“La poesía debe ser un poco seca para que arda bien, y de este modo iluminarnos y calentarnos.”
Octavio Paz
LECTOR
Vuelvo al cuarto de atrás
apagando las velas
el poema se escribe en la oscuridad.
Ahora
es tuya la casa
la rosa del vergel
la gota de sangre.
II
LA MUERTE DEL MITO
Hundiéndose en los túneles
de una visión veloz
un tren descarrila
en el prisma de los pronombres,
en alegría perpetua
sus ríos híbridos
chispean la música,
el lado contuso de la sangre.
En la desolación,
¿Qué símbolo
me devuelve el alma?
III
HACIA EL POEMA
En algún lugar está la felicidad.
En la nada que ignoramos,
cada milésima de segundo forma otro cosmos.
Sumergidos en la dureza de sombras antiguas,
diez veces nos desmienten.
Somos el cuerpo de un sueño,
el vitral fragmento anatómico
que aprisiona a ingenios de luz,
hijos de las estrellas,
cenizas en la niebla de una noche de parto e incertidumbre.
Somos el poema indestructible
que diluvia su catedral de versos hecho añicos
Ea, rayo!
decimos al sentir su descarga
¡Que irreplicable invención aflora!
Nada
- ni siquiera la aridez de mi sombra -
puede detener
la infinitud de tus versos
la inefable convergencia del lector de luces
hacia el poema.
E. R. Aristy