Del miedo de los poetas

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jose manuel saiz
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por jose manuel saiz »

Hola, compañeros.

Pero, ¿de verdad hay tantos poetas que sienten miedo ante un nuevo poema?

A no ser que se deba a algo puntual y anecdótico, me resulta sorprendente que fuera así. Mucho.
Si la poesía comienza con miedo... mal vamos.

Como soy el único poeta que tengo a mano hablaré solo de mis impresiones.

Ante un folio en blanco lo que siento es, sobre todo, expectativa, ilusión… Pero, ¿miedo?, nunca. Ni siquiera incertidumbre o indecisión (¿de verdad no siente así la mayoría?)

Jamás empiezo a escribir un poema sin una idea clara de lo que quiero contar o transmitir. Si el desarrollo del poema no me satisface, quizá me embargue cierta frustración, si el resultado final no me agrada, decepción y, entonces, el poema va derecho al archivo de “Poemas a corregir” (literal), ya vendrá la inspiración más adelante. Pero si la cosa va bien, lo que experimento es algo parecido al placer, al gozo o incluso a la euforia si el resultado final me satisface. A estas alturas ya sé si un poema es digno o no, y lo que realmente deseo es compartirlo y hacerlo público. A excepción de esto último, pues no todo el mundo quiere compartir su obra, ¿no es lo primero la tónica general de un poeta ante un poema por escribir? Lo pregunto con toda la ingenuidad del mundo.

Nunca hubiera supuesto que fuera común el miedo ante la composición de un poema. Indago en mi subconsciente para encontrar algún atisbo, alguna faceta sutil relacionada con el miedo… y no encuentro nada. Incluso si afronto poemas delicados que me afectan sentimentalmente (y que tampoco utilizo de terapia).

Como dije, siento placer, satisfacción, como si sucediera todo de una forma natural, como si no hubiera más opción para mí en esta vida que escribir ciertos poemas. Si esto fuera la excepción me sentiría realmente un privilegiado… pero me cuesta creerlo, no puede ser…. Realmente, ¿no sentís lo mismo?

Puedo entender ese miedo cuando alguien encuentra en la poesía (o en cualquier otro medio de expresión) una válvula de escape a ciertas emociones o sentimientos que le atormenten, y cada poema sea entonces una evocación dolorosa de la que trata de liberarse… o se dedique uno profesionalmente a esto y de ello dependieran sus garbanzos (pero entonces es miedo a otra cosa). Como dije antes, no creo que esto sea la tónica general. Entiendo este debate en base a ese denominador común ante ese supuesto el miedo ante los versos.

Me hubiera gustado leer los motivos personales de los que dicen sentir ese miedo escénico al papel en blanco. Está bien citar a otros poetas, y famosos, e interpretar sus vidas y quehaceres... pero nosotros también somos poetas. Me resultaría francamente interesante conocer esos motivos en poetas más cercanos, de poetas como vosotros, por ejemplo.

Un abrazo.
J. Manuel
Última edición por jose manuel saiz el Dom, 29 May 2016 22:01, editado 5 veces en total.
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Arturo Rodríguez Milliet
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Arturo Rodríguez Milliet »

Excelente, José Manuel!

Me parece que tu planteamiento servirá como bisagra para ampliar el espectro del tema que originalmente ha propuesto Óscar.
Tomaré, como punto de referencia inicial, este comentario tuyo:

"Entiendo este debate en base a ese denominador común del miedo ante los versos"

De ninguna manera pienso que el miedo, en particular, sea el denominador común ante el papel en blanco a la hora de escribir poesía. A lo que sí estoy inclinado a pensar, es que tal denominador común es la emoción, sea cual fuere; y con ésto, empalmo con otro aporte tuyo:

Ante un folio en blanco lo que siento es, sobre todo, expectativa, ilusión… y más adelante agregas: Si el desarrollo del poema no me satisface, quizá me embargue cierta frustración...

En relación a lo que entendí como proposito fundamental de este debate, creo que más que describir la emoción de la que partimos para escribir unos versos en particular, se trata del tono emocional predominante del poeta (o cualquier artista) ante el proceso creativo, es decir, el compromiso con la obra. Y deliberadamente uso la palabra compromiso porque, conceptualmente, implica exigencia, demanda, obligación moral contraida (en el caso del artista), nada más y nada menos, consigo mismo. El más severo de los jueces. Es, en este ámbito, donde creo ubicar las inquietudes que Óscar sugiere para el debate. Y, más allá, me atrevería a decir que el miedo que subyace en todo artista podría radicar, en última instancia, en la posibilidad de no honrar el tácito compromiso que haya establecido con su obra.

