Análisis del poema Instante joven de Pablo Ibañez

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
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Óscar Distéfano
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Análisis del poema Instante joven de Pablo Ibañez

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Análisis del poema Instante joven de Pablo Ibañez

Instante joven

En aquel instante joven el aire de la calle prendía nuestras risas
al bullicio que manaba del primer bar de la noche;
¡qué ojos pertinaces al deseo, qué fragua de sueños humeantes!
lejanos todavía nuestros cuerpos del áspero exterminio de los años.

¿No recuerdas dolernos de fruición ante un espejo,
la flor labial amarillenta, huyendo a su placer en la madrugada?
¿No recuerdas la carencia animal de perspectiva,
la ignorancia tenaz que nos salvaba y nos perdía?

En aquel instante joven, la delusoria mugre de lo serio aún no había
cubierto con su grasa las ideas, podíamos mentir tranquilamente
con esa lúcida inocencia que acaba desmintiéndose a sí misma,
molida de vergüenza ante lo cierto, presagios, condiciones…

¿No recuerdas fumar furtivamente, la casa de madera sobre el árbol
detrás del cañaveral, junto a la acequia
canalizando la brisa saturada de luz en la mañana
y no tener memoria libre ni criterio de amor para guardarlo?
¿No recuerdas deambular indistinguibles la vida y la inconsciencia?

Al punto de inconsciencia —dilo tú— que no hubo, en realidad,
instante joven, sino ahora,
en forma de nostalgia de lo incierto.


Ensayaremos la aprehensión de este poema, tratando de alcanzar los detalles de la génesis que lo han creado, considerando que esta obra ha nacido en una época donde los cánones formales ya no son los rigurosos preceptos tradicionales, sino una amplia libertad para encontrar el ritmo adecuado al contenido, a la temática, al mensaje. Una libertad que, sin embargo, exige una gran responsabilidad, un mayor esmero de prolijidad lingüística, lejos de la práctica del caos métrico, ya que el ritmo, más aún se vuelve esencial hoy día para el acabado del corpus poético. Y una época donde el fondo del poema se encuentra de vuelta de las corrientes que buscaban distanciarse de la brida de la razón (surrealismo, creacionismo, etc.), para encarar un contenido lúcido, con un gran equilibrio entre fondo y forma, entre conciencia e intuición. Es decir, nos encontramos frente a un poema cuya comprensión puede ser compartida, sin caer en esa creencia de que la interpretación es personal e intrasferible.
En Instante joven existe mucha riqueza técnica y profundidad semántica. El tema, ciertamente, es recurrente: trata sobre el tempus fugit, en su esencia; pero, lo novedoso es que aquí el poeta propone la conciencia desde el presente, sin lamentos, sino como una revelación de que la pérdida se hace realidad en el ahora (desde luego que no sería bueno vivir pensando que los instantes son sólo instantes. Lo bueno es vivir intensamente los instantes, pese a su carácter efímero). Justamente, lo que hace valioso aquellos instantes es el hecho de que lo vivíamos como si nunca fuesen a perderse. En el fondo, se trata de un maravilloso sentimiento de amor por la vida, y un reconocimiento de que esa “vida vivida” es una valoración en la memoria y nunca una pérdida insoslayable.

Para ahondar el estudio sobre la forma de este poema, haremos una escansión de los versos:

En aquel instante joven el aire/11 de la calle prendía nuestras risas/11
al bullicio que manaba/8 del primer bar de la noche/8;
¡qué ojos pertinaces al deseo/11, qué fragua de sueños humeantes/9!
lejanos todavía nuestros cuerpos/11 del áspero exterminio de los años/11.

¿No recuerdas dolernos de fruición/11 ante un espejo/5,
la flor labial amarillenta/9, huyendo a su placer/7 en la madrugada/6?
¿No recuerdas la carencia animal/11 de perspectiva/5,
la ignorancia tenaz que nos salvaba/11 y nos perdía/5?

