(Noche densa. Gris de vacío. Sudoroso,
terco el deseo. Rendida blancura).
Dos cuerpos que en una lucidez desesperada
trenzan bocas, sexos y efímeros destinos
como si en ello les fuera la vida.
Rescatar a la noche un día, pretenden,
negar el devenir de lo oscuro, afirman.
El tiempo transcurre sólo por ellos.
Su verdad es un abismo de descompuestos labios
coreando el lenguaje simple del instinto.
(Muéstrate, animal, más allá del desnudo,
muéstrate y da paso al lobo que nos habita).
¿Qué buscan los amantes en esta noche
de lutos y derrota? ¿Qué sueño, qué mañana
que no deje paso a una febril rutina?
Y ahora, dime:
¿En qué momento la tierra húmeda
fue vencida por la espada de este helor
de campo de exterminio?
Y ahora, dime: ¿En qué lugar
el invierno dio paso al invierno?
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