Bien sé que debo andar con cautela al entrar en semejantes profundidades, no pretendo fijar una postura firme, tan sólo un punto de referencia que marca más inquietudes que convicciones. Creo haberlo dicho en alguna otra oportunidad en este foro, apartando falsas modestias o discreción social, no me permito calificarme a mi mismo como poeta (no al menos por el momento) por más que reconozca mi natural sensibilidad y discreta habilidad para aproximarme a ciertos resultados poéticos. Esto no es casual y va en línea directa con el tema que estamos tratando.

Amigos, en mi caso muy particular y sin ninguna extrapolación hacia terceros, no puedo considerarme un poeta porque no he establecido ningún compromiso con algo que pueda llamar mi obra. Por consiguiente, pocas veces he sentido miedo antes de escribir.

Por vocación (concurrente, ya que no tiene que ser excluyente con otras), por formación, por disciplina, por hábito y casi que por reflejo espóntaneo soy médico psiquiatra. Ello implica una dinámica de pensamiento y acción muy diferente a la que me permito cuando entro al ámbito de la creación, sea en poesía o teatro. Pero es en ese campo donde hace años establecí un compromiso ético fundamental que ha marcado toda mi vida adulta, es en ese campo donde me permito llamarme profesional, donde sin tapujos ni falsas modestias afirmo ser excelente en mi dominio y ejecución. Pero, debo confesarles amigos mios, cada vez que llega a mis manos la ficha de un nuevo paciente, siento miedo. Por eso soy médico y por esa misma razón quisiera llegar a ser alguna vez poeta.

Disculpen, Rafel y Carmen, por no comenzar esta intervención agradeciendo sus amables comentarios. Un abrazo.
Te presento a mi padre, el que está a su lado es mi hijo.
Si los sumas y divides entre dos, obtendrás su promedio...
ese soy yo. Mucho gusto!
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Óscar Distéfano
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Rosa Marzal escribió:Buenas tardes, estimado amigo:

En primer lugar, agradecerte tu labor en este Foro, por traernos debates tan interesantes como este.

Vuelvo al primer mensaje de este post, en el que expresas tus ideas sobre el miedo de los poetas:

en una rutinaria repetición de formas de expresión, de giros metafóricos comunes a sus propios símbolos, con variantes aburridas, y hasta de temas que, generalmente, giran en derredor de obsesiones existenciales, amores frustrados, o de antihéroes sociales a lo Bukowski . Esto, si no se echan a poetizar en el registro surrealista, donde se sienten inmunes a la crítica, porque creen que nadie puede cuestionar lo que se ha optado por no racionalizar. En este punto, me gustaría desconfiar de eso que se llama: “voz poética”. Creo que un poeta debe tener, antes mejor, “voces poéticas”.

Yo me pregunto ¿no es normal que un poeta hable de lo que le obsesiona? ¿no es lógico que exprese sus temores, sus emociones, sus deseos, sus fracasos a través del texto poético, y lo haga de la mejor forma en que sabe, usando sus propios recursos, su propia voz poética?

Tampoco creo que nadie opte por el surrealismo para ser inmune a la crítica, ni para tapar sus miedos. El surrealismo es mucho más que eso. Es un mundo con latidos propios, una puerta abierta a la expresión profunda del ser. Al menos, así lo veo yo, así lo siento.

Un cordial abrazo, Óscar.

A Rosa Marzal:
Te respondo apresuradamente a ti, apreciada Rosa, porque te has dirigido directamente a mí. Estoy saliendo de una terrible gripe que no me permitía concentrarme. Creo que ahora puedo escribir con cierta lucidez.

