A Pamela Olivares Mendez. Asombroso quinqué, dime tú del desenfreno, quién habita misterioso en la oscuridad del fondo. Cuéntame ojo de luna, qué protegen las gracias. Condensando en tu mirada los pecíolos, los ciclos, los gajos; hilos de fuego que encuadran tu perfecto océano de mármol, un dócil b...

Al final no son culpas ni disculpas, sólo ese amor desmedido.
Genial, Just.

Julián, remarcas lo que Luis dice porque sientes el dolor como buen ser humano y eso es admirable. Poetas los dos porque ven más allá de sus ojos.
Felicidades, Julián, me parece muy buen poema.