Editorial Alaire

Para partir en el silencio de los inocentes


Hay un dragón en mi piel profunda de luciérnagas.
Hoy he soñado con Ernesto Sábato y atrapo todo su infierno.
No me interesan las almas diluidas.
¿Qué ilusión despótica me acecha?
Hay unos grises en mi piel,
una suculenta balada de los dioses.
Donde yo habito no existe la pasión
ni un fuego latente riguroso.
Encuentro a Rafael Calle en mi abismo
y sangran mis venas al crepúsculo.
Nunca la palabra sentirá mis huesos
ni el malentendido universal.
¿Qué piel recorre mi laberinto?
Las águilas partidas se caen;
todo el traspaso melódico suena.
Veo a Dios como un suicida
en el piso de alfombras salvajes.
No hay lamentación,
no existe el ayer
ni la madrugada
para partir en el silencio de los inocentes.



Javier Dicenzo

Enorme poema, javier! Me he quedado muda disfrutando su fuerza y sus líneas de clara y armónica belleza.

Felicitaciones y aplausoss.

Hallie

Javier qué bueno!!!!

Abrazos verdes de envidia (sana claro).

javierdicenzo80 escribió:Para partir en el silencio de los inocentes


Hay un dragón en mi piel profunda de luciérnagas.
Hoy he soñado con Ernesto Sábato y me atrapo todo su infierno.
No me interesan las almas diluidas.
¿ Que ilusión despótica me acecha?
Hay unos grises en mi piel
una suculenta balada de los dioses.
Dónde yo habito no existe la pasión
ni un fuego latente riguroso .
Lo encuentro a Rafael Calle en mi abismo
y sangran mis venas al crepúsculo.
Nunca la palabra sentirá mis huesos
ni el malentendido universal.
¿ Que piel recorre mi laberinto?
Las aguilas partidas se caen
todo el traspaso melódico suena.
Veo a Dios como un suicida
en el piso de alfombras salvaje.
No hay lamentación
no existe el ayer
ni la madrugada
para partir en el silencio de los inocentes


Javier Dicenzo

... bueno, dices que hay un dragón en tu piel...; esperemos que ese dragón no vea siempre todo tan espeso como dice el poema, pues hasta los dragones que somos se templan y comienzan a ver como seres humanos ordinarios; el poema, Javi, es original; un saludo; Orión

Madre mía ¡qué alto te sueñas, javier!

Fíjate aquí dónde te has subido:

Las aguilas partidas se caen
todo el traspaso melódico suena.
Veo a Dios como un suicida
en el piso de alfombras salvaje.

felicidades

Grandes versos socio, con tu lirica impecable.

Un gusto, abrazos

Hola Javier.
Original y un tanto críptico el poema amigo mío, alguna imágenes resultan confusas, pero comienzas a expresarte bien en el lenguaje lírico. Un abrazo.
Mario.

Hallie: gracias por tu comentario siempre me esfuerzo.

javier

Israel: Muchas gracias por tu comentario igual no me la creo.
javier

Hola Javier.

Muy bueno este poema. Mucha fuerza vertida en tus versos y leo interesantes referencias y homenajes.
A parte leo un interesante ejercicio de sinceridad y de abrirse en una profunda muestra de los sentimintos.

Me ha encantado.

Mis felicitaciones y un afectuoso abrazo.

Nos vemos en el siguiente poema.

Joan

Antonio voy con la fuerza de mi palabra
javier

GOber. Gracias por tu comentario
javier

Joan gracias por tu comentario
javier

Mario: Gracias por tu comentario.
javier

javierdicenzo80 escribió:Para partir en el silencio de los inocentes


Hay un dragón en mi piel profunda de luciérnagas.
Hoy he soñado con Ernesto Sábato y me atrapo todo su infierno.
No me interesan las almas diluidas.
¿ Que ilusión despótica me acecha?
Hay unos grises en mi piel
una suculenta balada de los dioses.
Dónde yo habito no existe la pasión
ni un fuego latente riguroso .
Lo encuentro a Rafael Calle en mi abismo
y sangran mis venas al crepúsculo.
Nunca la palabra sentirá mis huesos
ni el malentendido universal.
¿ Que piel recorre mi laberinto?
Las aguilas partidas se caen
todo el traspaso melódico suena.
Veo a Dios como un suicida
en el piso de alfombras salvaje.
No hay lamentación
no existe el ayer
ni la madrugada
para partir en el silencio de los inocentes


Javier Dicenzo

..........................................................................................................

Te paso el poema corregido, amigo Javier.
En cuanto tenga tiempo te lo comentaré.
Un cordial abrazo.


Hay un dragón en mi piel profunda de luciérnagas.
Hoy he soñado con Ernesto Sábato y atrapo todo su infierno.
No me interesan las almas diluidas.
¿Qué ilusión despótica me acecha?
Hay unos grises en mi piel,
una suculenta balada de los dioses.
Donde yo habito no existe la pasión
ni un fuego latente riguroso.
Encuentro a Rafael Calle en mi abismo
y sangran mis venas al crepúsculo.
Nunca la palabra sentirá mis huesos
ni el malentendido universal.
¿Qué piel recorre mi laberinto?
Las águilas partidas se caen;
todo el traspaso melódico suena.
Veo a Dios como un suicida
en el piso de alfombras salvajes.
No hay lamentación,
no existe el ayer
ni la madrugada
para partir en el silencio de los inocentes.