En aquel instante joven/8, la delusoria mugre de lo serio/11 aún no había/5
cubierto con su grasa las ideas/11 , podíamos mentir tranquilamente/11
con esa lúcida inocencia/9 que acaba desmintiéndose a sí misma/11,
molida de vergüenza ante lo cierto/11, presagios, condiciones/7…

¿No recuerdas fumar furtivamente/11, la casa de madera sobre el árbol/11
detrás del cañaveral/8, junto a la acequia/5
canalizando/5 la brisa saturada/7 de luz en la mañana/7
y no tener memoria libre/9 ni criterio de amor para guardarlo/11?
¿No recuerdas deambular indistinguibles/13 la vida y la inconsciencia/7?

Al punto de inconsciencia —dilo tú/11— que no hubo, en realidad/7,
instante joven, sino ahora/9,
en forma de nostalgia de lo incierto/11.


Antes de proseguir, deseo aclarar que este desmembramiento se basa en una personal forma de entonación que no busca imponerse como tesis formal.
Así, pues, en cuanto a los detalles de la forma, encontramos un predominio de lo que algunos estudiosos llaman "el versículo endecasilábico" (ya Cernuda lo había practicado), que son yuxtaposiciones de metros imparisílabos, cuyas pausas quedan a cargo del lector hallarlas. Digo un predominio, porque he encontrado algunos versos cuyos acentos fundamentales (desde mi perspectiva de entonación) no caen dentro del patrón imparisílabo, lo cual podría considerarse como licencias o, en todo caso, un intento de incursionar en el difícil ritmo del multimétrico (combinación libre o intuitiva de metros pares e impares), donde las secuencias rítmicas se apoyan en recursos más sutiles del ingenio: anáforas, rimas internas, recursivas sintácticas, paralelismos semánticos, isotopías, etc., etc. El esclarecimiento de qué tipo de verso se trata no creo que se pueda dar fácilmente, ya que los puntos de vista de cada estudioso son muy complejos, muy personales, nada convencionales. En este poema yo me atrevo a decir que hay una mezcla de recursos métricos. Por ejemplo: en el segundo verso:

al bullicio que manaba/8 del primer bar de la noche/8

que evidentemente se trata de la yuxtaposición de dos versos octosílabos (versos pares), logra su armonía de conjunto gracias, justamente, al paralelismo métrico, a la repetida acentuación en la 3ª y 7ª sílabas (más allá del contrarritmo que crea el vocablo “bar”.
Sin embargo, en otro ejemplo hallado en la segunda estrofa, nos encontramos con un segmento que contrasta notoriamente con el predominio de segmentos endecasilábicos. Se trata de la imagen: en la madrugada/6, cuya acentuación en 5ª provoca una sensación de “salvedad”. No trae el “golpe” que el oído espera. La entonación se distorsiona un tanto, y lleva ese verso a un aprosamiento, si se me permite el término. Hecho que no desmerita en absoluto el poema; al contrario, lo siento como llevar el verso a lo más natural, a lo más libre.
Lo mismo ocurre en el segmento: “En aquel instante joven”/8, donde los acentos en 5ª y 7ª son marcadamente contrarrítmicos al planteo general de la estructura rítmica.
Y, en cuanto al último segmento marcado: “detrás del cañaveral”/8 , también ocurre el desplazamiento de la entonación, aunque es menos perceptible debido a la fuerte rima asonante: a-a.
Finalmente, podríamos percibir que el autor de este poema tiene un “hábito métrico” de componer, y que quizás nos encontramos frente a un interesante experimento que revitaliza el concepto de “poema multimétrico” (aunque en este caso sea con absoluta conciencia, lejos de la práctica de la prosa cortada). También se demuestra que la multimetría se puede lograr a partir de la costumbre métrica tradicional. Mezclar versos pares e impares con conciencia y razón valedera es una forma de composición que todavía no se ha afirmado en el mundo poético. Muchos lo han intentado (incluso, Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez), pero no he comprobado que hayan logrado "naturalizar" este método.

