Muchas gracias por tu visita Javier Bustamante.
Un saludo

Me gusta tu idea del amor. Es hermoso lo que dices, Inés.
Un abrazo.

La madre es ese verso imprescindible para hacer con la pena una belleza, como tú has demostrado.
Un abrazo.

Vuelvo a ti entre vetas de olvido, pero eres solo pétalos que el aire ha dispersado sobre mis pies de almendro, acaso una sonrisa adolescente como una abeja en una gota de ámbar, un lábil arcoiris, una brizna de hierba entre los labios. Cruzas como un zumbido mi vigilia sin atreverte a penetrar mis ...

Una despedida que bien puede representar el diálogo interior de la voz poética.

Creo contigo que las huellas del desamor son profundas.

Me ha gustado leerte.
Un abrazo.

Hola Pablo. Agradezco una vez más tu generoso comentario que me parece muy pertinente, porque ciertamente esta composición adolece de todo lo que mencionas como elementos enriquecedores de un poema. Admito que mi texto sólo es un mensaje claro encuadrado en un mínimo marco métrico. Sé que para mucho...

Gracias, Luís M. Es una composición sin pretensiones de originalidad. En ocasiones, un tema determinado me pide un registro sencillo, basado en la literalidad de las palabras. Te doy la razón en tu observación, otro adjetivo como los que propones podrían darle mayor fuerza expresiva, pero me decanté...

Muy agradecida y contenta de que esté poema haya sido de vuestro agrado.
Feliz fin de semana a todos.

Un placer leerte Felipe.
Finamente elaborados para crear un clima lírico de altura.
Se nota tu maestría.

(Falta una s en despertar).

Abrazos.

¿Has visto cómo el viento se obstina algunas veces con una triste hoja? Pareciera elegirla por gusto de elevarla con un suave vaivén, y dejarla caer, y después olvidarla, quizás no has reparado, ¿a quién puede importarle un suspiro de otoño? ¿Quién tan aleatorio para en eso fijarse? Arrojaré las mu...

Muchas gracias, Pilar.
Mis saludos.

Una preciosidad de poema, estimado.
Celebró el buen gusto de los que lo han escogido y te felicito sinceramente.
Abrazos.

Para apagar el fuego de espigas agitadas subes, todo de nieve, andando de puntillas sobre mi corazón de enredadera. Me silbas en el pecho melodías como cortadas flores y alambradas de pájaros perfumados de ámbar. Para acallar el grito de la tarde, te entregas a ser árbol con alma de sabina milenaria...

Gracias, Luis M.
Sí, es un poema plano, así es muchas veces la rutina del silencio. Pero estoy segura de que es posible sacarle mayor partido en manos de un buen poeta.
Un abrazo.

Entre las horas muertas que me quedan después de trabajar habitan los fantasmas, se visten de tus labios, se dibujan en trazos diluidos de acuarela en todas las aceras, en todos los graffitis de cualquier estación abandonada, en algunas sonrisas de algunos niños pobres. De regreso al lugar donde est...