La fuga del viento
llega a los cristales,
y tiemblan,

el reloj funciona normalmente,
tic, tac, tic, tac...
la fruta se pudre en la nevera,

el espejo de la noche
reconoce la luz de la materia.

Una pequeña cicatriz, que nos recordará siempre como follamos aquella noche, en aquella habitacion, lejos del tiempo todavia, acostumbrados a recoger los besos olvidados en las calles estrechas, esos callejones llenos de bares, a altas horas, comulgando con la madrugada, cuando las palabras, ebrias,...

Gracias Eduardo y Rafael por vuestro comentario, un abrazo.

A veces la luz
busca la superficie extraña,
la que vive en el silencio de las piedras,
en la memoria de un instante,
transformándose en objeto-luz,
en símbolo roído de presente,

o iluminando un parque vacío
cubierto de hojas muertas.

Gracias Julio, un saludo cordial.

Gracias Joan, Tristany y MarRevuelta por vuestros comentarios. Un abrazo.

A media luz,
entre la ida y la venida,
se esconde el pájaro
que retiene una palabra,
un hueco de la voz
que tiene el perfil del universo,
una musa que se entretiene en tejer
la luz del ocaso.

Una sierra atravesando un valle
a la luz de la luna,
gotas como aljófares cayendo
en un suave suspiro.

Me pregunto si la noche dilata el tiempo
o embellece las estrellas,
si esta luz le roba el color a las flores.

Veo gemir el horizonte
cuando se pone el sol,

asumo la pereza de la luz,
el peso de la noche,
la rueda del tiempo.

El cielo se tinta
con el aliento del ocaso,
el matiz del fuego
alumbra los edificios,
la calma anuncia su nostalgia.

¿Y tú, con qué sueñas? Como respirar la hidratación del mañana. Gana una paga extra de aliento, descubre la nueva gama de fascinación del olvido, de una máscara provocadora. A veces es fácil elegir, tienes algo entre los labios, una palabra dulce, no es el poder del sabor, son pétalos del pensamiento.

Leve luz
cuando anochece,
el peso de la oscuridad
leyendo la sinfonía de las estrellas,

la luna rota, casi invisible,
asume sus sombras.

La noche
nace en una grieta del asfalto,
crecida en la sombra de los cristales,
asumiendo el oscuro silencio de las estrellas.

Afilado despertar de un sueño moribundo
que derriba los límites del desierto,
con todo el cielo sobre nosotros.

Recogen las sombras
el silencio que reposa
sobre un cielo desnudo,
la luna baila
con la luz de una estrella,
en la soledad silente,
esa soledad que en todos habita,
como estatua en penumbra.

Fugaz sombra de un cuerpo cansado
que reposa en silencio
las noches cálidas de agosto,

ensoñando pájaros de nieve
en la duda de la realidad,

nadando en la subrrealidad de un sueño
que nace
cuando la luna está sobre los tejados.

Sombrero de ceniza
esta mañana,
la fragilidad
está en los charcos,
la mirada del cielo
tapizada en los ojos
de la luz de cada latido.