Por otro lado, deseo señalar que la expresión poética, el lenguaje utilizado, en cuanto a esa intelectual forma de describir la realidad, me ha llevado a sentir un influjo cernudiano que, por supuesto, es positivo, ya que no se trata de una imitación simplista, sino de una suma lingüística a la riqueza de la propia voz poética.

En este ejemplar trabajo, donde se ha luchado denodadamente contra lo explícito (con total éxito), la estrofa final, el remate, se vuelve determinante para que el lector logre embeberse de la emoción, del placer estético. Realmente el autor ha logrado un cierre niquelado, no sólo por su lirismo, sino por su mensaje filosófico-existencial. El poema es un lujo para la poesía, pues ayuda a crecer al que se interese en estudiar el fenómeno psíquico de la composición poética: sus normas (que pueden ser creadas por el autor para cada poema), sus recursos enriquecedores, sus combates contra el desaliño lingüístico y semántico, y contra la pérdida del corpus, del hilo argumental.


La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.



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Pablo Ibáñez
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Re: Análisis del poema Instante joven de Pablo Ibañez

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Óscar,

no sé que decir, amigo. ya te había leído este análisis en tu blog y ya te había dicho lo mucho que agradezco tu interés y tu generosidad.
Me has pillado en todo. Lo escribí tal como lo explicas. Has clavado mis intenciones y mis dudas coincidieron con las tuyas. Así que has acertado en tu análisis totalmente, yo no hubiera podido explicarlo mejor.

Un fuerte abrazo, amigo.
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Rafel Calle
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Re: Análisis del poema Instante joven de Pablo Ibañez

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Queridos amigos Óscar y Pablo:
Dado que os considero dos teóricos de Alaire, me gustaría puntualizar algunos detalles del análisis de este poema.

Versículo endecasilábico.
Es una expresión que induce claramente al error. Se debe a Miguel A. Márquez, catedrático de teoría de la literatura, en la universidad de Huelva. El Sr. Márquez ha escrito un estudio que titula El versículo en el verso libre de ritmo endecasilábico; pues bien, partiendo del título, ya podemos saber que su teoría es, cuanto menos, muy contradictoria. Ciertamente, siento disentir pero no comparto la mayoría de aseveraciones del Sr. Márquez, es más, las considero anticuadas y profundamente erróneas.

Si es versículo no tiene nada que ver con la métrica y, por lo tanto, nada que ver con el endecasílabo. El versículo es amétrico. Es el mismo caso que tomar un poema en prosa, lo escansiamos por sus periodos rítmico-sintánticos y si nos salen cómputos de 8 y 11 sílabas y sus aledaños, tendremos un poema en prosa de buena factura rítmico-musical. ¿Quiere eso decir que a esa prosa la podemos llamar "prosa en el verso libre de ritmo endecasilábico"? No. Lo que nos dice es que el autor de esa prosa proviene del poema y además puede estar acostumbrado a leer y escribir verso monométrico común. También nos dice que el autor de esa prosa tiene un buen oído musical, ya que utiliza el lenguaje combinando los grupos fónicos mínimo (8 sílabas) y máximo (11 sílabas) del idioma castellano.

Por otro lado, D. Miguel parte de un concepto de versificación que tiene en cuenta los versos más comunes en la monometría clásica, o sea, de heptasílabos, octosílabos y endecasílabos (y aledaños). Pero tal punto de partida no es el adecuado, porque la versificación es mucho más que combinar versos de 7, 8 y 11 sílabas.

En fin, baste con señalar que el Sr. Márquez dice que el versículo no observa la pausa versal, o sea, la pausa del final del verso, pero sí que tiene que observar las pausas interiores que originan los hemistiquios. Ay, D. Miguel, si eso no es una barbaridad que venga Dios y lo vea.

Bueno, no paran ahí las aseveraciones que me alucinan de D. Miguel, pues, también asegura que la terminación par o impar del versículo tiene que ver con el número de hemistiquios de ese versículo. Partiendo de que en el versículo no existe el axis estrófico y de que ni siquiera es importante en el verso multimétrico, puesto que el número de sílabas totales es irrelevante, ciertamente, el Sr. Márquez se luce...

