Breve fábula de Arjuna y la ninfa en los prados celestiales
Publicado: Jue, 07 Feb 2008 22:45
Breve fábula de Arjuna y la ninfa en los prados celestiales
I-
Sentado en las rocas de oro miraba Vishnú la tormenta,
el sibilino cielo chorreaba lágrimas de ámbar,
rocío de esmeraldas, céfiros de plata;
torciéndose, los alhelíes derramaban acordes
sobre el áspid y los guijarros del estanque.
Néctar melodioso, descendió a él un relámpago,
y entre las notas de la lluvia le habló,
rasgando las cuerdas del laúd del alba:
El coloquio:
Ninfa
- ¡Oh Arjuna! ¿Has de temer mediodía de sombras,
sin abrir tu arco de flechas de fuego?
¿No peleará ya entonces, por tu vida?
Arjuna
- ¿Y quien eres tú? ¿Cómo es que sabes mi nombre?
Ninfa
-Yo soy el ayer y el mañana, mares y ríos,
musa del alba y del ocaso,
dama del invierno y del estío.
Arjuna
- Déjame en paz, hermosa ninfa de cabellos de oro,
aunque sea tu voz orquesta de ángeles
y tus ojos como este claro de luna,
no te entiendo, sirena,
cesa ya tu melodioso coro.
Ninfa
- Ya no podré irme, Pandava,
tendí ayer el lecho de miles de flores
para nosotros, tórtolas, mi poeta,
y los árboles de estrellas yo los vestí,
enhebrando el vestido con el lino de primavera,
la hermosa savia de lo eterno, de lo inextinguible.
Arjuna
- ¡Ah! Resuena esa voz como borrascas de estío,
y esos cabellos de benjuí, resplandecen,
como los faros esos de alta mar,
ojos de nieve… ¡Pero yo no puedo seguirte!
Ninfa
- No puedo diría el ave a quien cortaron las alas,
o el esclavo agonizante en su calabozo,
o en su tumba el muerto, que, ya pálido, descansa.
Arjuna
- Ave fui hasta caer en los pies de un ciprés,
y de tantas cadenas y prisiones,
en la tumba palidecieron mis enlutados ojos.
Ninfa
- Veo en esos ojos el reflejo de los astros,
no están muertos;
no los rayos del sol en vano pasan
sin alumbrar a quien aún ama o sueña,
aunque en sombras maltrecho te halles,
aún puedes, destrabar tus pies de esa tumba…
Arjuna
- ¡Ah, sirena! ¡La esperanza es ruin!
Ninfa
- Utopías no existen, son para los necios;
pero existe el poder mirar por la ventana la luz pura
como después de la lluvia la aurora,
oh poeta, ¡mira estos ojos!
(…Silencio…)
¡Oh Pandava! ¿Es que ya no oyes?
(…lluvia…)
Arjuna
- ¡Si oigo, y veo tus ojos!
Es ínfima lumbre que tus párpados derraman,
como el eclipse de mi espíritu,
¡Oh sirena!
Pero puedo ver, si aún llueve,
tenue reflejo en el mar de tus ojos.
¿Es el alba acaso?
Ninfa
- Son mis ojos lo que ves el estío eterno,
la ofrenda de Vishnú,
el loto hermoso que te ofrezco,
Arjuna
- Beberé ninfa de esos pétalos.
(…cesa la lluvia…)
Aún estoy en sombras noche trémula de invierno,
pero veo sirena en tus labios derramar
el licor celeste de los dioses, atardecer eterno.
Ninfa
- ¡Vamos! El carruaje en el monte nos espera,
ya se oyen los címbalos y oboes de otras ninfas;
las aguaceros hallan allí mejores aguas,
y beberás del cáliz agrio y del dulce loto.
Arjuna
- ¡Adelante! Marcharemos al rastro de aquellas nubes.
II-
Y entonces desaparecieron entre la humareda,
al unísono redoblando los acordes de las nubes
y la orquesta sonó en la alfombra del cielo,
entre los mil ramilletes de lirios, que danzaban.
