A un hombre atormentado

[Jerónimo Muñoz]

Un poema muy logrado, fiel a tu estilo “intelectual”, pero siempre infiltrado de figuras retóricas “no gastadas” y envuelto en un suave lirismo. Un placer pasar por tus creaciones.
Abrazos.

Jerónimo

[José Manuel F. Febles]

...

El hombre atormentado vivía empobrecido.
Se buscaba detrás de cada puerta
persiguiéndose en su sombra sin alcanzarse.

A la piedra la llamaba árbol
y al árbol cementerio, a la luz aire, al aire soledad.

Víctima y compañero,
compañero y verdugo.

Transitaba errático sin moverse
rebotando en las paredes de su celda oscurecida.

Es un buen trabajo, meditado y expuesto con toda claridad. Me ha gustado, por ello te felicito sinceramente.

Desde la soledad de mi isla, un cordial abrazo.

José Manuel F. Febles

Moría cada noche entre su rabia,
para resucitar solo entre la rabia.

Llamaba al amor esquela,
al vapor esperma, al esperma maldición.

El hombre atormentado vivía entristecido
dentro de sus bolsillos.
Se buscaba entre las telas que lo vestían
sin encontrarse en las costuras deshilachadas.

Preguntaba a las mujeres y las despreciaba.
Preguntaba a los hombres y los despreciaba.
Preguntaba a su sombra, y no le respondía.

Llamaba a las puertas del infierno y no le abrían.

...

[J. J. Martínez Ferreiro]

Yo lo podría titular “Qualia del hombre atormentado”. Cada uno de los versos expresa, o por lo menos a mí me lo expresa, la sensación de angustia sin posibilidad de solución:

“Se buscaba detrás de cada puerta
…….
Transitaba errático sin moverse
……
Moría cada noche entre su rabia,
para resucitar solo entre la rabia.
…….
vivía entristecido
dentro de sus bolsillos.
Se buscaba entre las telas que lo vestían
sin encontrarse en las costuras deshilachadas.”

y como cierre este impagable verso del infinito tormento

”Llamaba a las puertas del infierno y no le abrían”

Todo un placer de lectura, colega Ignacio.

Abrazos y salud.

[Ara López]

...

El hombre atormentado vivía empobrecido.
Se buscaba detrás de cada puerta
persiguiéndose en su sombra sin alcanzarse.

A la piedra la llamaba árbol
y al árbol cementerio, a la luz aire, al aire soledad.

Víctima y compañero,
compañero y verdugo.

Transitaba errático sin moverse
rebotando en las paredes de su celda oscurecida.

Moría cada noche entre su rabia,
para resucitar solo entre la rabia.

Llamaba al amor esquela,
al vapor esperma, al esperma maldición.

El hombre atormentado vivía entristecido
dentro de sus bolsillos.
Se buscaba entre las telas que lo vestían
sin encontrarse en las costuras deshilachadas.

Preguntaba a las mujeres y las despreciaba.
Preguntaba a los hombres y los despreciaba.
Preguntaba a su sombra, y no le respondía.

Llamaba a las puertas del infierno y no le abrían.

...

Sin duda alguna uno de los mejores poemas que he leído.
Más allá de que entienda algunos de esos tormentos, la manera en que los vas desarrollando es genial.
Es para leerlo, releerlo, dejarlo y retomarlo en un tiempo.

Y el final "Llamaba a las puertas del infierno y no le abrían." Espectacular.

¡Me encantó!

Un gran abrazo.