Versículo es una cosa y verso libre es otra. Con verso libre me refiero a lo que nosotros llamamos multimétrico.

Versículo: no es un verso. No observa la pausa versal. No hay hemistiquios en un versículo. El Sr. Márquez debería saber que los hemistiquios ni siquiera pueden darse en los versos simples, ya que son exclusivos de los versos compuestos.

Verso multimétrico (llamado libre): siempre es un verso simple, por muy largo que sea, siempre es un verso simple; por ello, en el verso multimétrico tampoco existen los hemistiquios. Los hemistiquios solo y exclusivamente se dan en los versos compuestos.

Escansión en los versos de un poema.
Se tiene que efectuar de pausa a pausa, es decir, de detención a detención, teniendo en cuenta la pausa versal, los signos de puntuación y las pequeñas detenciones por cambio de sentido, estas producidas antes de preposición, conjunción…

Veamos algunos ejemplos sacados de la escansión que hace Óscar en este poema.
En aquel instante joven el aire/11 de la calle prendía nuestras risas/11
En este verso se precisa una coma después de joven, como así hace Pablo con la anáfora en el verso octavo; tal y como está no se sabe si es un instante joven o un joven aire, o sea, no es un periodo rítmico-sintáctico de 11 sílabas, sino de 8, por mor de la coma. Los dos periodos siguientes serían de 7 sílabas.

¡qué ojos pertinaces al deseo/11, qué fragua de sueños humeantes/9!
El segundo periodo rítmico-sintáctico es de 10 sílabas, porque en el verso multimétrico, al no tener que cuadrar el número de sílabas, no se tienen en cuenta las figuras de transformación, en este caso la sinéresis en hu me an tes.

Al punto de inconsciencia —dilo tú/11— que no hubo, en realidad/7,
Al punto de inconsciencia, 7; -dilo tú-, 4; que no hubo, 4; en realidad, 6.

instante joven, sino ahora/9
Instante joven, 5; sino ahora, 4.

En fin, felicidades a Óscar por su gran dedicación a las obras de los compañeros. Querido Óscar, siento mucho disentir del Sr, Márquez, la verdad es que no tengo nada contra él, pero hay cosas que sería mejor que se guardaran en un cajón, por ejemplo, sus teorías sobre el versículo. Seguramente es muy docto en otros campos, pero en versificación…
Abrazos.
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Óscar Distéfano
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Re: Análisis del poema Instante joven de Pablo Ibañez

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Estimado amigo y guía, Rafel:

Y, considerándote yo, uno de los mejores teóricos del arte poético, con convicciones muy sostenidas en el tiempo, quiero, primeramente, agradecerte tu participación en este modesto trabajo, y admirar tus puntos de vista a partir de los detalles del análisis de este poema.
Debo reconocer que, desde un principio, me ha encandilado el concepto que el señor Márques ha denominado “versículo endecasilábico”, pues se adecuaba perfectamente a ciertos poemas de Luis Cernuda y de otros compañeros de Alaire que lo han practicado. Ejemplos: tú mismo, J.J.M. Ferreiro, Luis Oroz, Pablo Ibañez, yo también, etc.
Efectivamente, creo que llevas razón al decir que el versículo es amétrico, partiendo del ejemplo de su precursor: Walt Witman. Así, pues, la idea del señor Márques yo lo consideraba como una variante del versículo, como un enriquecimiento de este registro, de este modo de versificar. Digo “versificar”, y es en este punto donde sigo teniendo una desagradable duda: me es muy difícil aceptar la afirmación que haces de que el versículo no es verso. Tendría yo que comprender con meridiana claridad el porqué de esta afirmación; es decir, solicitar de ti una explicación de porqué el versículo no es verso, puesto que si no es verso debería ser prosa, lo cual me es más que difícil aceptar.
Para no enmarañar nuestro diálogo, me gustaría aclarar este punto, para luego proseguir intercambiando ideas y aclarando las excepcionales nociones poéticas que han surgido en este admirable foro.

