A. Satír escribió:Tenía toda la materia negra brotando de los ojos.
La penuria venía acarreando el recuerdo,
el pan añejo,
la miga tierna del hambre.
Bajo la lluvia hay un niño,
al parecer soy yo mismo,
jugando, en el carrusel de la tormenta.
Mis padres habían visto
los harapos de la pobreza,
paridos entre ríos y siembras,
acostumbrados al látigo solar
al ronroneo del rastrillo,
oyendo la oscuridad de los astros
.
No hay luz,
lo animal nace cuando muere la noche,
cuando cae la última hoja de la acacia
se levantan los ojos,
la cacería,
fuego en los dedos y tabaco en la garganta,
buscando matar el hambre,
llevar hasta la mesa la ofrenda de la noche,
el sacrificio del cuchillo,
el zapato roto por el roquerio,
los ojos cansinos a medio brillo como 2 velas.
Traigo ese brillo,
el llanto del río y el recuerdo,
las raíces me cuelgan
hasta el fin de los tiempos,
mis pómulos huelen a eucaliptos,
mi sudor a carbón recién encendido,
los animales salvajes corren por mi cuerpo,
Y la ofrenda, muero y vivo a cada segundo para ti,
mi corazón es tuyo,
Tiene sabor a sombra y a lejanía,
a abrazo de abuelo, a casa de campo,
a muerte y resurrección,
a bosque donde trajeron la madera
para entibiar tus manos,
porque traigo toda la materia negra
brotando de los ojos,
y la tierra oscura nos llama con las voces de los árboles.
Satir, me conmueve la belleza de tus aquilatciones. Es un poema indestructible. Salud y Poesía siempre. ERA