Juan José Lunar escribió:Compañero, Juan Fionello:
últimamente, se me da la circustancia de que cuando hago un comentario sobre lo que detecto en el análisis de los poemas, me responden, correctamente por supuesto, los autores, con cierta sorpresa que ellos escribieron inconscientes de algunos de esos recursos. A mí, particularmente, eso me da lo mismo; Si salgo de mi casa y me corta el paso una expontánea y colorida rosa en el jardín, no me condicionará su origen para reconocer su presencia, su encanto y su fragancia. En poesía, es la obra lo que me importa (no tanto el autor) y lo que tiene; así que, siguiendo por mi línea, paso a resaltar las excelencias de tu floresta (obviando si son silvestres o cultivadas):
Tiene un no sé qué misterioso, tu poesía, que tarde o temprano descubriré, pero que voy cercando. De ésta, destaco el genialísmo recurso de la paradoja aparente que, apoyada en el adversativo "pero", no contradice, sino avanza en matices sobre los versos netamente melódicos.
Dos planos estróficos, aparentemente dispares en forma y fondo (por tratamiento y contenido), presentan un poema que dilata una argumentación y flasea su carga sinestésica, respectivamente, entre estrofas de sintaxis generosa, e imágenes decisivas en hepta/octos con braquistiquio. Después, desdobla cada uno de estos aspectos en dos etapas que parecen aportar contraste de tiempo (noche/día), de espacio (ciudad/bosque), de clima (tormenta/calma), de estado de inquietud o confort (perros, majadas / ciudad)... Pero tal antagonismo no sólo no es real, sino que tratándose de una evolución en el retrato del perfil, los argumentos que cabían esperarse en cada estadio identificado se reconocen el su lugar opuesto (Sin perros, pero es de noche / sin tormenta, pero es un lobo). En definitiva, su pellejo maldito es el de urbanita.
Si cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia ¡Qué preciosa coincidencia! y si es así como lo planeaste ¡Qué prodigiosa maestría!
Me ha gustado mucho. ¡Felicidades!
Un abrazo,
Juanjo
Bueno, Juanjo, me dejas anonadado después de este profundísimo análisis de mi poema. De hecho me siento abrumado. Te agradezco tu lectura analítica, así como el trabajo que te has tomado para meterte en todos los rincones de este pequeño poema, y por supuesto, la más que generosa valoración que le concedes, porque lo cierto es que para mí éste es un poema modesto, de pocas pretensiones y con bastantes fallos, de los que tú seguro que te das cuenta, porque de esto sabes un rato. Por eso te agradezco todavía con más ahínco el que seas tan amable de hacer una lectura tan benevolente.
Alguna de las cosas que dices, por ejemplo lo de la paradoja aparente, si bien no sabría denominarlo, sé que es un recurso estiístico, y lo utilizo de vez en cuando, más por intuición que por otra cosa, pero de lo que dices, es probablemente lo más consciente.
En cuanto a las cuestiones rítmicas, me encantaría tener mayores conocimientos sobre métrica, acentuación y ritmo, pero lo cierto es que nunca me he metido a fondo en esas materias, así que esa cuestión la afronto de modo básicamente intuitivo.
En cuanto a las contraposiciones semánticas, me alegra que hayas dado con la clave del poema, y es que, efectivamente, su pellejo maldito es el de urbanita (me encanta la expresión que has utilizado).
En fin, que he tenido que buscar alguna de las palabras que has utilizado (je), pero reconozco que mi vanidad se ha visto bastante alterada con tu comentario.
Y por último, te diré que lo que es de una prodigiosa maestría es el conjunto de tus conocimientos poéticos, y tu capacidad de leer y analizar un poema como yo jámás sería capaz de hacer. Es un lujo tenerte en este foro.
Muchas gracias otra vez, y un afectuoso, agradecido y abrumado abrazo.