otro ser no previsto
en el puente de la mirada."
Fortuna, Ida Vitale.
Si aquel hueco de noviembre
no hubiese insistido en escuchar
el hilo de tu voz,
no seríamos el once ni los músculos
que ahora somos.
Si aquella ruptura de cristales
no hubiese insistido
en confesar flaquezas,
tu pueblo sería un nido
de cigüeñas perdidas.
Fortuna,
tan amanecida
en los tejados de nuestra casa,
tan amorosa
cuando besa la frente de su hijo
en las noches de Madrid.
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