La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
como siempre calidad y buen hacer en tus propuestas, amigo. En este caso en un tono doliente, de mucho sentimiento, diferente, diría, de tu tono habitual, más intelectual y contenido. A destacar como siempre la investigación incansable en imaginería poderosa.
A mi me gusta.
Abrazos.
Graciñas, colega Pablo, por tus generosos comentarios. Sabes que siempre es un honor tenerte por aquí.
J. J. Martínez Ferreiro escribió:
Me duele el ancla atada al cuello de las aves.
Duelen las rejas de la tierra
en el oscuro sueño de las arañas.
Me duelen la sienes humanamente
insondables de los enfermos de Alzheimer.
Me duele la vibrante caligrafía de la tarde
y al fondo el resplandor dorado de aquella duna inmóvil.
Me duele la mudez patética de los tambores rotos,
las lágrimas azules de la mujer azul.
Los paisajes de un ciego son los recuerdos que yo encubro;
las voces enigmáticas que el alma grita
con el oxidado revólver del desaliento.
Me duelen los amigos de la noche
acercándose a mí, flotando borrosos en el humo del tiempo.
Duelen las horas que ya fueron
y el parpadeo de los ojos fríos al pronunciar de nuevo la calle alucinada.
Cuántos rostros he mirado que iluminaron la ciudad!!
Me duele aún la sangre antigua que empuja a flor de piel.
La arena de la playa, así, bajo el cielo plomizo
parece la hoja sucia de una navaja.
Me duelen los ahogados
que ascienden en el mar hirviendo,
y en el umbral de los acantilados
respiran por nosotros mugiendo espuma.
Soberbio y potente poema del que quise destacar las metáforas más altas, pero... ¿de qué prescindir? No, no, allá van mis felicitaciones por cada dolor y cada verso. Un gran abrazo, amigo y maestro.¡Salud! y un sueño fértil de adorables percebes acompañados del chin.chin de un fresco godello...
Luis M. escribió:Un muy hermoso poema simbolista repleto de logradas imágenes. Estos versos me resultaron especialmente logrados:
"las voces enigmáticas que el alma grita
con el oxidado revólver del desaliento.
Cuántos rostros he mirado que iluminaron la ciudad!!
Me duele aún la sangre antigua que empuja a flor de piel.
La arena de la playa, así, bajo el cielo plomizo
parece la hoja sucia de una navaja.
Me duelen los ahogados
que ascienden en el mar hirviendo,
y en el umbral de los acantilados
respiran por nosotros mugiendo espuma."
Mis felicitaciones y abrazos, amigo.
Gracias, colega Luis, por tu paso y generosos comentarios. Es todo un honor que hayas disfrutado de estos versos.
J. J. Martínez Ferreiro escribió:Me duele el ancla atada al cuello de las aves.
Duelen las rejas de la tierra
en el oscuro sueño de las arañas.
Me duelen la sienes humanamente
insondables de los enfermos de Alzheimer.
Me duele la vibrante caligrafía de la tarde
y al fondo el resplandor dorado de aquella duna inmóvil.
Me duele la mudez patética de los tambores rotos,
las lágrimas azules de la mujer azul.
Los paisajes de un ciego son los recuerdos que yo encubro;
las voces enigmáticas que el alma grita
con el oxidado revólver del desaliento.
Me duelen los amigos de la noche
acercándose a mí, flotando borrosos en el humo del tiempo.
Duelen las horas que ya fueron
y el parpadeo de los ojos fríos al pronunciar de nuevo la calle alucinada.
Cuántos rostros he mirado que iluminaron la ciudad!!
Me duele aún la sangre antigua que empuja a flor de piel.
La arena de la playa, así, bajo el cielo plomizo
parece la hoja sucia de una navaja.
Me duelen los ahogados
que ascienden en el mar hirviendo,
y en el umbral de los acantilados
respiran por nosotros mugiendo espuma.
Maestro
Me da gusto volver a tus magníficos
poemas... te felicito
no me duele encontrar esta flor
Ufff... y yo qué quires que te diga.. Me deja sin palabras todo lo que dices, lo único que me queda es zambullirme en la taza y enfangarme en el chocolate
Muchas gracias, amigo Óscar, por el lujo de lo comentarios críticos que haces a estos veros. Sabes que es son todo un honor.
Julio Gonzalez Alonso escribió:
Soberbio y potente poema del que quise destacar las metáforas más altas, pero... ¿de qué prescindir? No, no, allá van mis felicitaciones por cada dolor y cada verso. Un gran abrazo, amigo y maestro.¡Salud! y un sueño fértil de adorables percebes acompañados del chin.chin de un fresco godello...
Gracias, Julio, por la generosidad que derramas sobre estos versos. Son todo un honor que los disfrutases soñando con esos pecados de la carne: percebes y godello. Pero no te preocupes pronto se hará realidad y pecaremos juntos y a pie desnudo.
Gustavo Casado escribió:Tu impecable poema, Martínez Ferreiro, duele. Envidio, sanamente, tu estilo tan definido. Y destaco el remate final de sus cuatro últimos versos.
Me duelen los ahogados
que ascienden en el mar hirviendo,
y en el umbral de los acantilados
respiran por nosotros mugiendo espuma.
Un gran placer leerlo.
Te mando un abrazo.
Gracias, amigo Gustavo, por dejar tan generosos comentarios. Celebro que hayas disfrutado de estos versos.
Impactante querido amigo... su carga emotiva vibra y despliega tan hondamente que emociona...
Un gusto leerte...espero te encuentres bien de salud tú y tu familia...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy
Gustavo Casado escribió:Tu impecable poema, Martínez Ferreiro, duele. Envidio, sanamente, tu estilo tan definido. Y destaco el remate final de sus cuatro últimos versos.
Me duelen los ahogados
que ascienden en el mar hirviendo,
y en el umbral de los acantilados
respiran por nosotros mugiendo espuma.
Un gran placer leerlo.
Te mando un abrazo.
Gracias, amigo Gustavo, por esa gran generosidad de tus comentarios. Es todo un honor que hayas disfrutado de estos versos.
Muy hermoso querido migo. La belleza duele como lo hacen los recuerdos, es un dolo distinto, pero que quizás se poya uno en el otro.
El tiempo perdido, el reloj caminando y la contemplación del mundo a través de la sensible mirada.
Un abrazo, un placer venir