Bueno, antes que nada, gracias por decirme que agradeces mis aportes críticos. Quiero aprovechar para decir que todo lo que publico son frutos de mis observaciones, de las experiencias vividas en los intercambios y en los estudios que me sirven para ampliar las ideas que me surgen. En este caso, por ejemplo, no tengo el interés de debatir sobre la naturaleza del miedo ni sus consecuencias psicológicas. Ya he sugerido a los compañeros que no es el concepto "miedo", en su interpretación psicológica, el que debe ser tenido en cuenta, sino uno más abstracto conformado por los sinónimos que he detallado más arriba. Le he llamado "miedo" advirtiendo que carezco de una palabra precisa que pueda traducir el concepto al cual me refiero. De ahí que, algunos compañeros, por ejemplo, no deberían tomar el vocablo "miedo" en su acepción académica doctoral, para utilizarlo en este espacio. Tendrían que tener en cuenta (indefectiblemente) los sinónimos.

Ahora, respondiendo a tus palabras:
Claro que es normal que un poeta se exprese de la forma que sienta. Nadie discute eso. Lo que yo digo es que el miedo lleva a emular el estilo, “la voz” de esas corrientes, para expresarse sin responsabilidad de una búsqueda pura de su propia expresión. Para mí, “el miedo al verso no nacido” no necesita explicación ni ampliación de concepto. Yo lo utilizo para llamar la atención sobre ese momento donde el proceso creativo se convierte en un viaje lleno de misterio, expectativa, emoción/frustración, la búsqueda de Colón en medio de un mar incierto y tenebroso. Jamás he pretendido desmerecer ni a Bukowski ni al surrealismo. Sólo he advertido del peligro de escribir, por culpa del miedo, en esos registros, y caer en repeticiones de esas atmósferas poéticas que llevan al aburrimiento al lector. La utilización de tales herramientas para decir lo que es verdaderamente suyo (venciendo el miedo) es algo plausible. En este caso, cuando existe honestidad de la expresión poética, por supuesto que es muy normal hacerlo. El problema que deseo plantear es cuando el proceso creativo se vuelve rutinario, por miedo a emprender búsquedas de “nuevas rutas expresivas”.

Un abrazo también a ti.


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Ana Muela Sopeña
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Hay momentos de miedo y momentos de valentía en el proceso de creación poética.

El miedo puede aparecer antes de colocar la primera palabra del poema. Es una especie de vértigo. Celia lo explica muy bien. Se va disipando cuando dejamos de pensar en el resultado. Si conseguimos fluir con la escritura paramos la mente analítica y emerge otra realidad.

También el miedo surge cuando estás en la mitad del poema. Lo que has escrito no te disgusta pero no sabes cómo seguir. Entonces no sabes si terminar el poema o hacer un pequeño esfuerzo y seguir escribiendo para que el poema no sea tan corto.
Después puede haber miedo al enfrentarse al cierre del poema. Debemos tomar una decisión. ¿Escogemos un final abierto o cerrado? ¿Con palabras sencillas o con palabras llenas de simbolismo?

Una vez terminado el poema y lo vuelves a leer el miedo puede surgir porque no sabes si el poema interesará a alguien más que a ti. Es decir... si trascenderá lo puramente personal. Si alguien se emocionará o tendrá un goce estético o dejará indiferentes a los lectores.

El último miedo es el que se siente cuando otros leen y analizan tu poema. Hay una mezcla de emoción y de pudor. ¿Será demasiado diáfano nuestro lenguaje o por el contrario nos habremos encriptado tanto que nadie nos entenderá? Sí, tenemos miedo de que el poema sólo nos interese a nosotros y a nadie más.

La valentía atraviesa las mismas fases.

Valentía para empezar a plasmar un sentimiento o un pensamiento. O simplemente valentía para detectar el instante en el que debemos coger una hoja de papel, nuestro cuaderno de notas o el PC para iniciar un poema.

Valentía para no pensar demasiado al llegar a la mitad del poema.

Valentía para cerrar el poema fluyendo con las ideas del momento.

Valentía para dejar que otro u otros lean el poema.

Si hay pretensiones surgen más miedos. Si queremos terminar un poemario y que tenga coherencia. Si nos presentamos a un concurso y queremos ganarlo o que alguien se fije en nuestra escritura o si tenemos que escribir por encargo.

Cuando no hay pretensiones el miedo disminuye o se va...

También puede haber miedo al aceptar un proceso de catarsis interior para expresar las emociones y sentimientos que pueblan nuestro mundo íntimo. A veces no es fácil escribir de lo que nos atormenta.

