Tus manos eran pies sin huellas en mis labios,
silencio en las palabras,
cuando me contemplaban tus dos verdes,
tu mirada fundida en mis jardines.
Florecían espinas como flores,
rociaba como fuego,
llovía como cuerpos sobre lágrimas.
Nacían como muertos icebergs,
sobre mares de lava,
lágrimas en el fin del mundo.
Ah, mujer, compartamos.
Tengo un amor cosido fuera de mi control -Nudo en mis realidades, cuántas veces compenso mi locura,
con un solo destello de tus… sueños.-.