Editorial Alaire

jose manuel saiz escribió:LOS CABALLOS DE LUXOR


Yo estuve en Luxor (pero ahora
no acierto a recordarlo). Y recorrí
sus patios de columnas milenarias (pero olvidé
los nombres de los patios), y me bañé en su Nilo
glorioso y legendario (el mismo que ahora anega
el sur de mi memoria), compartí en la Medina
los juegos de los niños (pero un simún ardiente
arrasa de mi mente ese recuerdo).

Yo estuve en Luxor (pero apenas puedo
ahora describirlo); y me sedujo
el ojo de la cobra y el misterio
que envuelve al faraón (pero todo son leyendas
de mitos enterrados); bailé al compás del arpa,
la flauta y el tambor (pero un címbalo estridente
retumba en mis oídos); olí el perfume suave
que exhala el tamarindo (pero un hedor profundo
corrompe mis entrañas); degusté el dátil dulce
y el fruto del olivo (pero es la hiel la que rezuma
amarga por mi boca); paseé por sus calles en calesa
al trote de un caballo… y, sin embargo, esto es
lo único que yo guardo en mi memoria.

Yo estuve en Luxor; pero recuerdo solamente
los ojos de un caballo
…, y la medida de su hambre
acotada a un beneficio;
y lo cruel de su relincho
mendigando una caricia;
y el contorno de su lomo
raquítico y ulcerado;
y el cansancio de su grupa
sometida al sacrificio;
y el sonido de una fusta
golpeando carne viva;
y lo indigno de su vida
al servicio del turismo.

Id a Luxor. Recorred sin escrúpulos los vestigios
que encumbran su pasado
… Pero, si tenéis conciencia
no subáis a las calesas;
si os palpita el corazón
no miréis a los caballos;
si pretendéis recordar
la grandeza de las cosas
apartad de la memoria
la miseria de las yeguas.
Yo estuve en Luxor, pero recuerdo solamente
los ojos de un caballo
y el trazo de estos versos
que escribí en su recuerdo.

¿Qué fue de aquel jinete nubio,
ejemplo y paradigma de la historia,
que compartía suerte
y honor con su montura?

El ocaso de un pueblo y su cultura
comienza donde acaba
la humana compasión del hombre.



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