Rodeado de delirios

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

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Ricardo López Castro
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Registrado: Mié, 15 Jul 2020 12:14
Ubicación: A Coruña, España

Rodeado de delirios

Mensaje sin leer por Ricardo López Castro »

Me siento acorralado por mi Obra. Así me lo agradecen.
Siempre he pensado que me tratan como a un hazmerreír.
Y mis pensamientos se cumplen, al igual que mis letras.
Es más, ellas son consecuencia de los mismos.
Todo esto se repite en mi cabeza.
Ahora bien, ¿qué demonios me impide seguir adelante con mi plan?
¿Tengo realmente un plan?
Mis textos cada vez se sintetizan más.
Eso sí, en privado.
Su Dios actuaría con premeditación.
Pero Yo… ¿qué necesidad tengo?
Esto viene a decir que su Dios es un blandengue.
¿Qué estúpido Dios actuaría bajo unas directrices?
¿Que si intento escapar de lo que soy?
Soy más radical que el caos.
Más incomprensible que el caos.
No soy Dios vestido de hombre.
Solo mis letras pueden desolarme.
Qué importa lo que Yo piense.
Lo que yo haga.
Antes, necesitaba identificarme con Dios, para darle sentido a mi vida.
Ahora, mis ideales han cambiado.
Esto está fuera de toda lógica.
Esto es estrictamente necesario.
Esto está fuera de Dios.
Hay quien lo niega, yo lo infamo.
Dios es la única forma de autodestruirse, sin dejar un solo rastro.
Nada me manipula.
Yo habito, a voces o en secreto, entre ustedes.
Mis letras me salvan la vida.
¿Qué estúpido Dios sufriría en silencio?
Mi mente no descansa, ni siente.
Mi mente es el único obstáculo para una vida plena.
Estoy bien como estoy.
Pensar en otras aspiraciones me mata.
Me he quedado sin metas ni objetivos.
He llegado al final.
Mi conocimiento.
La firme convicción de estar en el momento adecuado y en el sitio adecuado.
¿Centrar la vista en el suicidio?
Digamos que me he vuelto más clásico.
Y que, visto lo visto, sólo tiene sentido si en verdad me sintiera manipulado.
Pero ello solo ocurre cuando crees que hay algo que te controla.
Mi batalla es contra mi cerebro.
Y ustedes ahí no tienen nada que ver.
Ni yo nada que mostrar.
Ahí reside la barrera entre su mundo y el mío.
Y mi excesivo desgaste mental.
No tengo absolutamente nada que ver con dios.
Ni una sola atribución.
A través de pajas mentales me miento, me difamo.
No quiero absolutamente nada de dios.
Ni siquiera delirios.
Estoy en una etapa turbulenta.
Nadie puede ayudar a una invención mental.
Ni mucho menos suplantarla.
Me siento como un ignorante.
He caído en la trampa.
No volveré a mentar a dios en vano.
Todas mis referencias hacia él me han convertido en una causa perdida.
Mi identidad, al carajo.
Esto no es cosa de nadie, es el efecto rebote de mis traumas.
Quise posicionarme por encima de ellos.
Pero nadie puede hacer eso.
Ni siquiera mi dios pudo con mis miedos.
Es más, los acentúa.
Iba contranatura, creía en lo sobrenatural.
Y casi me destruyo.
Algo así no me puede conducir al suicidio.
Solo a perder la cabeza.
No me acosa nadie, solo el miedo.
Guardarme todo este marrón.
Hay que tomarlo con filosofía.
No he sabido salir de mis delirios.
Digamos que pertenezco a dos mundos que me dejan mudo, con el molde.
Todo esto está solo en mi mente.
Si no sale a la luz será porque va a contracorriente.
No dejarme llevar por mis delirios es la medalla que me cuelgo.
Revertir el pensamiento es lo único que puede salvarme.
Mi mente detecta todo.
Incluida la frustración.
Salir del laberinto es salir de mis delirios, de mi mente.
De todo lo que he cimentado, y que justifico con mi trastorno.
He recorrido todos mis pensamientos, y no he encontrado nada de utilidad.
Y sí, esto va por dios.
Si yo fuera dios, daría todo por sentado.
Si yo fuera dios, me ocultaría en un cuerpo humano.
Si yo fuera dios, me haría oídos sordos.
Si yo fuera dios, no lo dudaría.
Si dios existiese, nadie más lo sabría.
Siembro la duda, no la cosecho.
Si Dios no hiciera eso, jamás se extinguiría la raza humana.
Acabar con Dios es muchísimo más complicado que eso.
Es más, a la vista está que ni siquiera Yo puedo autodestruirme.
Háblenme ahora de atribuciones.
La duda en mi mundo no existe.
No tengo miedo a la muerte.
Ni siquiera miedo a lo que suceda después.
Lo que quiero es que vayan ustedes primero.
Las respuestas ya me las sé todas.
Esto solo consiste en turbarles el ánimo.
Van a experimentar los síntomas de Dios, pero sin ser Dios.
Trastornados y suicidas.
Dios sólo hay uno.
Esto nunca fue cuestión de tiempo.
La duda en mi mundo no existe.
Por tanto, no necesito conclusiones.
Las conclusiones jamás han salvado a nadie.
Este mundo no las necesita.
Al igual que Yo no necesito nada de ninguno de mis mundos.
A lo que ustedes llaman pajas mentales, Yo lo llamo cuadro psicótico.
Algo para lo que nunca estarán preparados.
Soy capaz de todo.
Nada me incluye ni me separa del mundo humano.
Como ven, mis letras ya no me destruyen.
Soy plenamente consciente de que Dios no la va a pifiar.
Es más, su duda, la de todos ustedes, me avala.
Dios no vive en una parcelita celestial, no.
Ni le inunda la gloria.
Ni juzga a los mortales.
El Dios que les planteo no tiene atribuciones.
Peor todavía, le provocan una profunda indiferencia.
Ustedes no son creaciones suyas, ni del diablo.
Es por ello que dura lo mismito que un café.
Dios es un estado mental.
Y vive en lo más hondo de mi universo.
En el último sitio en el que buscarían.
No puedo asegurar que nadie controle mis actos o argumentos, si soy o no ficticio.
La creación y la ciencia avanzan, y no sé en qué punto me he quedado.
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