Un abrazo grande.
Óscar


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Rafel Calle
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el versículo

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Amigo Óscar:
Veamos si soy capaz de esclarecer el asunto del versículo.

Para saber lo que es un versículo tenemos que tener muy claro lo que es un verso.

Un verso es la unidad resultante de la versificación del lenguaje. Siempre se ha dicho que el verso está delimitado por la pausa versal, es decir, la pausa versal es lo que convierte un renglón en un verso, por eso también se llama pausa métrica. Sin la pausa versal o métrica no puede haber verso.

Bien, pero lo dicho, que es tan fácil de entender, sufre los ataques provenientes de las ocurrencias de muchos escritores de poemas. Por ejemplo, los encabalgamientos léxico y sintáctico, no son más que ocurrencias de autores de poemas; después, los estudiosos de la métrica, los han calificado como accidentes métricos, porque, para no perder el sentido de lo que se está leyendo, no hay más opción que romper la pausa versal, es decir, también se rompe el patrón métrico pretendido.

Otro ejemplo de supuesta ingeniosidad se da en la terminación del verso en partícula átona (artículo, preposición, conjunción…). De acuerdo, son ocurrencias y para los estudiosos pueden significar elementos de reflexión con los que hallar nuevos movimientos conceptuales en el mundo de la versificación.

Lo que pasa es que la mayoría de esas ocurrencias provienen de un elemento lúdico que aparece en la versificación, las más de las veces se trata de juegos estilísticos sin más, a los que acompaña infatigablemente un proceso rimático. Es decir, la rima es la responsable de la primeras y desde luego de la mayoría de incursiones en los muestrarios lúdicos de la combinaciones supuestamente versales.

Por fortuna, hoy en día no se dan tantos artificios en la versificación, hace bastantes años que los autores se han dado cuenta de que el lenguaje literario es inherente a la eufonía, no hace falta buscar rarezas genialoides para hallar coincidencia fónica, porque basta con una buena labor mediante el lenguaje literario. Digo eufonía y no digo musicalidad, porque me parece necesario diferenciarlos. Aunque esa es otra cuestión que ahora nos llevaría mucho tiempo.

Veamos algunos ejemplos de ocurrencias en supuestos versos:

3 ejemplos de Antonio Carvajal
Rosas, todas; y no son
la rosa. Todos los ti-
los, no la paz. El jazmi-
nero enlaza su canción
con la cal, [...]
¡Oh nube, cuánta calén-
dula en flor espera llu-
via que le niegas tan hu-
raña y avara sabien-
do que es el agua sostén
……………………………………………………

Amo los días de
noviembre: vino nuevo y crisantemos.
Días para la fe
perdida, cuando hemos
de estar luchando por lo que queremos
y contra lo que no
queremos.
…………………………………………….


…de abnegaciones que
los ojos y sus lágrimas, los labios
y la memoria de
los besos, de tan sabios
no sabían. Tiene el agua resabios...

Pérez de Ayala
Sus brazos, marmórea guirnalda
tibia y sensual, me asieron, y
ardió en sus ojos de esmeralda
una infinita luz. Cedí.

Luis Carlos López
Hombre de pelo en pecho, rubio como la estopa
rubrica con la punta de su machete. Y por
la noche cuando toma la lugareña sopa
de tallarines y ajos, se afloja el cinturón...

Rubén Darío
...a pesar de Nabuco, embajador, y de
los delegados panamericanos que
hicieron lo posible por hacer cosas buenas....
con las alondras y con Garcilaso y con
el sport. ¡Bravo! Sí. Bien. Muy bien. ¿Y La Nación?
Por eso los astutos, los listos, dicen que
no conozco el valor del dinero. ¡Lo sé!
El temporal no deja que entren los vapores. Y
un yacht de lujo busca refugio en Porto-Pí..
Ah, señora, si fuere posible a algunos el
dejar su babilonia, su Tiro, su Babel...

