Se me murió la muerte esta mañana,

la tome entre mis brazos impotente

como se abraza al hijo que agoniza,

la llore como un niño inconsolable,

me miro dulcemente,

tome sus manos frías,

me pidió que rezáramos una oración

sencilla como la muerte misma.

La enterré acongojado.

Era mi muerte.

Revestiré mi cara con yeso para que no me reconozcas y apresare mis ojos tristes en su prisión blanquecina, proclamare mi aliento verdugo de mi forma, carcelero acerado de mi fe clandestina. Tendré en mi rostro falso mi testigo ceñido, mi homogéneo, mi cómplice guardando un paraíso de sombras y exca...

Si coincidiesen nuestras manos, nuestros dedos, y fugaz el arrojo incontenible despertara nuestros íntimos deseos, al acecho del roce placentero de tus uñas cabalgando en las falanges de mis dedos, desbocándose en las líneas de la palma de estas manos descarnadas que te ofrezco. sin reproches sin cu...

Si coincidiesen nuestras manos, nuestros dedos y fugaz el arrojo incontenible despertara nuestros íntimos deseos, al acecho del roce placentero de tus uñas cabalgando en las falanges de mis dedos, desbocándose en las líneas de la palma de estas manos descarnadas que te ofrezco. sin reproches sin cum...

Que libe en mi boca tu lengua la miel de mi endeble estructura y que me socave tu papila ardiente diluyendo tu savia dorsal en mi boca. Solo soy un hombre descalzo, de camisa firme y pantalón erguido, ¿Quién quiere calzado cuando un beso fiero te muerde en los labios? y entre pecho y espalda te anid...

Pilar Morte escribió:Creo que es la primera vez que te leo y tu presentación viene de la mano de un poema hermoso. Será un placer compartir poesía contigo. Sé bienvenido
Abrazos
Pilar

Agradecido de tu comentario Pilar, es un placer Leer tu poesía. Saludos

Ahora que yaces transformado, del ímpetu bravío en insondable calma y vuelto a la heredad mezclas la noche con el barro, ebrio de la sustancia de los sueños, harto de ser humano, tornaste al seno de la madre generosa, al óvulo macizo, al acto consumado, pero ya no eres el hijo de la tierra, si no la...

Si acaso me ves pasar a tientas,
clamando redención enardecido,
no llores,
no temas,
ni reces
por mi espíritu perdido.

No es el miedo al infierno el que me espanta,
es el horror que siento de mi mismo.

A la diestra del pan reza el trigo fecundo su oración de espigas, a merced del cielo la noble semilla prodiga en el nombre del padre sus besos de grana dorada y ofrenda ante el hijo del hombre su carne robusta y su sangre de fécula blanca como leche cruda. Herido el costado del grano sufriendo el mo...

Había empezado a clarear, el sol desperezado baño con sus primeros rayos aquel poblado semiderruido, filtrándose por los resquicios de cartón, por las perforaciones de las latas sarrosas que conformaban el techo, asomando atrevidamente su faz luminoso en las rendijas de la madera rendida por donde e...

Te llamare mujer o azul inmensidad en la caracola de la mar profusa, sirena errante desnuda en el túnel de las olas , te llamare en la mágica unidad de la voluble espuma en tu huella efímera sobre la arena en el vasto cenit de tu candor primero te llamare marea o cataclismo, da lo mismo. Te llamare ...

Con el rigor, en el breve espacio de mi espera infinita, evocando mis días funerales de antaño, selecciono esta tarde lluviosa de mayo, para marcar con las horas marchitas en la pagina agreste de mi calendario, los postreros días, el minutero implacable, desabrido, y el badajo de alguna campana inco...