En mi caso durante 25 años (1981 a 2006) sentí miedo porque las pocas veces que mostraba mis poemas a personas del mundillo literario de Bilbao (mi compañero Eduardo era poeta y estaba metido en ese ambiente) me descuartizaban viva. Las críticas eran despiadadas. Pero no al poema sino a mí. Eduardo me animaba a seguir escribiendo, pero sus amistades y conocidos no. Seguí escribiendo y llegó un momento en el que sólo escribía para mí y cuatro (pareja y amigos) más.

Después, a partir del 2006 empecé a concebir la poesía como algo necesario. Como respirar o comer. En 2007 me metí en un foro de Internet: "Poesía pura" y se me fueron quitando todos los miedos.

Ahora fluyo con la escritura de un modo natural. Igual hay gente que piensa que soy una bruta, pero yo no lo creo. Cuando tengo inspiración escribo. Y cuando no tengo inspiración escribo también para que me pille entrenada el rapto del momento.

Todos los miedos en torno a la Poesía se han diluido al encontrar gente que no me crítica despiadadamente.

Por supuesto hay momentos inspirados y momentos de bloqueo. Esto es así para todo el mundo. Pero no me preocupa. Quizás porque soy (desde hace unos años) muy zen. Me centro más en el proceso que en el resultado. Escribo lo que va viniendo y no lo evalúo hasta que pasan unos días.

En fin... esta es mi experiencia...
Porque supongo que de todo tiene que haber entre los poetas ¿no?
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Rafel Calle
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Naturalmente, estimada amiga Ana, estoy totalmente de acuerdo contigo en tu visión del suceso poético desde el punto de vista de un poeta. Los poetas, a diferencia de los teóricos, sabemos de las vicisitudes de la creación del poema.
Por otra parte, me ha encantado que te abras a confidencias sobre tu tránsito, esto hace tu comentario, además, entrañable.
Abrazos.
Ana Muela Sopeña
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Gracias, Rafel:

Abrazos
Ana
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Concha Vidal
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Concha Vidal »

Buenas tardes compañeros en las letras.

Os he leído a todos con verdadera atención , con unos estoy de acuerdo, con otros menos, pero de todos, sí es cierto que he sacado algo positivo, al menos el deseo de participación y exposición de ideas.
Y en ningún caso he advertido ninguna clase de miedo, cada cual ha expuesto su palabra con toda la libertad del mundo. Y así debe ser.

En cuanto al tema que nos ocupa, debo deciros que jamás, en absoluto he sentido ninguna clase de miedo al escribir un poema y me da por pensar que, o soy de una ignorancia supina (lo que produce una tremenda autoestima ), o que en absoluto soy poeta, cosa , pienso, que se acerca más a la verdad.

Pero escribo, sin miedo y sí, como dice José Manuel, con una alegría tremenda, cuando siento que al fin, las musas me visitan.

Sigo preguntándome por qué miedo y no encuentro respuesta. Jamás me atrevería con un soneto, porque soy y lo sé, incapaz de estar contando hasta catorce, pero no porque tenga miedo.
Tampoco valentía.
Sólo ganas de escribir.

A todos, mis saludos mediterráneos.
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Óscar Distéfano
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Re: Del miedo de los poetas

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Quizás este intercambio no se ha agotado aún. Quiero recalcar que el vocablo “miedo” no debería tomarse en su sentido etimológico sino, indispensablemente, en cuanto a un espectro de sinónimos donde se incluyeran la expectación, la angustia, el temor al fracaso, la ansiedad, la exaltación que produce la aventura, etc.
No se trata del miedo a la página en blanco, no. Se trata de que el poema exprese lo que tenga que expresar, que diga con exactitud lo que el espíritu siente y no otra cosa. Se trata de que la trasmisión de la experiencia poética del autor llegue al lector y logre crear la emoción. Se trata de no perder la esperanza de que el lector sea bañado con la misma luz que ha recibido el poeta para la gestación del poema. Se trata de esa tremenda duda ante la búsqueda. Se trata de encontrar la esencia de la génesis del poema. Entonces, no es un proceso enteramente gozoso como tampoco enteramente doloroso; se trata de un proceso gozoso y doloroso a la vez. Es una lucha con nuestros demonios poéticos y antipoéticos. Es un trabajo psíquico angustioso por hallar las palabras exactas con las que se quiere trasmitir, al mismo tiempo que se trata de continuos gozos por los sucesivos avances que se logra en cada verso, en cada paso del camino.

Saludos cordiales


La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.



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