Bueno, podríamos seguir poniendo ejemplos de ocurrencias en poetas que, sin duda, tienen su importancia en la historia de la poesía, pero creo que con estos ejemplos puede ser suficiente. Obsérvese que siempre el meollo de la cuestión es la rima o, mejor dicho, una coincidencia fónica al final del verso.

A raíz de las ocurrencias, sobre todo, en poetas de renombre, dichas gracias se extienden hasta el verso multimétrico, pero ya sin objeto de crear coincidencias fónicas, sino por un puro entretenimiento estético. Y ahí sí que se entra en un estado conceptual tremendamente confuso, porque no hay la más mínima razón objetiva para tanto desaguisado.

A todo esto, Tomás de Iriarte, no puede menos que reírse de tal estado de cosas versales, cuando dice en las siguientes líneas:
Muchos dicen que porque al
verso siguiente va con
las palabras de otro, don
Fulano pasa por mal
versista; pero aun con tal
error, cumple como buen

poeta, pues poniendo en
sus versos cabales las
sílabas, deja a otro más
hábil colocarlas bien.


Estoy con D. Tomás, lo mejor es colocar correctamente las sílabas, no porque queramos prohibir los ejercicios lúdicos, no, que cada cual haga lo que quiera, pero, por favor, que no nos haga comulgar con ruedas de molino. Los versos tienen que atenerse a unas reglas, básicas, pero primordiales para la propia supervivencia de los versos. Es decir, si en la versificación damos todo por bueno, más pronto que tarde el verso desaparecerá, porque cualquier ocurrencia será indiscutiblemente un verso.

Podría poner muchos ejemplos de teorías de filólogos, tratadistas, poetas, catedráticos de literatura…, pero en ninguna de ellas hay un concepto claro como el agua con respecto a la versificación, todas son contradictorias, porque no se atreven a cortar el problema por lo sano.

La versificación de la escuela Alaire se basa en tres premisas fundamentales.
1. La pausa versal es inamovible, se debe respetar siempre y en todo caso.
2. Todos los versos deben poder subsistir a la pausa versal, sin perder el sentido de lo que se está diciendo y formando una unidad sintáctica; hablamos de esticomitia.
3. Los signos de puntuación impiden la sinalefa, es decir, no se puede hacer sinalefa entre signos de puntuación.

Estos tres puntos se pueden desarrollar profusamente y también dotarlos de mucha complejidad, es una cuestión de tiempo, práctica y aptitudes.


-A partir de ahí, es fácil afirmar que un versículo no es un verso, porque un versículo no observa la pausa versal.

-Un versículo solo termina su sentido por medio del signo de puntuación, por lo tanto, en el versículo no se puede hablar de encabalgamientos, puesto que se lee exactamente igual que la prosa.

-Si un verso quiere terminar con una partícula átona, no resultará un verso sino un versículo.

-El versículo se parece mucho al verso multimétrico (llamado libre), porque emplea o puede emplear el lenguaje literario con la misma profusión que en el caso del verso, por lo cual, está a caballo entre el verso y la prosa literaria. Del verso, la técnica literaria; de la prosa, su misma estructura formal que puede ser corta, media o larga, pero formalmente prosa.

- El versículo es la forma del poema en la que prácticamente no existe ninguna norma, todo cabe, ahí caben todas las ocurrencias habidas y por haber.

-Sin embargo, en el verso, se tienen que respetar unas premisas, lo cual no significa que no se pueda evolucionar, claro que sí, pero dentro de las normas, básicas; unas normas muy básicas, pero que bastan y sobran para desautorizar cualquier ocurrencia que se quiera hacer pasar por un verso.

- El concepto de la escuela Alaire permite cualquier ocurrencia en el poema, para eso decimos que el versículo es poesía.

-El versículo está para amparar aquellos poemas que se saltan las normas de la versificación.

- El versículo es un seguro de vida para el verso y para toda la versificación.


Seguiremos, colega.
Abrazos.
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