E.N.R.D
17/09/2007
I-
Sentado en las rocas de oro miraba Vishnú la tormenta,
el sibilino cielo chorreaba lágrimas de ámbar,
rocío de esmeraldas, céfiros de plata;
torciéndose, los alhelíes derramaban acordes
sobre el áspid y los guijarros del estanque.
Néctar melodioso, descendió a él un relámpago,
y entre las notas de la lluvia le habló,
rasgando las cuerdas del laúd del alba:
El coloquio:
Ninfa
- ¡Oh Arjuna! ¿Has de temer mediodía de sombras,
sin abrir tu arco de flechas de fuego?
¿No peleará ya entonces, por tu vida?
Arjuna
- ¿Y quien eres tú? ¿Cómo es que sabes mi nombre?
Ninfa
-Yo soy el ayer y el mañana, mares y ríos,
musa del alba y del ocaso,
dama del invierno y del estío.
Arjuna
- Déjame en paz, hermosa ninfa de cabellos de oro,
aunque sea tu voz orquesta de ángeles
y tus ojos como este claro de luna,
no te entiendo, sirena,
cesa ya tu melodioso coro.
Ninfa
- Ya no podré irme, Pandava,
tendí ayer el lecho de miles de flores
para nosotros, tórtolas, mi poeta,
y los árboles de estrellas yo los vestí,
enhebrando el vestido con el lino de primavera,
la hermosa savia de lo eterno, de lo inextinguible.
Arjuna
- ¡Ah! Resuena esa voz como borrascas de estío,
y esos cabellos de benjuí, resplandecen,
como los faros esos de alta mar,
ojos de nieve… ¡Pero yo no puedo seguirte!
Ninfa
- No puedo diría el ave a quien cortaron las alas,
o el esclavo agonizante en su calabozo,
o en su tumba el muerto, que, ya pálido, descansa.
Arjuna
- Ave fui hasta caer en los pies de un ciprés,
y de tantas cadenas y prisiones,
en la tumba palidecieron mis enlutados ojos.
Ninfa
- Veo en esos ojos el reflejo de los astros,
no están muertos;
no los rayos del sol en vano pasan
sin alumbrar a quien aún ama o sueña,
aunque en sombras maltrecho te halles,
aún puedes, destrabar tus pies de esa tumba…
Arjuna
- ¡Ah, sirena! ¡La esperanza es ruin!
Ninfa
- Utopías no existen, son para los necios;
pero existe el poder mirar por la ventana la luz pura
como después de la lluvia la aurora,
oh poeta, ¡mira estos ojos!
(…Silencio…)
¡Oh Pandava! ¿Es que ya no oyes?
(…lluvia…)
Arjuna
- ¡Si oigo, y veo tus ojos!
Es ínfima lumbre que tus párpados derraman,
como el eclipse de mi espíritu,
¡Oh sirena!
Pero puedo ver, si aún llueve,
tenue reflejo en el mar de tus ojos.
¿Es el alba acaso?
Ninfa
- Son mis ojos lo que ves el estío eterno,
la ofrenda de Vishnú,
el loto hermoso que te ofrezco,
Arjuna
- Beberé ninfa de esos pétalos.
(…cesa la lluvia…)
Aún estoy en sombras noche trémula de invierno,
pero veo sirena en tus labios derramar
el licor celeste de los dioses, atardecer eterno.
Ninfa
- ¡Vamos! El carruaje en el monte nos espera,
ya se oyen los címbalos y oboes de otras ninfas;
las aguaceros hallan allí mejores aguas,
y beberás del cáliz agrio y del dulce loto.
Arjuna
- ¡Adelante! Marcharemos al rastro de aquellas nubes.
II-
Y entonces desaparecieron entre la humareda,
al unísono redoblando los acordes de las nubes
y la orquesta sonó en la alfombra del cielo,
entre los mil ramilletes de lirios, que danzaban.
E.N.R.D
17/09/2007