Muchas gracias, Paula, por venir a leer, qué bueno que te gustó.

Un abrazo.

Martín Desormeaux.-

[A c.i] Tu luz quemó mis naves cargadas de incertidumbre Ismael Serrano Lo complejo siempre ha sido construir puentes sobre el mar, aparecer un día cualquiera para decirte que te quiero, decir que quiero a tu ciudad y lo imperfecto de las heridas que has dejado en mi cuerpo. Porque hace un tiempo qu...

Gracias, rubia, por venir a leerme y dejar toda el ondón que te caracteriza.

Abrazos, che.

Martín Desormeaux.-

Hola, Aubriel, cómo estás. Gracias por tus palabras, es un poema antiguo que decidí sacar del baúl de los recuerdos, me alegra que te gustase.

Un abrazo en espera de la primavera.

Martín Desormeaux.-

Siempre es un orgullo y alegría tener tu palabra acá, Ramón. Muchas gracias.

Un abrazo.

Martín Desormeaux.-

Muchas gracias, Ricardo, por venir a leer.

Un saludo para ti.

Martín Desormeaux.-

Felicitaciones, Hallie. Te mereces esto y todas las celebraciones del world.

Abrazos.

Martín Desormeaux.-

Desde la construcción hasta la temática es un hilvanar constante, cuidadoso, sutil; ocurre que la memoria es un hilito que no se corta. Me gustó, che.

Un abrazo con menos frío.

Martín Desormeaux.-

Hola, che, es divertido andar por el mundo que creas en las palabras; haces escenas que uno bien puede imaginarse, además que le pones un power envidiable. Simpática la parte de la ex-no-sé-qué

Un abrazo, rubia.

Martín Desormeaux.-

Che, Aubriel, gracias por pasarte acá.

Un abrazo desde la casa del lado.

Martín Desormeaux.-

Gracias, Sampedro Lobo, por tu lectura. La angustia es irreversible; lo bueno es que hay un después de.

Saludos.

Martín Desormeaux.-

Hola, Joan. Gracias por leer.

Martín Desormeaux.-

Muchas gracias, Hallie, por leer. Nada, sólo un juego más, pero uno urgente.

Abrazos.

Martín Desormeaux.-

Hola, Paula. Gracias por venir a leer, y sí, el "yo" inevitablemente seguirá construyendo; finalmente no queda de otra.

Un abrazo.

Martín Desormeaux.-

1. Se querían encima de la noche. Ella era los mejores días del invierno y él un libro incompleto sin ningún lector. Todos los relojes restaban sus horas, se detenían números sobre la mesa, lloraban los oficinistas como si toda la semana fuese un lunes trágico. 2. Él la inventó aérea, como esas drog...