Sólo hay una madrugada
detrás de un hombre solo;
insomnio, ternura,
música de polillas y el olor del viento.

El tiempo retrasa la huída…
nos ensucia
todas las noches,
poliniza los sueños que laten
en el polvo de la luz.

Los pájaros vuelven, siempre,
hace seiscientos millones de años.

El peso de las sombras en el nervio,
calculo la memoria de este instante,
el pálpito de la luz inmóvil.

Recupero el silencio acumulado en la cima,
lo convierto en música para un cielo mudo.

Las manos hablan
de las noches de insomnio,

de la piel de tu espalda,
que teme al frío

y se desnuda con el sol
los días de invierno.

Gracias por tu visita Tristany, un abrazo.

Gracias Javier, un abrazo.

Un placer tu visita Ramón, un abrazo.

Gracias por tu opinión Angel, un abrazo.

Gracias Ana, un abrazo.

Noche clara, profunda como un abismo, bella en silencio,
sombra, más sombra, el mar llega hasta la luna,
el precipicio de la madrugada me rodea,
dejando una pregunta en lo profundo,

a punto de caer en un sueño.

Luz
en la piel trémula que guarda la cadencia de las olas.
Se aloja la conciencia sobre el árbol que niega la ilusión;
nos recogemos en su sombra, esperando...
...tres azules para la noche:
melodía,
silencio
y ensueño.

Gracias por tu reseña Hallie, un abrazo.

Gracias Concha, un abrazo.

Gracias Emerio, un abrazo.

Un placer Alondra, un abrazo.

Gracias Lurdes, un abrazo.