la razón enriquece la creatividad (dos ejemplos: Octavio Paz y Jorge Luís Borges), ya que es el único instrumento con que cuenta la voluntad para materializar la necesidad de trasmitir su sentimiento. El acto de escribir, que resulta ser una actividad racional, toma las imágenes creadas por la fantasía y las lleva al terreno de la realidad, las convierte en otra realidad. Y piensan que a mayor cultivo intelectual, mejores posibilidades existen de enriquecer el talento.
De estos razonamientos podemos inferir que la “inspiración”; es decir, la revelación, la explosión de la génesis, la epifanía, etc., es un proceso de la psiquis que se halla anterior al acto consciente de escribir. La poesía nace, pues, antes de la intervención del lenguaje, pero no puede materializarse sin él. El impulso de escribir un poema, esa fuerza misteriosa que nos impele a “trascribir” a través de imágenes y metáforas, toma también los preceptos aprendidos, los conceptos intelectuales para, en una simbiosis paradojal, debido a la naturaleza opuesta de los elementos, iniciar el acto de escribir el poema. Si el poeta es acertado en su afán, con la misma ayuda de la voluntad, logra un equilibrio armónico entre esas fuerzas razón-intuición, de tal forma que la “visión” poética no se vuelva parte del abismo incomprensible del inconsciente; o, por el otro lado, no se convierta en un silogismo muy próximo al pensamiento racional. Y es en medio de esta lucha que el poeta muy culto, enfrascado todo el tiempo en saturar de lógica su mente, a veces pierde su espontaneidad, esa “mirada de niño” para la actividad creativa; y, cuando intenta componer un poema, no logra escapar de la mera versificación, de la excesiva conceptuación, pues no ha conseguido mantenerse en esa especie de trance que es el impulso creativo.

Entre estas dos formas de encarar la actividad poética, es muy difícil señalar cuál de las dos posturas es la ideal para un poeta. Después de todo, ¿vale la pena destruir nuestras vidas para lograr “el poema”?, Indudablemente, la historia nos demuestra que muchos poetas lo han hecho, desde Villon hasta Panero). O, ¿vale el sacrificio de estudiar denodadamente la preceptiva? Tal vez la verdad no pueda ser evidenciada; pero sospechamos que cada quien, como individuo formado por herencia genética y educación, irá tallando su propio y único rostro poético posible. No dependería de la voluntad aspirar a una obra poética como la de Unamuno o la de Rimbaud.

En conclusión, podemos recalcar que la poesía se encuentra en todos los territorios de la psiquis, desde la más oscura inconsciencia hasta la más pura conciencia; y su riqueza ontológica resulta de esas contradictorias formas de manifestarse.



La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.



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Pablo Ibáñez
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Re: Razón e intuición en los poetas

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Óscar,

me ha parecido una excelente reflexión, amigo. Creo que en muchos recodos del texto das en la diana de esa tensión que palpita en el acto creativo. Razón, intuición... Entre las dos es necesario lidiar, navegar con mano diestra para arribar al ansiado equilibrio. ¡Qué difícil!

Un placer leer este post.
Abrazos.
E. R. Aristy
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Re: Razón e intuición en los poetas

Mensaje sin leer por E. R. Aristy »

"En conclusión, podemos recalcar que la poesía se encuentra en todos los territorios de la psiquis, desde la más oscura inconsciencia hasta la más pura conciencia; y su riqueza ontológica resulta de esas contradictorias formas de manifestarse. "


Muy buena disertación, Oscar. Vale observar que en ningún otro tiempo en la historia (hasta hace 25 años) el poeta presentaba al mundo todos sus períodos....en ningún otro tiempo además, la propagación de poetas noveles había existido. Los poetas que participan en foros escriben con gran frecuencia, algunos tienen un poema diario, recién salido del horno, y pues es un asunto personal la prolifíca publicación de obras originales, una bendición y reto a la vez para los poetas de tertulias, bien acostumbrados a un grupo donde todos se conocen y llegan a exponer su ideología, sus posturas, sus teorias del poema. En gran parte tu artículo sirve para incitar lo mejor de todos estos mundos.

Hago mención de estos datos porque el poeta culto, y el poeta o cantautor van a cruzarce y a influenciarse filo con filo. Claro que en este, y todos los tiempos, el poeta tiene que hacer uso de la razón y de la intuición. Un poeta que viene a mi mente es T.S. Eliot, quien por su culta y afilada intuición nos abre el corazón en THE WASTE LAND.



ERA
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