hoyada por borriquillos
cuando éramos chiquillos,
dejó de ser baladí.
Y perdió todo su encanto,
ya no se ven las carretas
ni las viejas camionetas
ni mujer que luzca el canto.
La calle de nuestras vidas.
casi oscura y despoblada,
Hoy se encuentra iluminada
por farolas presumidas.
El sereno ya no pasa
ni está el farol lastimero
que alumbró mi amor primero,
en la esquina de mi casa
Y en el rinconcito oscuro
donde robaba tu beso,
pusieron un poste obeso
descarado y ya maduro.
¡Cómo me duelen las penas!
Si clavándome un cuchillo
volviera siendo chiquillo,
hoy, me abriría las venas.
Y cómo cambian los Lares
cuando el regreso tardío,
es tan duro y tan impío
que nos hace llorar mares.